Cuando la UGT y el PSOE rechazaron en 1927 colaborar en la Asamblea Nacional Consultiva. II
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
Como expresamos en la primera parte, la UGT y el PSOE, de forma paralela cerraron de forma clara cualquier posibilidad de colaborar con la institucionalización política de la Dictadura de Primo de Rivera en la Asamblea Nacional Consultiva. En dicha primera parte abordamos el estudio de la decisión de la UGT, en esta segunda y última lo hacemos con el PSOE. En todo caso, el primer paso fue dado por el sindicato, por lo que conviene matizar sobre la simultaneidad, aunque, en realidad, casi fue así, porque de la misma manera ya había opinado el Comité Nacional del Partido, y la toma de decisión del mismo se tomó al día siguiente de la de la UGT. Lo que sí conviene expresar es que hubo socialistas, como los de Santander, que hubieran preferido que el Congreso del PSOE se hubiera celebrado antes del de la UGT, como tendremos ocasión de comprobar.
Saborit explicó en el Congreso Extraordinario del PSOE y en nombre del Comité Nacional que, aun cuando por unanimidad había acordado el mismo que ningún afiliado al Partido pudiera aceptar puesto en la Asamblea Nacional Consultiva, se había creído conveniente no traer dictamen alguno, dejando, en consecuencia, a los delegados del Congreso completa libertad para deliberar sobre la cuestión.
Ramos Oliveira expresó el mandato de la Agrupación de Santander de hacer constar que hubiera deseado que el Partido se hubiera reunido en Congreso antes que la UGT, consignando que esta cuestión previa no significaba molestia alguna el sindicato, sino simplemente haberlo hecho por la creencia de que se trataba de un asunto en el que el Partido debía ser quien diera las normas a los afiliados.
Saborit respondió a esta objeción manifestando que el Comité conocía la propuesta de los socialistas de Santander, pero expresó que las cosas habían ocurrido como habían ocurrido, y que era propósito del Partido celebrar un Congreso ordinario próximo antes del de la UGT por estimarlo así conveniente. Pero creía que no había habido problema alguno, y que estaba claro que era el Partido el que determinaba la influencia y táctica del Sindicato.
Al final, García Plaza expresó que había visto con satisfacción lo que había ocurrido y acordado en el Congreso de la UGT, y propuso que por unanimidad se suscribiera el fondo y el texto de la resolución tomada por el Sindicato.
Indalecio Prieto manifestó que lo expresado por García Plaza estaba en el fondo de la cuestión que se iba a tratar, pero que existía una cuestión de procedimiento que había que resolver, por lo que debía nombrarse una comisión para que preparase un dictamen, y a la misma debía pasar la propuesta de García Plaza.
Se procedió a una votación para elegir los miembros de la Comisión, siendo elegidos Indalecio Prieto, Ángel Lacort, Francisco Sanchís, Wenceslao Carrillo y Guillermo Torrijos.
Se discutieron algunas cuestiones de procedimiento para aligerar el proceso y se tomó la decisión de que el Congreso suspendiera su sesión para que se reuniera la Ponencia inmediatamente, y que por la tarde se reanudase para discutir el dictamen de la Comisión elegida.
La Comisión nombró a Prieto como su presidente, y se reunió hasta las dos de la tarde. Ante ella acudieron a informar tanto por escrito como de palabra distintos delegados representando a Agrupaciones, Federaciones y Grupos, así como destacados socialistas como Fernando de los Ríos, entre otros. Escuchados todos los miembros de la Comisión firmaron el dictamen por unanimidad.
Reanudado el Congreso, Prieto informó y planteó que la resolución a tomar debía ser unánime. Explicó que todo el mundo podía apreciar la “profunda disciplina, la completa unión, que existe en cuantos sustentamos ideales socialistas”. Interpretamos esta opinión en el sentido de que debía quedar claro que el Partido Socialista no colaboraba de ninguna manera con la Dictadura.
Hubo un debate sobre una cuestión planteada sobre los intelectuales y el Partido. Luego Carrillo, como secretario de la Comisión, leyó el dictamen. En el texto se proponía que ningún afiliado al Partido Socialista pudiera formar parte de la Asamblea Nacional Consultiva. Como nadie intervino, Prieto proclamó que sin discusión y por unanimidad quedaba aprobado el texto del dictamen.
Hemos trabajado con los números 5824 y 5825 de El Socialista, de los días 8 y 9 de octubre de 1927.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.