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El derecho a la queja…


(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

En este país, padecemos, a gusto, del síndrome de la escalera: “como suba, se entera”; “como lo pille, se lo digo”, “si vuelvo, me oye” y así una amplia muestra de quejíos y lamentos, más de boquilla que de acción; se cumple lo de perro ladrador…

No tengo tan claro que ahora no demos mordiscos como el can del refranero.

Miedo me dan las amenazas, las advertencias en tono conminatorio y voz atiplada, el grito herido contra los atascos, el precio abusivo de una prenda, la cola de espera para “descambiar” un regalo, la falta de espacio en el aparcamiento…(nimiedades al fin y al cabo, pero que nos crispan).

Metidos en la vorágine del año incipiente, y aún con los buenos deseos y magnas intenciones en el cerebelo, nos puede el apremio, el desasosiego y la impaciencia. “Prendemos” la televisión y no nos sorprende el lamento de propios y extraños, forman parte de nuestro paisaje y paisanaje. Comienza una semana que nos encara hacia el tercer y último tramo festivo, más ingenuo, en apariencia, más dedicada a la infancia.

Hay tiempo, pues, para calentar motores, preparar los tímpanos y aguzar el oído, porque a la menor, la acusación en ciernes de nuestros políticos acude: unos frente a otros, ni buenos sentimientos ni demás martingalas; todos a la arena cual gladiador en películas de culto.

Creo que no hay recogido en el código penal nada acerca de la queja que nos brota desde nuestra más íntima esencia, sobre todo, porque nos creemos en el derecho de reivindicarla, de enfrentarla contra el otro para obtener reconocimiento, razón y protagonismo.

Por algo existe algo así como un servicio creado a tal efecto en muchos ámbitos, envuelto bajo el etiquetado de “atención al cliente” o defensor del universitario, del pueblo, de la audiencia y demás colectivos. La queja presente y la defensa también.

Conviene, pues, protegerse, armar un buen pertrecho para tomar resuello y largar la protesta, luego ya se verá…en términos de tiempo, no veo yo muy provechoso todo el solivianto proveniente del mundo de los politicastros…ellos campan a sus anchas más allá de los zambombazos que reciben de sus votantes; a veces me planteo que sería mejor obviarlos y pasar de sus “movidas” y evitar exabruptos…pero luego pienso que va en su salario, en sus poltronas y que por lo menos, “se lo oigan y se enteren” aunque el caso sea omiso: el derecho a la pataleta, no nos lo quitan.

Soy consciente de que ir con el reconcomio siempre cansa y agota fuerzas tan necesarias en el día a día, y además aburre al personal que las aguanta con dificultad y parsimonia en espera de que cesen para dedicar su tiempo y su atención a otra cosa.

Vamos, que eso de las lamentaciones es algo muy propio de los sureños, mediterráneos convencidos de que nos asiste la razón y que los demás han de conocer nuestra reivindicación.

He comprobado que el plañido disgusta y poco resuelve: mucho mejor el guiño del ojo que no tapa la mascarilla, el signo de ok con los dedos, el saludo efusivo con la mano, el desfrunce del ceño y la sonrisa cubierta por la ffp2; respirar y contar hasta 10…el derecho de la queja de todos no es obligatorio sino opcional.

Reivindicar la queja nos hace creer, falsa ilusión, que estamos vivos…

Doctora en Ciencias de la Educación, Licenciada en Filología Hispánica y Diplomada en Filología francesa. Actualmente Profesora de Lengua Española en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) donde ha desarrollado distintas responsabilidades de gestión.

Ha impartido cursos de doctorado y Máster en Didáctica de Segundas Lenguas en la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y en universidades extranjeras, entre otras: Wharton College, en la School of Law de Seattle University, Université de Strasbourg, y desde 2002, es profesora invitada en la Copenhagen Bussiness School de Dinamarca, en el Tecnológico de Monterrey (México), en la UNAM de DF (México) y en la Universidad de Ginebra (Suiza). Forma parte del claustro de la Universidad de Maroua en Camerún.

Destacan entre sus publicaciones, Con eñe, Lengua y Cultura españolas; Cuadernos didácticos para el guión de cine (C.D.G.); En el aula de Lengua y Cultura; Idea y redacción: Taller de escritura, y ediciones críticas de diferentes obras literarias enfocadas a la enseñanza: La tesis de Nancy, El conde Lucanor, Romancero, Fuenteovejuna…

Asiste como ponente invitada a congresos internacionales, entre los que destaca el último celebrado en La Habana sobre Lingüística y Literatura. Ha participado en la Comisión para la Modernización del lenguaje jurídico del Ministerio de Justicia y en diferentes Jornadas de Innovación docente. Dicta conferencias y publica artículos sobre la interconexión lingüística en traducción.

Su investigación se centra en la metodología de la enseñanza del español (lenguaje para fines específicos) y análisis del discurso.

Actualmente coordina el proyecto de investigación Violencia y Magia en el cuento infantil y forma parte del programa Aglaya sobre la investigación en mitocrítica cultural.

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