El PSOE en su laberinto LGTB
- Escrito por Beatriz Gimeno
- Publicado en Opinión
(… “El anteproyecto de Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI materializa un compromiso histórico tanto programático como orgánico del PSOE, y su aprobación supondrá el final de un largo camino que hemos recorrido junto con el colectivo LGTBI y muy en particular al lado de las personas trans para quienes el Gobierno de Zapatero elaboró la Ley 3/2007 que removió los obstáculos que les impedían ejercer sus derechos de ciudadanía; (…) Desde el PSOE hacemos nuestras las reivindicaciones de las personas trans con esta futura legislación que aborda la libre manifestación de la propia identidad sexual y apoya la inscripción registral del sexo declarado con plenas garantías jurídicas, para acabar con la exclusión y con las dificultades administrativas actuales, protegiendo especialmente a menores, y despatologizando el proceso, tal y como desde el PSOE siempre hemos defendido” (pág. 362, Resoluciones 40 Congreso del PSOE, octubre 2021) De esto hace poco más de un año.
El papel que ha jugado el PSOE en los avances legislativos relacionados con el feminismo o derechos LGTB es innegable. La mayoría de los grandes avances legislativos se produjeron durante los gobiernos de Zapatero, periodo en el que se aprobaron las grandes leyes que convirtieron a España en un referente mundial en políticas de igualdad. Aunque los movimientos LGTBI y el feminismo no tienen siempre las mismas prioridades políticas (tampoco son un bloque compacto internamente), lo cierto es que ambos, tanto en su faceta social como institucional, comparten los mismos enemigos y, sobre todo, ambos necesitan, para avanzar, una democracia real y un determinado clima social basado en un sentido común progresista. Estoy segura de que las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género, de 2005 y 2007 fueron posibles porque se hablaba mucho de feminismo y porque, desde las instituciones, se hizo mucho feminismo. Y lo hizo el PSOE. El PSOE actual está a punto de dilapidar completamente ese legado y de quebrar una línea ascendente de reconocimiento de derechos que se ha venido manteniendo ininterrumpida desde hace décadas. El problema no es que se tengan matices o que se planteen enmiendas.
El problema es que la posición actual del PSOE ante la ley LGTB y Trans supone un triste retroceso que le ha llevado no sólo a desdecirse de toda la legislación trans aprobada hasta el momento con sus votos y su impulso, sino a desdecirse incluso de la resolución del 40 Congreso aprobada por amplísima mayoría hace un año. Este radical cambio de criterio se debe únicamente a las presiones internas de un grupo minoritario de feministas que ha utilizado, desde el principio y desde el propio partido, formas y contenidos propios de la extrema derecha global. Un sector minoritario del feminismo del PSOE se ha enfangado en una lucha de poder interna y externa (por la representación del feminismo institucional) que ha llevado a su partido a no saber defender medidas salidas del Ministerio de Igualdad muchas de las cuales eran, en realidad, su propio programa. Se ha pretendido, por cuestiones electoralistas y de poder, confrontar siempre con la ministra Montero, pero se ha terminado atacando consensos básicos del feminismo -e incluso de la democracia-, muchos de ellos defendidos públicamente, hasta ayer mismo, por el propio partido socialista. Por motivos estratégicos el PSOE ha permitido que crezca la aculturación feminista y el odio a las políticas de igualdad y a la población LGTBI. No se trata únicamente de aprobar leyes, sino también de defender un clima social de respeto y de orgullo por las libertades o por los derechos civiles. Zapatero aprobó leyes pero, sobre todo, creo un clima, ciertamente luminoso en ese aspecto, que hizo posible para la izquierda sentir un hasta entonces desconocido orgullo de país. Ahora todo ese bagaje se está dilapidando y eso tendrá consecuencias nefastas para toda la izquierda, para las feministas y para todas las personas LGTBI.
El PSOE ha permitido que Carmen Calvo, hablando como vicepresidenta, después como diputada y Presidenta de la Comisión de Igualdad, así como otras militantes socialistas muy conocidas, pregonen bulos que generan odio, así como que expandan públicamente argumentos contrarios a derechos ya reconocidos en la ley de 2007 con la que llevamos conviviendo 15 años con toda normalidad, y contrarios también a varias sentencias del Supremo y del Constitucional que ya están permitiendo que los menores cambien de nombre y sexo. Al no atajar dichas afirmaciones, al no desmarcarse de los bulos ni de las campañas orquestadas por decenas de cuentas falsas creadas en twitter únicamente para apoyar dichos bulos, al no saber defender su propia posición ya tomada y expresada decenas de veces, el PSOE parece estar contemporizando o asumiendo planteamientos y marcos discursivos ligados al trumpismo, reaccionarios, antiderechos y antidemocráticos, así como colaborando a un clima social en el que derechos ya reconocidos legalmente y normalizados socialmente se están poniendo en tela de juicio. Y al hacerlo, contamina a toda la sociedad, pero también a su propio partido en una cuestión en la que, hasta ahora, podía presumir de estar la vanguardia. Una de las pocas vanguardias sociales de las que podía legítimamente presumir.
Desgraciadamente todo esto tiene consecuencias que no se limitan al aumento de la discriminación y la violencia contra las personas LGTBI. En adelante cada vez será más difícil, también para ese feminismo si es que vuelve al poder que creen que les pertenece, hacer políticas feministas. El PSOE, por su parte, va a tener muy difícil defender derechos o políticas LGTBI. ¿Alguien cree que con estos marcos polarizados y de odio va a ser fácil retomar políticas feministas que gocen de cierto consenso? ¿Que la contemporización con la agenda de la extrema derecha, no va a afectar al sentido común, a la sociedad en su conjunto, en lo que hace a las políticas de izquierdas? ¿Qué la división forzada en el seno del feminismo no va a dejar heridas? ¿Qué el silencio ante la extensión de argumentos profundamente reaccionarios no va a dañar las posibilidades de la izquierda en estos temas (y otros)? Y todo esto…¿a cambio de qué? ¿Qué gana el PSOE alienándose a todo el activismo lgtb, mucho del cual es tradicionalmente socialista? ¿Qué gana con separarse de la mayoría del feminismo y de su propio feminismo más joven y más conectado a la realidad social? Vamos a hacer política ficción:
El PSOE no quiere ahora votar a favor de la ley que Carmen Calvo pactó con los colectivos hace unos pocos meses. Ha presentado unas enmiendas para intentar recortarla apoyándose en los votos de un PP situado en la extrema derecha y que no creo que se preste a sacar al PSOE del lío en el que se ha metido. También podría (no lo creo) utilizar diversas artimañas con la idea de dejarla morir. En todo caso, si recorta la ley ésta quedará por debajo de sus propias leyes autonómicas y de las sentencias emitidas por los tribunales; no podrá presumir de nada y su descredito entre la población LGTBI y aliada será enorme y duradero. EL PSOE ya no podrá ir al Orgullo sin que la gente les abuchee; no podrá comandar ningún avance de derechos, no será creíble. Además, tanto si recortan la ley como si pretenden dejarla morir de alguna manera, eso no va a calmar a la fiera interna que han alimentado, porque esa fiera interna está pidiendo retroceder décadas sobre lo ya aprobado, retroceder más allá de los consensos LGTB, feministas e incluso simplemente progresistas. A ese sector no les vale ninguna ley, no les vale que se reconozca ningún derecho a las personas trans, no les vale más que retroceder. Es posible que el PSOE entregue todo a cambio de seguir los próximos años con el frente reaccionario abierto en su interior pidiendo más y más retrocesos. En cualquiera de estos casos ¿qué van a llevar en su programa electoral para las próximas elecciones en lo que hace a estas cuestiones? ¿Van a redactar un programa que está en contra de los avances en materia LGTB legislados por el mismo PSOE ayer mismo? ¿Baños con control genital a la entrada? ¿Prohibir que a los niños y niñas trans se les permita en el colegio llamarse por el nombre elegido? ¿Obligarles a pasar por el psicólogo contra la opinión de las propias familias? ¿Denunciar a los padres y madres que apoyen a sus hijos e hijas trans? ¿Derogar más de 10 leyes impulsadas por su propio partido en los últimos años y la estatal de 2005 ? ¿Prohibir la educación sexual en la escuela “porque fomenta la pederastia”? ¿Defender los lemas del autobús de Hazte Oír? ¿Van a retirar sus documentos de identidad a los miles de personas que han cambiado legalmente de sexo con la ley del 2005? Porque todo esto lo están pidiendo algunas feministas que han arrastrado a todo el partido a defender las mismas posiciones que los gobiernos de Hungría o Polonia. Y más preguntas: ¿qué va a hacer el PSOE cuando el PP y Vox comiencen, muy pronto, en plena campaña electoral, a llevar las leyes LGTB y Trans a los parlamentos autonómicos con intención de derogarlas? ¿Va a alinearse con la extrema derecha? Y si no lo hace…¿cómo va entonces a explicar que se han negado a aprobar la ley estatal? Y mientras todo esto dure su fiera interna seguirá creciendo e instaurando un clima político y social que en nada favorece al propio PSOE; ni al feminismo, ni a nada. La posición en la que el PSOE se ha metido les sitúa en un lugar muy incómodo que les va a impedir, en adelante, arrogarse los avances en derechos de los que fueron protagonistas, y les va a poner a la defensiva y a merced de los partidos a su izquierda, que votación tras votación les situarán del lado del PP y de Vox. Les aconsejaría leer algún libro sobre la guerra cultural que se ha librado en EE.UU sobre los derechos trans que, finalmente, terminó centrada en los baños y los deportes (nuestra ley en eso se acoge a la normativa internacional). Esa guerra contaminó toda la política, generó un pánico moral que dio alas al trumpismo, exacerbó la violencia contra las personas trans y LGB, provocó mucho sufrimiento pero, finalmente, los reaccionarios la están perdiendo vía tribunales. Es difícil que, en democracia, los derechos que se reclaman no sean protegidos por aquellos. Nuestro TC ya ha dicho que: “la identidad de género es una circunstancia que tiene que ver con el libre desarrollo de la personalidad, íntimamente vinculada al respeto de la dignidad humana” (art. 10.1 de la Constitución)”.
Pienso que el PSOE se ha equivocado al no apoyar a un Ministerio que también era suyo y en no defender enérgicamente cuestiones que estaban en su ADN porque, entre otras cosas, no me cabe duda de que la mayoría de la base social del PSOE no coincide con esta deriva reaccionaria; tampoco está ahí la mayoría social progresista como demuestran claramente las encuestas. Los partidos no suelen pensar en el mañana, esa es la verdad. Gana ahora, destruye al adversario ahora y mañana ya veremos. Algunas piensan que si consiguen hoy su objetivo y vuelven a gobernar en solitario mañana podrán callar sobre el asunto, que terminará olvidándose. También podría ocurrir que comenzaran a decir lo contrario sin rubor. Recordemos que algunas de las que ahora están en estas posiciones han votado muchas veces a favor de las mismas leyes que ahora denuestan. Carmen Calvo, aunque lo niegue, redactó y pactó el proyecto que ahora se debate. Desgraciadamente, suele ocurrir que los climas sociales son frágiles y cuando la destrucción es demasiado profunda se tarda mucho en recomponer lo destruido.
Termino con un recuerdo y una reflexión. A Bibiana Aido le hizo la vida imposible la derecha pero, aunque se conozca menos, también tuvo en contra a este mismo sector del feminismo del PSOE, como me comentó una persona muy cercana a la entonces ministra. Al parecer, no les gustó que Zapatero escogiera a una mujer joven no reconocida por ellas, y no le dieron tregua. El día en que Zapatero cesó a Aído como Ministra, se convocó una manifestación frente al Ministerio para protestar por lo que suponía acabar con un Ministerio fundamental para el feminismo pero que la derecha pretende hacer inhabitable. Yo acudí a aquella manifestación. No era mi partido, pero sí era mi ministra. Había gente del movimiento feminista, pero casi ninguna feminista del PSOE. Aquel primer ministerio terminó desastrosamente porque también se desató una cruenta batalla interna, aunque en ese caso no tuvo a las personas trans y LGTBI como rehenes. Ojala que ahora el PSOE sea capaz de entender la importancia de defender todos los derechos conquistados y de no dar pasos atrás en momentos como este.
Beatriz Gimeno
Nació en Madrid y dedica lo más importante de su tiempo al activismo y a la investigación feminista.
Está en Podemos desde el principio y ha ocupado diversos cargos en el partido.
Ha sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fue diputada en la Asamblea de Madrid, después directora del Instituto de las mujeres y otra vez diputada.
Fue la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género.
Le gustan las lenguas muertas y por eso estudió Filología Semítica.