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Carlos Esplá y el Informe Beveridge (III) “la financiación”


(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Como señalamos en la anterior entrega de la serie sobre el Informe Beveridge, explicado por Carlos Esplá, estudiamos la financiación del Plan.

Beveridge defendía el principio de la cooperación financiera del individuo y del Estado. Fijaba una cuota única para los primeros y una aportación global para el segundo. Cada británico contribuiría como asegurado con una prima igual para todos, independientemente de su mayor o menor riesgo, y por otro como contribuyente del Estado con una parte proporcional de los impuestos que abonase, que si se relacionaban con las posibilidades económicas de cada ciudadano. Los patronos, por su parte, además, debían pagar una cuota patronal según el número de obreros que tuvieran empleados. Pero lo que se dejaba bien claro es que nadie pagaría más o menos en virtud de tener más o menos ingresos o de necesitar mayores o menores beneficios del seguro. Así pues, Beveridge establecía la unificación de la cuota y la mancomunidad del riesgo como principios.

Esta igualdad absoluta ante el seguro podía contener, en opinión de Esplá, una tremenda desigualdad porque todos los ciudadanos pagarían la misma cuota independientemente de sus ingresos. Pero esa aparente desigualdad, afirmaba a continuación, era el secreto de la revolución social de Beveridge, porque el no cuestionaba que hubiera diferencias sociales, pero sí afirmaba categóricamente que todo el mundo tenía derecho al ya mencionado “mínimun” de ingresos.

Las cuotas del seguro se pagarían mediante sellos adheridos semanalmente a un solo documento del Seguro o póliza única, donde también los patronos debían poner el sello correspondiente por sus obreros asegurados.

Un obrero o empleado pagaría, comprendiendo la cuota de su esposa, ama de casa, 4 chelines y 3 peniques a la semana, su patrono, 3 chelines y 3 peniques. La cuota sería en total: 7 chelines y 6 peniques. Si era mujer asalariada pagaría 3 chelines y 6 peniques, y su patrono 2 chelines con 6 peniques, con un total, por lo tanto, de 6 chelines. Un hombre que trabajase por cuenta propia pagaría 4 chelines y 3 peniques semanas, y si era mujer, 3 chelines y 9 peniques. En estos casos, lógicamente, no había cuota patronal. Otras personas en edad de trabajar sin ocupación retribuida pagarían 3 chelines y 9 peniques. En los casos de personas entre 16 y 21 años, se establecía una tarifa proporcionalmente menor. Estas tarifas representaban cantidades inferiores al promedio de lo que cada familia británica desembolsaba por seguros obligatorios y voluntarios.

Para la administración de la Seguridad Social se hacía necesaria la creación de un Ministerio específico, aunque no debía encargarse del servicio médico. El Ministerio trabajaría con un solo Fondo de Seguridad Social, donde se ingresarían las cuotas de los asegurados y patronos, así como la aportación del Estado, para luego abonar los beneficios del Seguro.

En el próximo trabajo trataremos de cuestiones de funcionamiento del Plan.

Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.

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