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Antonio F. Alaminos

Catedrático de Sociología Matemática.

Pisando huevos

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Durante el franquismo para los demócratas era nítido quién merecía respeto y quién no. Y utilizo el término respeto en la lógica weberiana de legitimación del poder. Los que arriesgaban vida y hacienda por la democracia merecían respeto. Los que enriquecían vida y hacienda gracias a la dictadura no. La linde era meridiana y no se podía cantar “yo soy aquel”, uno de los cuarenta principales en el repertorio de la tribu “yo fui”.

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Cuadrilátero educativo

(Tiempo de lectura: 4 - 7 minutos)

Las leyes educativas han sido posiblemente las más modificadas en el periodo democrático. Gobiernen los progresistas o gobiernen los conservadores, toca tañer la ley. Y no es un hecho trivial. Evidencia todo lo pendiente de la transición en España. Es la tensión continua entre modernización e ilustración contra el conservadurismo reaccionario. En la práctica, las leyes educativas son el cuadrilátero donde se enfrenta las ideologías en España. Ya en el siglo XXI, la cuestión tiene menos que ver con la calidad de la formación y todo con los conflictos irresueltos. En una esquina está el negocio, en otra la religión, la tercera es la patria y cuarta la familia.

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Libertad sin pira, libertad

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Es algo que siempre fue paradójico. En España es oír hablar de libertad y montar con los amigos una pira para quemar enemigos de la libertad. Y eso que en su momento colocaron en el top 40 el guárdate tu miedo y tu pira… Los españoles saben de siglos que pensar en libertad es cosa de pirados y, de aspirar a ello, es mejor pirarse. No es país para el librepensamiento; ya sea por la religión, la tradición, la firme convicción o el destino universal, como vaya por libre le deseo aquel líbrese de todo mal. No es que tengamos nada contra la libertad, es el miedo que se lleva en el ADN cultural.

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Los estados del estado

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Tomemos perspectiva. El estado moderno fue la respuesta a la necesidad de las nuevas élites económicas emergentes de un marco previsible de regulación del negocio, al mismo tiempo que el aparato administrativo y las fórmulas más o menos democráticas facilitaban una vía legítima de acceso, a la participación primero y al control después, del poder (Weber y Marx). En el frente de conflicto ideológico, las libertades y la noción de democracia fueron los valores enarbolados frente a las legitimaciones del poder tradicional. Con el paso del tiempo, la estrategia de la burguesía desbordó lo censitario y, poco a poco, se extendió como un derecho político al resto de la sociedad. Un proceso triunfante que, por un tiempo limitado y en Estados muy concretos, pareció alcanzar la culminación lógica del capitalismo: una sociedad de consumo en la que la mayoría se sienten burgueses porque todos quieren querer lo que creen que pueden tener, mientras cedían el poder a una élite política, en general estrechamente ligada a las élites económicas, a las que dejan hacer mientras el show must go on. Punto final a las ideologías y a la historia (Bell, Fukuyama).

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Whistleblower

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Antes que nada permítanme una pregunta. ¿Qué opinión les merece los chivatos? Muy posiblemente negativa. No se lo haga mirar. Es cultural. Una actitud ante el poder, del que se desconfía y que prohíbe lo que se considera subjetivamente justificable (sea dar cumplimiento a un deseo, perseguir el propio interés, o incluso – raros hay- un beneficio público). Así, el chivato está mal visto en tanto que aliado del poder. En dicho contexto de cultural general, la pregunta que les hice casi llevaba la respuesta de mochila.

Odiorografía española

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Algunos políticos conservadores son, en el más literal sentido de las palabras, un peligro para la convivencia democrática en España. Hagamos analepsis. La erosión del discurso político se remonta a finales de los 80. En el PSOE habían vivido las crisis propias de los fichajes de aluvión que provocó la victoria electoral de 1982. En aquel precipitado socialista se disolvieron elementos nocivos como Roldán o Boyer, cada uno a su nivel, así como otros que, viniendo con pedigrí variopinto (no los nombro, usted lo sabe) cogieron la rosa del rosal y mudaron pluma tan pronto perdieron el nido (unos antes, otros después). A finales de los 80 era de lo más fácil encontrar una conversación sobre qué vinos maridaban mejor con una administración pública heredada de la dictadura; de un ejército, judicatura o policía en la que, pocos años antes, ser demócrata no tenía cabida en el cuerpo. Es más, perseguir demócratas era mérito curricular.

La política prometida

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Pongamos que tras muchos esfuerzos adquirimos un automóvil. Puede incluso que nos fuercen a hacerlo a crédito, y estemos en la obligación de pagar la cuota de inviolabilidad del rey y olvido de los crímenes por cuarenta años cometidos. Es un vehículo utilitario que, siendo sus propietarios, no podemos sin embargo conducirlo personalmente. No hay problema pues son muchos los que se ofrecen a conducirlo por nosotros con el compromiso de llevarnos a donde deseemos ir.