La política como espectáculo y la verdad como víctima
- Escrito por Alberto Vila
- Publicado en Opinión
Resulta patético observar cómo se ocupa una enorme proporción del espacio mediático con contenidos vacíos. Sólo cuenta la exagerada expresión de actuaciones verbales y corporales, generalmente en medio de una trifulca sin el menor sentido, excepto claro, para confundir en favor de intereses personales o de grupo, en lugar de que sean contribuciones al interés general. El efectismo. La extravagancia. La impostura. Todo vale. El comienzo de la campaña electoral dio su primer acto en las Cortes estos días.
Visto lo visto, es lícito preguntarnos qué consecuencias tendrá para la ideología, cuando la acción o la Inacción de los mensajes surgen de la producción de noticias políticas como banales espectáculos.
Cabe preguntarse si ese espectáculo generó interpretaciones útiles. Al tiempo qué efectos tendrá sobre la ciudadanía. Suele suponerse que los ciudadanos Informados sobre los desarrollos políticos pueden proteger y promover más eficazmente sus propios Intereses y el Interés público en su propia conducta cívica. Esa respuesta daría por sentado un mundo de hechos que tienen un significado unívoco y un mundo de personas que reaccionan racionalmente a los hechos que conocen, o creen conocer. En política ninguna de estas premisas es sostenible, conclusión ésta que la historia de España continuamente reafirma y que los observadores de la escena política parecen, repito, parecen, Ignorar.
Una visión tranquilizadora de la condición humana nos haría valorar positivamente las conductas emergentes. Sin embargo, para desgracia de las mentes racionales, las personas tienden a aceptar las más abyectas mentiras, siempre que confirmen sus creencias previas. Luego, por aquello de la disonancia cognitiva, parecen olvidar cuando ejercen el voto.
Si se confía en que la política sea ejercida para el bienestar general, entonces se le seguirán otorgando mayores oportunidades para que la acción política pueda ser, en ese sentido, eficiente. Invito a quienes me lean, a que extraigan conclusiones positivas de los temas tratados, además de los obviados, en el espectáculo ofrecido durante la moción de censura presentada por la ultraderecha. Tarea tan dispar como las interpretaciones emergentes podría llevarnos a la angustia. Todos mintieron. Unos por lo que expresaron. Otros por lo que callaron. La verdad fue, una vez más, víctima de la política.
El espectáculo general constituido por las noticias, sean veraces o falsas, continuamente construyen y reconstruyen, según convengan, los problemas sociales, las crisis, los enemigos y los líderes en conflicto, creando de tal modo una sucesión de realidades y ficciones. Construyendo amenazas o inquietudes que justifiquen decisiones políticas, económicas o militares, adoptadas. Esos problemas reales o ficticios son construidos para proveer los contenidos del periodismo político que da justificación a la acción política.
En tal caso, acéptese que los observadores y lo que observan se construyen recíprocamente. También, que los desarrollos políticos son entidades ambiguas que significan lo que los observadores Interesados construyen. Pura manipulación.
Ello es así, porque los observadores mismos y los periodistas amplificadores, son también construcciones, creadas por lo menos en parte, por sus interpretaciones de los hechos. Además de aportar datos, de variada consistencia, para los acuerdos que afectarán severamente la vida de las personas. También desempeñan un papel central en la obtención de apoyo y oposición a las diversas causas y políticas.
¿Te dejarás manipular?
Alberto Vila
Economista y analista político, experto en comunicación institucional.