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Bertrand Russell (001). El escéptico apasionado (III)


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A Bertrand Russell le gustaba Joseph Conrad. Así describiría Russell su primer encuentro: “Fue una experiencia distinta, a todas cuantas había conocido hasta entonces… tan intensa como una amor vehemente y, al mismo tiempo, global y sin distingos”.

La admiración que Russell sentía por Conrad, estaba llamada a ser profunda y duradera. Prueba de ello es que Russell elegiría en honor a él, el nombre de su hijo Conrad – más tarde historiador, par de Inglaterra y, miembro del Partido Liberal Demócrata -. En su famosa “Autobiografía”, Russell dejará constancia escrita, de que las observaciones de Joseph Conrad, evidenciaban “una cordura más honda que la que yo mismo he sido capaz de mostrar”. Sin embargo, nunca lograría convencersle de que pudiera resultar sensato, aceptar el escepticismo que despertaba en Conrad, las posibilidades del progreso.

La tensión reflexiva, que encontramos en el planteamiento de Russell, es realmente de fondo. A diferencia de muchos de los racionalistas posteriores, no siempre habría de juzgar la ciencia, con veneración acrítica. Dado que su escepticismo arraigaba en la tradición de David Hume, Russell sabía bien, que la ciencia depende de la inducción filosófica – esto es, de la convicción de que, al hallarse el mundo regido, por las relaciones de causa efecto, el futuro habrá de resultar, necesariamente, similar al pasado -. Como él mismo afirma, en el encantador artículo titulado “¿Es supersticiosa la ciencia?”, los grandes escándalos que se han producido en la filosofía de la ciencia, desde la época de Hume, han sido los de causalidad e inducción. Todos nosotros damos crédito a ambas nociones, pero Hume resaltaría que nuestra creencia es una fe ciega, a la que no es posible atribuir el menor fundamento. En sintonía con Hume, Russell consideraba que la fe en la causa-efecto, es una adquisición de la costumbre y un hábito animal, aunque sin ella, carecería de sentido tratar de formular teorías científicas. La indagación científica, depende de una confianza en la causación, que es incapaz de superar, el análisis racional. En resumen, la ciencia se funda en la fe.

Pero un conflicto irresuelto, es mi modesta opinión, asedia el concepto que Russell tenía de la ciencia. En su papel de reformista y partidario del racionalismo, Russell juzgaba que las principales esperanzas del género humano, descansaban en la ciencia. La ciencia era, la encarnación misma de la racionalidad práctica, de modo que la difusión del enfoque científico, no podía, a la postre, si no determinar que la humanidad se volviera más razonable. Sin embargo, en su condición de filósofo escéptico, Russell sabía que la ciencia, era incapaz de hacer que la humanidad fuese más racional, dado que la ciencia misma, es producto de un conjunto de creencias irracionales.

La mayoría de los ensayos escépticos de Russell, fueron escritos en la década de 1920, esto es, en un periodo en el que se estaba dejando atrás una guerra mundial y, aparecían los primeros síntomas de una segunda. Russell estaba seguro de que se recurriría a la ciencia, para desarrollar nuevas armas de destrucción. Desde luego, insistiría en que no se trataba de un hecho inevitable. La humanidad podía optar por no aplicar la ciencia, más que a fines benéficos. No obstante, parece claro, que no creía que la razón, pudiera deslindar los fines buenos de los malos. Su escepticismo moral, se remontaba a la época en que decidió abandonar la fe de George Edward Moore, en las cualidades éticas objetivas y, en varios de los pasajes de sus ensayos escépticos, vendrá a reiterarse convencido, como estudioso de las teorías de Hume, de que la razón es incapaz de determinar, cual es la finalidad de la vida.

En un texto fundamental, titulado “¿Pueden ser racionales los seres humanos?”, Russell sugiere que el psicoanálisis, puede ser un remedio apto, para la resolución de los conflictos humanos.

Me extenderé sobre ello, en el próximo escrito.

Pues eso.

(Continuará)

Nacido en 1942 en Palma. Licenciado en Historia. Aficionado a la Filosofía y a la Física cuántica. Político, socialista y montañero.