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Muerte a las renovables... y larga vida a la nuclear


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El título de este artículo viene a ser la síntesis del documento sobre política energética, elaborado por la FAES en 2011, documento que orientó las primeras decisiones de Mariano Rajoy según llegó a la Moncloa. De hecho, a principios de 2012, con su primer decreto ley, (supongo que por razones de ineludible urgencia, a pesar de contar con mayoría parlamentaria) liquidó los incentivos a las energías renovables. Con ello se llevó por delante 80.000 puestos de trabajo, sumió en la ruina a miles de familias que habían colocado sus ahorros en un sector en auge, agravió a decenas de fondos de inversión extranjeros -que recurrieron a tribunales internacionales de arbitraje-, y frenó el avance tecnológico de España…; más tarde, Rajoy inventó el denominado “impuesto al sol”, penalizando la extravagancia de ciudadanos que pretendían obtener electricidad de forma relativamente autónoma…

Tampoco parece enterarse el líder del PP del efecto beneficioso del aumento de la producción de electricidad renovable sobre los precios de la energía, algo muy positivo para las familias y para todas las empresas de nuestro país, desde las pymes hasta las industrias electrointensivas

Por supuesto, quedó aparcado el cierre de la central nuclear de Garoña, previsto entonces para el 2013; aunque, como era de esperar, las empresas titulares de la planta, al final, decidieron su cierre en 2017, a la vista de las cuantiosas inversiones que exigía el Consejo de Seguridad Nuclear para garantizar adecuadamente su funcionamiento (entonces yo era consejera de dicho organismo regulador, y sé muy bien de lo que hablo) …

O sea, Rajoy aplicó al dedillo las recomendaciones de la FAES. Y ahora Feijóo vuelve a apuntarse a la fórmula “nuclear si… renovables las justitas”… con argumentos muy similares a los empleados hace once años por su antecesor. Y eso a pesar que desde entonces han pasado muchas cosas, entre otras un avance espectacular de la producción de electricidad renovable en nuestro país, a un coste hoy día muy competitivo, y con tecnologías de almacenamiento que entonces no existían.

De entrada, Feijóo afirma que no se puede prescindir del 21% de la electricidad producido en las centrales nucleares, porque no se dispone de un porcentaje de renovables suficiente para compensar su cierre. Supongo que no se ha tomado la molestia de leerse el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), considerado por la Comisión Europea como el más solvente entre los países miembros de la UE, ni tampoco el detalle del cierre gradual de las centrales nucleares, pactado con las empresas del sector. El calendario de cierre está acoplado al progresivo despliegue de las energías renovables, y no culmina hasta 2035. Ningún riesgo para la seguridad de suministro, por lo tanto.

Quizás Feijóo tampoco conoce el detalle de las importantes inversiones nacionales e internacionales asociadas con las energías renovables y con el hidrógeno verde, con amplio respaldo de fondos europeos, que van a permitir la consolidación de tejido industrial muy innovador, y la creación de 500.000 puestos de trabajo en el horizonte 2030. Tampoco parece enterarse el líder del PP del efecto beneficioso del aumento de la producción de electricidad renovable sobre los precios de la energía, algo muy positivo para las familias y para todas las empresas de nuestro país, desde las pymes hasta las industrias electrointensivas… y, como es obvio, todavía no ha profundizado demasiado en los complejos vericuetos de la formación de precios en el mercado eléctrico mayorista, cuya actual regulación comporta, desde hace muchos años, la obtención de beneficios extraordinarios (“caídos del cielo”) por parte de las titulares de las centrales nucleares, ya totalmente amortizadas, que cobran su producción al precio de los combustibles más caros. Quizás sus declaraciones tienen que ver sobre todo con este último tema: ¿Sabe Feijóo el coste económico de la ulterior prolongación de la vida de centrales ya muy obsoletas? ¿Le han explicado las empresas del sector que para acometer las inversiones necesarias para garantizar la seguridad de las plantas necesitarían mantener abultados beneficios, aparcando la prevista reforma del mercado eléctrico? ¿Y se ha enterado Feijóo de que cada día que sigue funcionando una central nuclear siguen aumentando sus residuos radioactivos obligando a incrementar las inversiones imprescindibles para su adecuado almacenamiento? …

Comprendo que todo lo anterior es pedir mucho a Feijóo, que, después de asumir que no existe la violencia de género si así se lo exige Vox, está a un paso de entregarse al negacionismo climático, abjurando de la vigente legislación: una de las pocas en las que el PP no votó en contra durante esta legislatura.

 

Presidenta del PSOE, partido del que es miembro desde 1993. Vicepresidenta Primera del Senado. Doctora en Economía por la Universidad de Roma, ha sido, entre otros cargos, secretaria de Estado de Medio Ambiente y Vivienda (1993-1996) y ministra de Medio Ambiente (2004-2008), así como embajadora de España ante la OCDE (2008-2011). Desde enero de 2013, y hasta su elección como presidenta del PSOE, ha sido consejera del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Es miembro del Global Sustainability Panel del secretario general de Naciones Unidas (2010-2012), de la Global Ocean Commision y de la Red española de Desarrollo Sostenible. También forma parte del colectivo Economistas frente a la Crisis.