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Cultura y aculturación


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La noción de cultura es parte de una doble tensión: entre una aceptación universal que la opone globalmente a la naturaleza y un sentido relativista que designa las costumbres de pueblos entre un uso restringido de obras de arte reconocidas como tales y un enfoque antropológico más amplio que abarca las formas de pensar y hacer de los diferentes grupos (naciones, grupos étnicos, clases ...). Estas tensiones están arraigadas en la historia de la noción de cultura y sus usos sociales. (Lapesa, 1997)

La cultura1 es una acción que se transmite socialmente, de generación en generación y no por herencia genética, condiciona en gran medida el comportamiento individual. La cultura abarca muy amplios aspectos de la vida social: técnicas, maneras, la moral , el estilo de vida, sistema de valores , creencias ritos religiosos, organización de la familia y las comunidades del pueblo, vestimenta, etc. Ejemplos: cultura occidental, cultura corporativa ...En general, existen tres formas principales de manifestación de la cultura: arte, lenguaje y técnica. En un sentido más amplio, la palabra cultura puede aplicarse a los animales sociales y corresponde al conocimiento y las prácticas que se transmiten y comparten. A nivel individual, la cultura es todo el conocimiento adquirido por un ser humano, su educación , su conocimiento.

Esta idea apareció en la mitad del siglo XVI para describir el enriquecimiento de la mente a través de ejercicios intelectuales, que se oponía a finales del siglo XVIII a la de la civilización por pensadores alemanes que, en su deseo de afirmar su identidad nacional frente a la hegemonía francesa, le confirieron su connotación relativista. Contrariamente a la idea de un desarrollo histórico único que establece una jerarquía entre los pueblos, el término "Kultur", conceptualizado en particular por el filósofo alemán Johann Gottfried von Herder, significa de hecho el genio de cada pueblo. Vinculado a la aparición de una esfera intelectual que gradualmente se diferencia de la esfera religiosa al reclamar la autonomía de la razón, participando al mismo tiempo en el advenimiento de los estados-nación.

A partir de mediados del siglo XIX, el concepto de cultura se desarrolló en paralelo en las ciencias humanas nacientes para formar, en contra de las explicaciones naturalistas que anclaban el comportamiento humano en datos biológicos (carreras, los instintos, las necesidades, la herencia) y (teoría del clima), una secuencia de fenómenos y un dominio de conocimiento distinto de los de las ciencias naturales. En Alemania, las ciencias de la cultura recuerdan que su objeto es también un sujeto, dotado de una facultad reflexiva, de ahí la necesidad de recurrir al método interpretativo y cuestionar el tema mismo del conocimiento. La división de las especialidades sociológicas suele oscilar entre dos principios. Según un desglose temático, se constituyen según dominios empíricamente distinguidos (como la sociología del deporte o la salud). Una distribución más conceptual del orden se basa en orientaciones o al menos preguntas de investigación (como la sociología de las organizaciones o la desviación).

La sociología de la cultura no escapa a esta vacilación. A primera vista, cubre un área más o menos claramente delineada, que abarca la sociología del arte y lo que se conoce socialmente como vida cultural. Reúne un conjunto de subdivisiones (sociología de la lectura o la música) e integra diversos campos, como la sociología de los medios, la recreación o los intelectuales. Su alcance difiere mucho según las tradiciones científicas: es tendencialmente más limitado en la sociología francesa que en el mundo anglosajón, donde la etiqueta de sociología de la cultura incluye deportes, actitudes de vestimenta, estilos de vida e incluso la ciencia.

La sociología de la cultura también puede definirse transversalmente como el análisis de bienes simbólicos (obras de arte, producciones intelectuales o mediáticas). El estudio de su producción, su difusión, la definición de su valor, su apropiación diferenciada y sus usos sociales pueden ofrecer un punto de vista específico para la observación más general de las relaciones sociales. Al considerarlo de esta manera, entendemos que el lugar de la sociología de la cultura en el análisis sociológico es muy superior al de una especialidad temática simple.

Las cuestiones del consumo cultural y la formación de gustos se han planteado recientemente con nuevos gastos, a partir de los cambios relacionados con Internet en el acceso a la cultura o las prácticas culturales de los niños y adolescentes (Détrez, 2014). Así como Internet ha desdibujado la línea entre "producción" y "consumo", las prácticas de aficionados hasta ahora poco investigadas revelan una relación "activa" con la cultura que incorpora múltiples aspectos de la vida social, lo que lleva a una reconsideración, la ruptura entre las prácticas culturales y otras (Vincent Dubois, Jean-Matthieu Méon, Emmanuel Pierru, The Worlds of Harmony ,2009). En la extensión de la cuestión de los "públicos" y los modos de apropiación socialmente diferenciados de los productos culturales, se ha desarrollado toda una corriente --compuesta-- de investigación en torno a la cuestión de su recepción (Isabelle Charpentier, ¿Cómo se reciben las obras?  2006). 

Desde el trabajo crítico que construye el significado particular de un compromiso hasta destacar los diferentes niveles de atención de las audiencias expuestas a él a través de sus recepciones internacionales, los esquemas simples (transmisor / receptor) han dado paso a un análisis más detallado de las prácticas de vinculación de las obras y sus públicos, y los "efectos" del público en las obras, así como en las obras del público.

La aculturación es el proceso de cambio de la cultura de un grupo o una persona bajo la influencia de otra cultura. En sociología o psicología, el término "aculturación" se refiere al proceso de adaptación de un individuo o un grupo de otra parte, a una cultura local, lo que lleva al abandono parcial o total de los elementos de su propia cultura.  En su Lexicon of the Social Sciences (1969), A y R. Mucchielli lo definen como el "proceso por el cual un individuo aprende los patrones de comportamiento, patrones y normas de un grupo para ser aceptado en ese grupo y participar sin conflicto”. (pag. 78)

La aculturación entonces depende de factores positivos en términos de distancia social y distancia psicológica. Estos datos motivaron otros estudios, como los de H. D. Brown (1980), quien caracterizó la fase de uso de la interlengua similar al pidgin, como período sociocultural crítico. Para Brown, hay una fase inicial importante en la relación con la cultura nueva en la que la motivación es fuerte, ya que se ha experimentado el choque cultural y en la que debe tener lugar una buena cantidad de  aprendizaje de lengua. Si un estudiante se sitúa en ese período sin alcanzar un nivel mínimo de competencia comunicativa, el nivel umbral de aculturación, tiene grandes probabilidades de mostrar una fosilización en el nivel de la competencia funcional.  Brown reconoce cuatro fases en el proceso de aculturación: euforia, inseguridad, recuperación y aceptación; identifica un sentimiento de anomia, de sentirse sin techo al principio de la fase de recuperación y sugiere que es en este momento en el que se produce el aprendizaje de lengua más fructífero.

El concepto de aculturación adquiere especial relevancia en las situaciones de aprendizaje de lenguas en situación de inmersión. Los modelos que explican la aculturación ayudan a los profesores a identificar los estadios por los que pasan los estudiantes en el proceso de adquisición de la lengua y de la cultura y, consecuentemente, a ajustar sus decisiones docentes.

La terminología no cesa de poner sobre la palestra estas cuestiones que nos guste o no, influyen directamente en el avance de las sociedades y en que cómo los individuos hablantes pueden verse comprometidos con su manera de interpretar. La cuestión de las información falsa puede llegar a ser un escollo añadido a una situación ya complicada en si misma, creando un estado de desconfianza innato no solo a la expresión de la lengua, sino al contenido de lo que se quiere transmitir. El aspecto cultural al uso puede ser definitivo para acción de la persona en el medio social en el que vive.

Aquellos que trabajamos en cultura, sabemos la importancia que tiene para la evolución de una sociedad y lo que intentamos no es “entretener” a la gente cual bufones democráticamente aceptados, sino que en períodos sociales donde la población puede tomar consciencia de la cultura -como el que llevamos viviendo últimamente- enfrente personalmente su deuda y compromiso con ella. Aprender a respetar y apoyar lo que hacen otros en el sector de la cultura debería de haber conmocionado a más de uno en el pueblo español, tanto los que la tienen como los que se hayan en el proceso de aculturación que también se produce entre los propios españoles.

1Etimología : del latín cultura , cultura, agricultura, derivada del verbo ira , vivir, cultivar. La cultura es el conjunto de conocimientos, habilidades, tradiciones, costumbres , única de un grupo humano, a una civilización 

Doctora en filosofía y letras, Máster en Profesorado secundaria, Máster ELE, Doctorando en Ciencias de la Religión, Grado en Psicología, Máster en Neurociencia. Es autora de numerosos artículos para diferentes medios con más de cincuenta publicaciones sobre Galdós y trece poemarios. Es profesora en varias universidades y participa en cursos, debates y conferencias.