Jiménez de Asúa sobre España y los derechos humanos en 1965
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
Estando ejerciendo la presidencia en funciones de la República, Luis Jiménez de Asúa impartió una conferencia el día 8 de enero de 1965 en el Teatro “29 de Julio” de México sobre el tema de España y los derechos humanos. En el acto estuvieron distintas personalidades: el presidente del Frente Español de Derechos Humanos, Juan Sapiña, junto con su secretario A. Jerónimo García, y Benjamín Laureano Luna y Miguel Vasconcelos, presidente y secretario del Frente Internacional, así como el embajador de Argentina en México, Silvano Santander, el de México en Haití, Bernardo Reyes, y el representante del Gobierno republicano español en México, Martínez Ferduchi.
El acto había sido organizado por el Frente Español de Derechos Humanos, una organización que luchó por la democratización de España. Esta organización se acababa de crear, dirigida por Sapiña (1905-1974), traductor, catedrático de latín en un Instituto de Tarragona, segundo teniente de alcalde de Teruel, y diputado socialista en 1931 y 1936. En la guerra fue director general de Minas y Combustibles, para exiliarse en Francia y México. Fue miembro de la Diputación Permanente de las Cortes en el exilio.
Jiménez de Asúa realizó un severo análisis de la dictadura franquista, admitida en las Naciones Unidas, pero que se burlaba de todos y cada uno de los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En España no había igualdad de derechos al nacer porque se nacía vencedor o vencido, no había tampoco libertad de conciencia, aludiendo a que Franco habría insinuado a los veinticinco años de tiranía (recordemos que en 1964 el régimen conmemoró lo que consideró veinticinco años de paz) que se podía pensar en conceder “ciertas libertades a los protestantes e israelistas”, derecho a la propiedad privada en un régimen que castigaba las discrepancias con fabulosas multas que parecían verdaderas confiscaciones, libertad de residencia y traslado en el país, cuando había deportado a los que habían salido para la reunión de Múnich, derecho a la libertad y a la vida bajo un régimen que costaba a España millón y medio de muertos, derecho a no ser condenados sin pruebas en un sistema de gobierno en el que se podía cumplir preventivamente una condena que no llegaba a ser pronunciada pues se daba el caso de que después de muchos años se absolvía al presunto reo después de varios años de cárcel.
El destacado jurista recordó que la Declaración Universal de Derechos se había concebido como un convenio vinculante, pero que algunos de los que sostuvieron este criterio, como Foster Dulles, rectificaron después y exigieron que no fuer más que una declaración de principios. Por eso había podido entrar la España de Franco en las Naciones Unidas a pesar de que incumplía y escarnecía todos y cada uno de los artículos de la Declaración.
Pero Jiménez de Asúa no quería trasmitir pesimismo, sino insistir en la necesidad de seguir trabajando, de aprovechar todos los resquicios para luchar contra el franquismo y para evitar que el mundo se olvidase de la tragedia de España.
El acto fue presidido por las banderas de México, la República española, y la de las Naciones Unidas.
Hemos empleado como fuente el número del 4 de febrero de 1965 de Le Socialiste.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.
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