La entrada de Estados Unidos en la Gran Guerra
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
A finales de enero de 1917 los alemanes volvieron a intensificar la guerra submarina a pesar de que ni el káiser ni el canciller Bethmann-Holweg eran muy partidarios de la misma. Eso sí, fue un éxito porque las toneladas hundidas hasta abril superaron todas las expectativas, como ya hemos señalado en un capítulo anterior. Esto obligó a que los británicos y norteamericanos desarrollaran técnicas para detectar a los submarinos y combatirnos: el sónar, las cargas de profundidad, el reconocimiento aéreo, que los buques se artillaran y la adopción de un sistema de navegación en el que los barcos iban escoltados por navíos de guerra, y que terminó siendo la más eficaz.
Pues bien, el 19 de marzo de 1917, un submarino alemán torpedeó al mercante norteamericano Vigilantia. Este hecho fue empleado por los políticos y financieros partidarios de entrar en la Guerra para presionar al Senado, al Congreso y al propio presidente Wilson. Al final, las dos cámaras legislativas aprobaron declarar la guerra a Alemania el 2 de abril de 1917. La guerra submarina suponía una clara amenaza para las empresas norteamericanas que tenían importantes contratos de exportación con franceses y británicos. La Banca Morgan, por su parte, había contribuido a esta intensa relación comercial entre unos y otros, concediendo créditos casi ilimitados a Francia y el Reino Unido para facilitar los pagos.
Por otro lado, también hay que aludir a otro hecho que inclinó a los Estados Unidos a intervenir en la Gran Guerra. Estamos hablando del famoso “Telegrama Zimmermann” de enero de 1917. En dicho telegrama Alemania prometía ayudar a México a recuperar los territorios perdidos en 1848, a cambio de entrar en la contienda. Supuestamente, fue enviado por el ministro de Exteriores Arthur Zimmermann al embajador alemán en la capital norteamericana con el fin de que lo reenviara al embajador en México. Fue interceptado por los servicios secretos británicos, entregado al Gobierno federal, y se publicó en la prensa, creándose un clima propicio al cambio de postura aislacionista norteamericana. Existen dudas sobre la autenticidad del documento, y algunos historiadores creen que fue una maniobra de Londres.
El Ejército norteamericano era pequeño si se le compara con cualquiera de los que en ese momento luchaban en la Gran Guerra. Hubo que aprobar una ley de reclutamiento en 1917, que proporcionó en un breve plazo casi tres millones de reclutas. También se aprobó la conocida como Ley Jones para que los puertorriqueños pudieran ser reclutados.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.