Adelantos y retrasos
- Escrito por Juan Antonio Palacios Escobar
- Publicado en Opinión
Nos precipitamos con adelantos o nos paralizamos con retrasos. Entre el ir muy rápido y correr el peligro de caernos y quedarnos quietos como si todo lo que ocurre no fuera con nosotros, hay un abismo que marca nuestros caminos y despliega nuestras historias, que en ocasiones convertimos en leyendas.
Hay quienes con sus ideas y sus actos se sitúan por delante de los acontecimientos, y la gente termina calificándolos de locos y visionarios. Curiosamente el único pecado cometido es ser unos adelantados e imaginar como podía ser el futuro, con qué acciones podíamos mejora una realidad que no nos gusta.
Cuando se cumplen dos años del Primer Gobierno de coalición progresista, entre PSOE y UNIDAS PODEMOS presidido por el socialista Pedro Sánchez, un gobierno que en este periodo y a pesar de la mayor situación de emergencia sanitaria en el último siglo ha conseguido importantes objetivos.
Entre adelantos y retrasos nos reencontramos con nosotros mismos y logramos nuestros equilibrios, superando simplicidades y frivolidades y dotando de contenidos lo que pensamos y hacemos. Afrontamos los retos que se nos presentan con otro ánimo.
Nunca en la historia de España hemos tenido a tantas personas trabajando en la actualidad, más de veinte millones de personas, bajando en especial el paro entre los jóvenes cerca de un 40 % y entre las mujeres. Curiosamente, se ha producido lo que nunca, diez meses consecutivos de reducción del paro.
Se ha creado empleo en todos los sectores económicos y de forma importante en los de mayor valor añadido.
Vivimos pasiones que nos hacen avanzar y depresiones que nos empujan a retroceder, horizontes que situamos más allá de nuestros límites, heridas que jamás cicatrizan y otras que se curan con una rapidez extraordinaria, cosas que no valen nada pero son un tesoro que guardamos con mimo y joyas a las que no damos ningún valor.
Datos, números, porcentajes, estadísticas que marcan nuestras existencias en sentido positivo o negativos, que nos abren posibilidades de triunfar o nos garantizan un fracaso seguro. Se generan atmosferas en las que nadie cree a nadie o todo nos parece un maravilloso cuento de hadas.
Tomar una decisión, entre la valentía o la cobardía, puede terminar en adelantos o retrasos de la sociedad a la que le afecta y nos puede llevar a la autosatisfacción o al rechazo, a que nos crean y apoyen o no entusiasmar ni que nos presten la credibilidad.
Entre el ir por delante o por detrás de los acontecimientos, nos emocionamos y nos arriesgamos en hacer algo que no pensábamos hacer. Las opacidades y los escasos controles no nos ayudan a avanzar y fabricarnos imágenes de indolentes nos instalan en los retrasos.
Si observamos con atención, en la actualidad quizás leamos y escribamos más que nunca, sin embargo no son los mejores momentos para las editoriales y los libros en papel, mientras que somos grandes lectores de pequeños textos en internet.
Vamos adelantando y dando pasos para no llegar a las metas que nos hemos propuestos con retrasos, procuramos no desconectarnos, y estar más cerca de las lucideces que de las cegueras, sin dejarnos influenciar por las etiquetas que son unas amenazas para el ejercicio de nuestras libertades.
Cada vez que escuchamos a algunos personajes hablar, es para echarnos a temblar, y nos gustaría hacer paréntesis como si tal cosa no hubiese ocurrido, y aunque sea la viva de mostración que la democracia funciona, no nos hace ningún bien a la Comunidad, y lejos de ser un impulso hacia adelante, es una mirada hacia atrás.
Comprobamos que entre andar hacía adelante o hacía atrás, vamos dándole forma a los ritos mágicos de avanzar y retroceder, de tratar con los genios y los charlatanes, de lo literal y lo inventado, de equivocarnos en nuestras perfecciones, de lo convencional y lo estrafalario, de los días eternos y fugaces.
Nuestro ingenio y gracia, nos hace salirnos del carril y ser creativos, si queremos avanzar e impulsar la iniciativa de los demás. Muchas veces en ese mirar hacia lo desconocido sentimos pánico, descubrimos lo poco que sabemos, acudimos a desfile con los que no tenemos nada en común, nos despedimos de los retrasos y le robamos tiempo a la melancolía.