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La Turba: ‘Imaginario corporal efecto migratorio’. Un migrante no es un turista


(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

El estreno de una producción de danza contemporánea-teatro de 60 minutos de duración sobre migraciones hace presagiar que se recurrirá a las imágenes que los medios proyectan hasta convertirse en estereotipos. Por el contrario, lo que propone La Turba, compañía residente en el Centro Coreográfico Canal de los teatros madrileños, parte de un concepto totalmente distinto: el cruce de identidades entre personas que migran con sus historias personales, sus vivencias, no siempre positivas, unas tradiciones obligadas a ser cambiadas por el contacto con nuevas realidades en las sociedades de acogida en las que la integración tiene muchas facetas. Pero lo tradicional no tiene porque ser necesariamente positivo ni negativo. Como tampoco lo que aparece en los nuevos destinos. ¿Por qué idealizar en un sentido o en otro? ¿se llenan los huecos del que se marcha en la fotografía familiar?

Una potente idea preside la producción: en cualquier calle o lugar pueden confundirse turistas y migrantes; pero no tienen nada que ver entre ellos (una noticia leída antes de entrar al teatro: dos jóvenes argelinos desaparecidos en una patera junto a Baleares y otros dos alemanes tripulantes de un velero a quienes el mar se tragó: con historias o situaciones dispares). La Turba en 'Imaginario corporal. Efecto migratorio" se hace preguntas sobre la identidad en una sociedad donde los cruces de situaciones (y con ellas de culturas) son la regla y no la excepción como antaño.

La peculiaridad de este trabajo en el que la mayor parte de sus creadores son migrantes de distintos orígenes mezclados con españoles nacidos o de adopción; y que se evitan estéticas y referencias realistas-naturalistas. La totalidad del concepto estético esta basado en una sugerencia sin ser vinculado a identificaciones.

Un enorme espacio escénico casi desnudo con una inmensa tela de raso que acaba por tener un gran papel en la parte final, ve emerger a dos figuras, hombre y mujer, bajo un vestuario indefinido y terroso que se confunde con el suelo, la tierra, el entorno, donde dos bailarines-actuantes, Carlota Berzal (sevillana graduada en Arte Dramático y con larga trayectoria mundial como 'performer') y Cristóbal Santa María (chileno residente en Barcelona) interactúan en unas situaciones en las que apenas hay contacto físico entre ellos frente a la relación con el suelo y la tela, bajo el peso de las envolventes frases que van apareciendo de manera constante y remiten a lenguajes poéticos sin licencias retóricas, de una constante sugerencia, perspectivas que escapan de las citas convencionales y los nombres propios en favor de ideas-conceptos.

Ricardo Mena, mexicano residente en España y con ambas nacionalidades es el autor de una dramaturgia de gran eficacia poética con textos llenos de agudeza que evitan la autocomplacencia o la floritura verbal y dan la espalda al naturalismo. Mena, que en su carrera trabaja como director y actor-performer crea palabras que engarzan sobre una acción coreográfica nada naturalista. Poliana Lima, brasileña residente desde 2010 en Madrid como directora de esta producción ensambla las líneas paralelas de texto-danza sin que se generen interferencias ni innecesarios subrayados en el 'todo' escénico.

Bajo ese enorme escenario desprovisto de cualquier objeto que no sean los cuerpos y las palabras en la producción toma una especial relevancia una arrollador trabajo de creación sonora de Álvaro Mansilla generando una música que logra ser obsesiva y en la que hay lejanísimas referencias a precedentes musicales. Su aportación es tan importante como las iluminaciones de Jesús Díaz Cortés, que juegan de maravilla especialmente en los contraluces y saben crear espacios escénicos de muchas texturas más allá de lo plástico.

La idea general de la producción es excelente en cuanto a lanzar preguntas sobre la identidad del que llega, viene o va, con la diferencia entre turista y migrante, mezclando las controvertidas sensaciones de amor-odio hacia el lugar de procedencia como el de acogida. Bajo un envoltorio anti-naturalista que escapa de las referencias concretas, cuya poética es todavía más poderosa por querer huir de lo puntual; aunque por paradoja acabe por ser más impactante en las sensaciones que transmite.

Como desarrollo escénico-coreográfico 'Imaginario corporal...' acaba por crear sugestiones en un espectador que reflexiona sobre el diálogo sin interferencias entre texto, cuerpos, luces y sonidos, quedándose con flashes imperecederos que casi incitan a un segundo visionado para anotar frases o ideas que cruzaron por la escena.

 

Doctor en Sociología y licenciado en Derecho, CC Políticas y CC de la Información es escritor de ficción y no ficción, periodista y autor audiovisual para cine y tv.