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Españoles: inventores de virus


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Españoles: inventores de virus Rosa Amor La pandemia mundial de 1918, conocida como “gripe española”, fue causada por una cepa particularmente virulenta y contagiosa (H1N1) que se propagó de 1918 a 1919. Aunque los primeros casos conocidos aparecieron en los Estados Unidos, se atribuyó el nombre de "gripe española" porque España, que no participó en la Primera Guerra Mundial, fue el único país en publicar libremente información relacionada con esta epidemia.

Esta pandemia causó de 20 a 50 millones de muertes según el Institut Pasteur, y quizás hasta 100 millones según algunas reevaluaciones recientes, o del 2,5 al 5% de la población mundial. Según el historiador Niall Johnson, que se basa en el rango inferior, las mayores pérdidas afectaron a India (18,5 millones de muertos, o el 6% de la población), China (4 a 9,5 millones de muertos entre el 0,8 y el 2% de la población), Europa (2,3 millones de muertes en Europa Occidental, o el 0,5% de la población) y los Estados Unidos (entre 500.000 y 675 000 muertes, o 0,48 a 0,64% de la población).

Mi reflexión de hoy -ya que estoy por tierras galas- es acerca de este mismo tema, de esta misma cuestión. Por aquellos años eran los españoles quienes se encargaron de dar información de lo que estaba sucediendo. Es algo muy común que cuando alguien informa sobre cualquier asunto, al final, las personas creen que tu estás de alguna o de otra involucrado en el asunto. Falso.

¿Alguien ha vuelto a oír cómo va Italia? ¿Se sabe algo de Rumanía que ha crecido la pandemia a lo bestia? ¿Los franceses -como el resto de los europeos que son bastante reacios a hacer ver sus debilidades- han anunciado algo? ¿Están nuestros vecinos ocupados en ver qué sucede en España en lugar de ver qué pasa en su casa? Claro, al final ya estoy viendo que esta pandemia será la de un virus de diseño que lo creó un español en China, vaya usted a saber dónde y que claro, como somos muy envidiosos, pues hemos querido contaminar a la población.

El gobierno español insiste en que España es un "país seguro", pero el resto de Europa parece sospechar de él cada vez más. El número de infecciones sigue aumentando en varias regiones, especialmente en el noreste del país. Después del Reino Unido, Alemania ha decidido imponer una cuarentena a los turistas que no presenten pruebas negativas cuando regresen al Rhin tras una estancia en las autonomías de Cataluña, Navarra y Aragón. Bélgica continuó el domingo prohibiendo los viajes "innecesarios", Francia pide también los test a los españoles cuando venimos, no vaya a ser que les contaminemos, cuando suele ser más bien al revés. Dale.

En el lado francés, no se impone ninguna medida coercitiva en caso de permanecer con nuestro vecino, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores "desaconseja" ir a Cataluña y Aragón.

"Virus de la gripe española", cepa H1N1 que resultó ser del mismo origen que el "virus padre" que mutó, las personas afectadas durante la primera ola fueron de hecho inmunes durante la segunda. Una virulencia muy alta que aparentemente apareció en Estados Unidos. Esta versión más letal (mortalidad del 2 al 4%) se desató en dos olas mortales, una desde mediados de septiembre hasta diciembre de 1918, la otra desde febrero hasta mayo de 1919. Todos los continentes y todas las poblaciones se vieron gravemente afectados.

Sin ánimo de ir de listilla, queda todavía bastante trabajo que hacer porque nuestro virus covid, inventado por España, es más potente y distinto que aquel que se asignó a nuestra nación. Por tanto, debemos de prepararnos mentalmente para lo que pueda pasar, las mutaciones que deban suceder y a lo que venga. Yo desde fuera, desde Francia, veo que España con su población y su peculiar forma de vivir, su idiosincrasia, lo ha hecho muy bien. Más que eso, han reaccionado con inteligencia a envites guerreros de los que es muy difícil zafarse.

Esta es la noticia de los diarios y debates franceses de hoy: Contaminación multiplicada por ocho en un mes en España. Particularmente dañada por la epidemia de Covid-19, España -uno de los países más afectados por muertes per cápita según las últimas cifras oficiales- ha llevado a cabo un desconfinamiento paulatino, en particular la reapertura de sus fronteras con Francia el 21 de junio. Desde entonces, el número de nuevas contaminaciones ha aumentado considerablemente hasta llegar casi al principio de la pandemia. El Consejo Científico francés también consideró el martes que España ya no controlaba por completo la propagación del virus, lo que genera temores serios de una segunda ola.

Adicción al turismo, por lo visto eso es lo que tenemos. Las autoridades españolas están en serios problemas, afirman los medios franceses. El confinamiento sacudió la economía del país, que vio su PIB colapsar un 18,5% en el segundo trimestre en comparación con el anterior (-13,8% para Francia). En particular, el sector turístico, muy importante al otro lado de los Pirineos, casi paralizado en junio. Por lo tanto, los anuncios de Alemania y el Reino Unido sirven como un mazo para España, el segundo destino turístico más grande del mundo, donde los ciudadanos británicos y alemanes gastan más dinero allí.

La cuestión como suele ser normal en estos últimos años y si se me permite a lo largo de la historia, es fijarse mucho en los problemas del vecino para impedir que se vean los que uno tiene en su casa. Este es el caso de Francia quienes han incluido los porcentajes estadísticos de sus ancianos como muerte natural, entre otras cosas. Claro, los españoles somos muy comunicativos y necesitamos salir, de ahí que nos contaminamos más que otros, ocultando finlandeses, franceses y media Europa, los índices de suicidio y depresión en sus huestes ante las invisibles herramientas humanas que tienen.

Lo dicho, dudo ya en si debemos de ser tan naïf, honestos o como se quiera llamar para con el mundo, porque en lugar de tomar nota -que es lo que hacen en realidad- de lo que les puede suceder también a ellos, prefieren humillar a un pueblo que está demostrando su capacidad de adaptación y control inteligente; de muchas situaciones. Con todo, además hay que luchar contra compatriotas que se unen al carro de la crítica feroz: ese destructivo deporte nacional.

Doctora en filosofía y letras, Máster en Profesorado secundaria, Máster ELE, Doctorando en Ciencias de la Religión, Grado en Psicología, Máster en Neurociencia. Es autora de numerosos artículos para diferentes medios con más de cincuenta publicaciones sobre Galdós y trece poemarios. Es profesora en varias universidades y participa en cursos, debates y conferencias.