Andorra en el siglo XIX
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
Sin lugar a dudas, el público español sabe muy poco de la Historia de Andorra. Este artículo es una modesta contribución a la misma, partiendo del siglo XIX.
Como es sabido, Andorra es un Estado gobernado por una dualidad, algo muy poco frecuente en la actualidad, es decir, el jefe del Estado francés y el Obispado de Urgel, siendo copríncipes.
El estallido de la Revolución francesa tuvo sus repercusiones en Andorra. Una vez abolida la Monarquía en Francia, la República abolió los derechos feudales y el tributo (la “quistia”) que Andorra aportaba. Pero Napoleón, a petición de los propios andorranos, restableció el poder francés en 1806, volviéndose al equilibro del pasado.
A comienzos de la década de los años cuarenta del siglo XIX, Andorra vivió un momento en el que se pudo comprobar que no vivía ajena a los cambios políticos que se estaban produciendo en Francia y España. Se formaron dos partidos. Por un lado, habría uno de tendencia francófila, reformista y liberal que pretendía convertir el Consejo en el órgano de gobierno soberano de Andorra, y por otro existiría un partido tradicionalista vinculado al Obispado, y no estando muy alejado de las ideas carlistas.
En el año 1866 se produjo un cambio político importante de signo liberal en Andorra, impulsado por Guillem d’Areny-Plandolit, un noble, político e industrial andorrano, que encabezó la denominada Nueva Reforma.
Este cambio fue impuesto al obispo carlista Caixal i Estradé, y supuso un conjunto de medidas liberalizadoras: derecho de voto para los cabezas de familia, incompatibilidad entre el cargo de consejero general y el de Cònsol o Consejero del Común, con duración de cuatro años para los cargos para que se renovasen periódicamente, limitación del número de consejeros del Común de cada parroquia, y creación del cargo de Comisionado del Pueblo para la fiscalización y control de la Administración y las cuentas públicas. En 1868, Napoleón III, es decir, el copríncipe francés, corroboró esta reforma.
Pero, sin lugar a dudas, el clima político andorrano no era fácil entre ambos partidos, además de por las divergencias entre los copríncipes. En todo caso, en tiempos del obispo de Urgel, Benlloch i Vivó, se inició una época de desarrollo económico con construcción de carreteras, y por la elaboración del catastro de fincas rústicas para poner en marcha una fiscalidad más justa. El obispo consiguió del Gobierno español en 1908 la rebaja de los derechos arancelarios.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.