La Guardia Nacional británica en la Segunda Guerra Mundial
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
En la Segunda Guerra Mundial funcionó en el Reino Unido la Guardia Nacional o Home Guard, creada el 14 de mayo de 1940 y en funcionamiento hasta que sus miembros fueron retirados a fines de 1944, aunque la disolución no llegaría hasta un año después.
La Guardia Nacional debía asumir la defensa local, la defensa secundaria en caso de invasión por parte de los alemanes.
La Guardia Nacional estaba formada por voluntarios. Al día siguiente de su formación se presentaron doscientos cincuenta mil voluntarios y se pusieron en marcha las unidades locales. Se calcula que en el verano de 1943 podía haber casi dos millones de integrantes.
Este cuerpo de milicia ciudadana estaba compuesto por aquellos que eran demasiado jóvenes para incorporarse a las fuerzas armadas, es decir, chicos de unos diecisiete años, y aquellos que eran demasiados mayores para enrolarse. El servicio militar británico establecía el mínimo de edad en 18 años y el máximo en 41. Al parecer, se puso un límite teórico en 65 años, aunque no se fue muy estricto en esto.
La Guardia Nacional debía intentar frenar al enemigo para dar tiempo a que las tropas se reagrupasen. Debía defender puntos clave en las comunicaciones y en las fábricas contra la posibilidad de caer en manos de paracaidistas o quintacolumnistas. Además, debían organizar a la población civil, impedir que cundiera el pánico y evitar colapsos en las vías de comunicación en caso de que pudieran llenarse con refugiados, una realidad que se había visto en el éxodo francés hacia el sur en 1940. Los voluntarios vigilaban también las costas y los aeródromos.
Al parecer, uno de los orígenes de la Home Guard pudieran estar en algunas ideas contenidas en un libro que el capitán, historiador y periodista de izquierdas Tom Wintringham publicó sobre reformas del ejército y sobre su experiencia en la Guerra Civil española. Fue el autor del concepto de que la seguridad era posible, que gustó a las autoridades británicas, pero, en cambio no se tuvo en cuenta su idea de que había que entrenar a cien mil hombres de forma inmediata. En el seno del Gobierno y del ejército hubo un debate desde el momento en el que se declaró la guerra en septiembre de 1939 sobre si el ejército alemán podía invadir Gran Bretaña a través de un ataque anfibio. Algunos lo veían con escepticismo, pero Churchill no se encontraba, precisamente, en esta postura, por lo que impulsó la creación de la Guardia Nacional.
En realidad, la eficacia de este cuerpo puede ser considerada dudosa, pero sí cumplió una misión de gran calibre, especialmente en los primeros años de la guerra, la de contribuir al fortalecimiento de la moral británica, especialmente en plena Batalla de Inglaterra, cuando el país fue atacado por el aire. La presencia de los voluntarios fortaleció la fe en la victoria.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.
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