El affaire Dreyfus
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
En la Tercera República Francesa estalló uno de los mayores escándalos que se han dado en la Historia Contemporánea de Francia y, quizás, de Europa, y que demuestra el alto grado de antisemitismo en la sociedad occidental. Se trata del affaire Dreyfus. Para conocerlo tenemos que viajar a los años finales del siglo XIX.
En septiembre de 1894 se descubrió que se habían vendido secretos militares franceses a la embajada alemana. Se inculpó a un oficial del ejército francés y que era judío, Dreyfus. Fue juzgado y desterrado a la Isla del Diablo en la Guayana Francesa. Pero dos años después un alto funcionario de Estadística, llamado Picquart, descubrió un documento con la misma letra de los anteriores papeles, y que demostraban que el verdadero culpable era otro oficial llamado Esterhazy. En vista del descubrimiento se solicitó la revisión del proceso judicial al que se sometió a Dreyfus, pero el Estado Mayor consideró que eso podía empañar el honor del tribunal militar y de todo el Ejército, presentando nuevas pruebas incriminatorias para mantener su condena. Las pruebas presentadas eran falsas. Además, hasta se encarceló a Picquart.
Y en ese momento el novelita Émile Zole publicó en el diario L'Aurore su famosísimo artículo, "Yo acuso" donde se descubríoa todo el asunto a través de la fórmula de acusar en cada párrafo a los protagonistas en todo el proceso. El escándalo es mayúsculo, y se decide abrir un nuevo proceso. En dicho juicio se aminora la condena a Dreyfus, pero éste es inocente, y tiene que abrirse un tercero donde, por fin, es absuelto.
Francia vivió en un debate intenso todo esta affaire. El país estaba dividido, entre la derecha con un discurso político que destilaba antisemitismo y un acusado nacionalismo y que es contrario a Dreyfus, y una izquierda que defiende al oficial y acusa a las autoridades de corrupción. Las consecuencias electorales son claras: la izquierda gana las elecciones. Otro efecto de este asunto fue el resurgimiento de un fuerte anticlericalismo, ya que la Iglesia no tuvo una postura clara contra los procesos injustos que sufrió Dreyfus.
Incluimos parte del famoso artículo de Zola:
"Yo Acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante -quiero suponer inconsciente- del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones descabelladas y culpables. Yo Acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice, al menos por debilidad, de una de las mayores iniquidades del siglo.
Yo Acuso al general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de Dreyfus, y no haberlas utilizado, haciéndose por lo tanto culpable del crimen de lesa humanidad y de lesa justicia con un fin político y para salvar al Estado Mayor comprometido.
Yo Acuso al general Boisdeffre y al general Gonse por haberse hecho cómplices del mismo crimen, el uno por fanatismo clerical, el otro por espíritu de cuerpo, que hace de las oficinas de Guerra un arca santa, inatacable.
Yo Acuso al general Pellieux y al comandante Ravary por haber hecho una información infame, una información parcialmente monstruosa, en la cual el segundo ha labrado el imperecedero monumento de su torpe audacia.
Yo Acuso a los tres peritos calígrafos, los señores Belhomme, Varinard y Couard por sus informes engañadores y fraudulentos, a menos que un examen facultativo los declare víctimas de ceguera de los ojos y del juicio.
Yo Acuso a las oficinas de Guerra por haber hecho en la prensa, particularmente en L'Éclair y en L'Echo de París. una campaña abominable para cubrir su falta, extraviando a la opinión pública.
Y por último: Yo Acuso al primer Consejo de Guerra, por haber condenado a un acusado fundándose en un documento secreto, y al segundo Consejo de Guerra, por haber cubierto esta ilegalidad, cometiendo el crimen jurídico de absolver conscientemente a un culpable. No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí los artículos 30 y 31 de la Ley de Prensa del 29 de julio de 1881, que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales. En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia. Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.
Así lo espero."
Para los interesados, la editorial Tusquets publicó en castellano en 1969 la obra de Émile Zola, Yo acuso. La verdad en marcha, donde el escritor recoge todos los escritos sobre el caso Dreyfus. La propia editorial ha reeditado el librito, incluyendo un facsímil del diario L'Aurore, en la colección Fábula. Nosotros hemos empleado la edición del año 1998.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.