Los profetas trumpistas del Lawfare
- Escrito por Alberto Vila
- Publicado en Opinión
A lo largo de la historia fue frecuente escuchar a no pocos editores y propietarios de medios de comunicación, afirmar que estaba en sus manos poner o quitar jefes de gobierno. Con la evolución de los diferente contextos históricos y económicos, las relaciones de poder se han ido ajustando. Los grupos mediáticos son cada vez menos independientes de los grupos financieros y económicos. Esto, ha producido un cambio en el ejercicio de la tarea de los profesionales del periodismo. No se aceptan desviaciones de la línea editorial definida por la propiedad del medio. Ello es un requisito del lawfare. Los profetas apocalípticos, otro.
Profeta es una persona que predice o interpreta hechos a través de la inspiración de alguna entidad superior. En nuestro caso, un consejo de administración valdría. La palabra profeta deriva del griego profetes que significa mensajero o portavoz, se refiere a una persona que, para los seguidores, logra entender y dar sentido a fenómenos inexplicables para la mayoría o, lo cual es terrible, dice conseguir ver el futuro. Aunque, en realidad, intentan que se cumpla “la profecía autocumplida”.
El sentido mesiánico que se atribuyen algunos editores o jefes de redacción de medios de comunicación, podría calificarse de patológico en el mejor de los casos. Instrumental a los centros del poder, en el peor. Esto, al menos, sería una descripción ajustada de las campañas orquestadas por la tríada económica, judicial y mediática, que en estos tiempos se magnificó por la acción de Trump y su clan de agentes del caos y odio.
Este estilo, con raíces desde el fondo de la historia, se propagó ampliamente hacia fines del siglo XX. La tesis de “las armas de destrucción masiva”, o que el 11M fuera un atentado de ETA, fueron los casos más claros. Ya en este siglo XXI, el mundo ha sido testigo de los efectos perversos sobre la vida de las personas en democracia. Porque el propósito de este colectivo internacional es precisamente la destrucción de la democracia. Ahora bien, nada les sería de utilidad a estos agentes del caos si no contasen con la contribución contundente de los profetas de las fake news desde los medios de comunicación. Una de las columnas de esta acción destructiva.
A estas personas propagadoras, propagandistas, recursos de los centros del poder, se les ha conferido la categoría de profetas porque los antiguos eran considerados videntes o voceros de los dioses. Las predicciones hechas por los ellos eran llamadas profecías. Las creencias previas se explicaban gracias a ellas. No admitían discrepancias. Ninguna religión las admite. Siempre anuncian los males de las discrepancias. Desde los púlpitos mediáticos también propagan los males del cambio. Incitan a las audiencias. Animan a las movilizaciones destructivas. también.
En España les han fallado o, al menos, no han podido cumplir la totalidad de sus objetivos. Pese a tener una altísima concentración de medios de “una sola visión del mundo”. No lo han conseguido.
En Latinoamérica sí. Desde el caso Lula a Evo Morales. Ahora la vicepresidenta Cristina Kirchner y el presidente electo Castillo, en Argentina y Perú, respectivamente. En esos casos lo han conseguido. Gracias a la otra columna del Lawfare: la Magistratura.
Es decir, con los profetas mediáticos se procura el consenso mayoritario de la opinión publicada, que no opinión pública. Pero con los jueces se toma el poder, de modo antidemocrático. Aún así, Bolsonaro no logró hacerlo en estas elecciones de Brasil. En España, como la sospecha de la corrupción es tan contundente sobre la magistratura, no les ha resultado fácil.
Concluyamos que los profetas trumpistas del lawfare se mueven por dinero, por intereses, no por ideales. Eso los hace peligrosos.
Las elecciones están a la vuelta de la esquina. Recuérdalo cuando votes.
Alberto Vila
Economista y analista político, experto en comunicación institucional.