La inesperada crisis bancaria de marzo
- Escrito por Julio Rodríguez
- Publicado en Opinión
En marzo de 2023 se ha iniciado una nueva crisis bancaria. Desde el inicio de la etapa de recuperación que empezó alrededor de 2014, se sufrió primero la crisis de la pandemia en 2020, que frenó la actividad económica en ese año. Después, el inicio de la guerra de Ucrania en 2022 ha supuesto una seria crisis geopolítica, un mayor encarecimiento de los productos energéticos y una aceleración de la inflación.
2023 iba a ser un año mejor que el previsto al fin del pasado año, hasta que en marzo se ha presentado una situación crítica en tres bancos de tamaño mediano en Estados Unidos y en un gran banco europeo, el Credit Suisse. La reacción de los reguladores y de los gobiernos ha sido rápida y enérgica en Estados Unidos y en Suiza. Sin embargo, la superación de la crisis estará acompañada por una actitud más restrictiva por parte de todos los bancos. Dicha actitud, propia de la nueva situación, frenará el ritmo de concesión de nuevos préstamos y afectará a la baja al crecimiento de las economías.
La actual crisis acentuará la concentración bancaria en general, ocasionando situaciones de monopolio bancario o de práctico oligopolio, como ya se ‘disfruta’ en España después de la compra de Bankia por parte de Caixabank
El tránsito desde una etapa de fuerte expansión monetaria, con tipos de interés muy reducidos y con fuertes aportaciones de liquidez desde los bancos centrales a la economía, a otra etapa en la que los bancos centrales han elevado a un ritmo rápido los tipos de intervención y han reducido las aportaciones de liquidez, ha sacudido las costuras de todas las entidades bancarias.
En Estados Unidos, durante la etapa de gobierno de Trump se redujo sustancialmente la intensidad de la supervisión y de la regulación bancaria para los bancos medianos y pequeños. Dicha actuación estuvo en línea con una política económica favorecedora de los procesos de desregulación, cambios que en el caso de la banca son una fuente de peligros. Se ha retrasado la corrección de la política de Trump y han aparecido claros indicios de actuaciones poco ortodoxas desde el punto de vista bancario en numerosos bancos de tamaño medio en el país citado.
La mayoría del ‘staff’ del Silicon Valley Bank trabajaba en remoto (T. Kínder, “Un tipo diferente de banco: la cultura del SVB a la vista después del colapso”, FT, 16 de marzo de 2023). En dicho banco se priorizaba la innovación y el crecimiento a expensas del manejo del riesgo. Durante el calor de la pandemia, en 2020, el SVB colocó la mitad de sus activos, equivalente a 91.000 millones de euros, en una cartera de bonos de renta fija con bajos tipos de interés, circunstancia que dio lugar a que esta entidad resultase por completo vulnerable a los tipos de interés crecientes que se produjeron durante 2022.
Junto a lo anterior, el banco en cuestión se estructuró con ejecutivos dispersos por el conjunto de Estados Unidos. SVB prestó dinero a ‘startups’ nada rentables, ayudó a financiar los hogares de los empresarios con grandes hipotecas, que cubrían las compra de vehículos y el pago de los gastos escolares. Sorprende que dicha práctica tan irresponsable hubiese dejado de estar supervisada durante bastante tiempo por el banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal.
Gobierno y Reserva Federal anunciaron en Estados Unidos que quedaban garantizados todos los depósitos del banco SVB, incluso los no asegurados. Otros bancos, Signature Bank y también First Republic, todos ellos de mediano tamaño, han mostrado una política desordenada, incompatible con el rigor preciso en un banco. Se ha tratado de salvar a toda costa los depósitos bancarios. Los fallos que han aparecido reflejan también el carácter precipitado del cambio producido en el régimen de tipos de interés de la Reserva Federal, donde se cerró de golpe un largo periodo de política monetaria excesivamente expansiva.
Una vez que trascendió la quiebra de un banco de dimensión considerable como el SVB, se puso en cuestión la situación general de los bancos, destacando en Europa la mala situación crónica del segundo banco suizo, el Credit Suisse (CS).En el fin de semana del 19 de marzo, gobierno y banco central de Suiza establecieron medidas de ayuda a dicha entidad, como fue un préstamo del banco central de 50.000 millones de francos suizos al Credit Suisse, y una línea de ayudas del gobierno a dicho banco por una cuantía de 9.000 millones de francos suizos (el franco suizo equivale al euro). Dichas medidas no frenaron la retirada de depósitos.
A la vista de la situación, en dicho fin de semana se forzó al banco Unión de Bancos Suizos (UBS) a comprar el Credit Suisse por una cuantía reducida, 3.000 millones de francos suizos. Los accionistas del CS recibirán un numero modesto de acciones del nuevo UBS y los titulares de bonos convertibles del banco absorbido no obtendrán indemnización alguna. En Suiza quedará solo un gran banco universal, el UBS, y el resto serán pequeños bancos crecientemente satelizados por dicho gran banco. La actual crisis acentuará la concentración bancaria en general, ocasionando situaciones de monopolio bancario o de práctico oligopolio, como ya se ‘disfruta’ en España después de la compra de Bankia por parte de Caixabank.
Los bancos europeos aparecen situados en una situación más fuerte que la de la crisis anterior, pero ello no significa que sean inmunes a la última tormenta (Martin Arnold, “Existen varias razones para preocuparse por la salud de los bancos europeos”, FT, 20 de marzo de 2023). El Credit Suisse tenía elevados ratios de capital y de liquidez, pero ello no bastó desde el momento en que la confianza en dicho banco se evaporó.
Los beneficios de los bancos europeos están por debajo del coste de capital, estimado en un 9% para muchos de ellos. La fuerte elevación de los tipos de interés que el Banco Central Europeo ha generado afectará de forma negativa a las importantes tenencias de deuda pública que tienen tales bancos en su balance, así como a las hipotecas y otros activos. Los bancos serán más cautos durante una temporada, lo que no ayudará a mejorar el ritmo de concesión de nuevos préstamos. Está por ver cuándo terminará la crisis bancaria ahora anunciada y cuando retornará la confianza en los bancos, que ha sufrido una evidente puesta en cuestión en las puertas de la primavera de 2023.
Julio Rodríguez
Vocal del Consejo Superior de Estadística del INE. Doctor en CC. Económicas por la UCM (1977). Es Estadístico Superior del Estado, en situación de excedencia, y Economista Titulado del Banco de España, en situación de jubilación. Ha sido consejero de Economía de la Junta de Andalucía, presidente del Banco Hipotecario de España, presidente de Caja de Ahorros de Granada, presidente del Consejo Social de la Universidad de Granada y gerente de la Universidad de Alcalá de Henares. Actualmente es miembro de Economistas frente a la Crisis y de la Plataforma por una Banca Pública.