El cantar de los cantares del rey Salomón
- Escrito por Mercedes Peces Ayuso
- Publicado en Cultura
«Cuando el rey descansa en su lecho,
mi nardo exhala su perfume»
El cantar de los cantares, atribuido a Salomón, s. X a. C.
También conocido por El cantar de Salomón, es muy probable que fuera escrito siglos después, y no por este rey, pero no importa. Forma parte de los escritos en hebreo del Antiguo Testamento, que no todo iba a ser historias de venganzas, diluvios, incestos y sacrificios. Es un libro muy curioso por su temática tan singular, porque no tiene carácter religioso, ni de enseñanza y mucho menos resulta canónicamente ejemplar. Pero es superlativo, como su propio nombre indica. Cantar de cantares por excelencia. Vamos a ello:
El rey Salomón, hijo de David (el del lío con Betsabé), todo lo hacía a lo grande, era sabio entre los sabios, rico entre los ricos y reinaba sobre múltiples pueblos y súbditos. Erigió su famoso templo, que atraería a los mejores canteros y arquitectos, para guardar el Arca de la Alianza. También tuvo un anillo mágico que le permitió dominar el mundo sensible e insensible, según la tradición medieval, que incluso le convirtió en alquimista con éxito, hablador de animales y hacedor de milagros. Y también creó un sello, inspirado en sus cantares, el hexagrama que hoy conocemos como la Estrella de David, símbolo de la sabiduría divina y del pacto de amor entre dios y la humanidad, el que luego Salomón extendería dadivosamente a sus mujeres.
El tema es el amor de dos amantes, un pastor joven y una sulamita del mismo nombre, que se ven continuamente separados y reunidos para ser de nuevo alejados, lo cual, por cierto, enardece su pasión. Como obra poética que es, se nutre de las metáforas para describir la sensualidad y lo hace de forma tan sutil, que incluso un sieso como Bernardo de Claraval las tomaría como inspiración para sus cantigas de amor a Dios. Hay que tener en cuenta que esta es la interpretación más aceptada por católicos y judíos, es decir, que El cantar de los cantares son las bodas místicas del pueblo con Dios. Pero también está la tendencia que le atribuye un sentido más literal, de unión carnal entre un hombre y una mujer, e incluso una tercera vía, que fusiona ambas: por el amor consagrado a Dios de sus criaturas se llega al maridaje perfecto con la divinidad.
Para otros, fue el harén del rey Salomón, copiosamente poblado, la inspiración de fondo de sus cantares. Según el Libro de los reyes tuvo 700 reinas y 300 concubinas, añadiendo que fueron estas «las que le desviaron el corazón», que digo yo que ya debía tenerlo algo torcido para acaparar tanta mujer para él solo.
La obra es muy poética, sensual, rica en recursos literarios, polisémica, a veces sexualmente gráfica. Todo un canto a la unión inseparable de dos personas y a la monogamia que el propio rey no practicaba, por mucha reina de Saba que derramara perfume de nardos.
Monogamia y harenes, himno al amor y las parejas, ejemplo de bodas místicas.
Y yo que no sé qué hacer con tantos divorcios.
Mercedes Peces Ayuso
Licenciada en Filología Hispánica (1984-89) y en Filología Alemana (2001-04) por la universidad de Salamanca, con diplomaturas en italiano y portugués. Vivió 10 años en Alemania, donde dio clases en la VHS (universidad popular) de Gütersloh, Renania del Norte-Westfalia, desde 1993 a 2000.
Posteriormente, ya en España, decide dedicarse a la traducción y corrección de libros y textos de diversa índole, labor que sigue ocupando a día de hoy.
Es miembro de la AEPE (Asociación Europea de Profesores de Español), de ASETRAD (Asociación Española de Traductores e Intérpretes) y otras entidades relacionadas con la traducción.
Asimismo, colabora como traductora honoraria para diversas ONG.
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