Fotografiados por primera vez 40 de 1.300 refugios antiáereos de Barcelona
- Escrito por Jose Oliva
- Publicado en Historalia
Una investigación realizada por la fotógrafa Ana Sánchez y el historiador Xavier Domènech ha permitido documentar unos 400 de los 1.300 refugios antiaéreos barceloneses de la Guerra Civil, y fotografiar unos 40, algunos de ellos inéditos, un trabajo que formará parte de una exposición del Ayuntamiento de Barcelona en La Modelo.
Xavier Domènech ha explicado en una entrevista con EFE que tanto en la exposición, titulada "1.322", como en la investigación se hace hincapié en que se trata del "principal patrimonio urbano que hay en la ciudad, muy desconocido y además referido a la memoria histórica de la Guerra Civil".
A su juicio, fue "una construcción colosal" que permitió erigir más de 1.300 refugios en un tiempo récord, desde el primer bombardeo a la ciudad en febrero de 1937 hasta el último del 25 de enero de 1939 con la caída de Barcelona".
Aunque el tema se ha tratado desde la historiografía, esta exposición con fotografías de gran formato, que se inaugurará el próximo mes de marzo, pretende "valorizar este patrimonio para la ciudadanía, reflexionar sobre unos hechos que son del pasado, pero que siguen siendo presente, y también pensar sobre el futuro" a través de una propuesta artística.
Además, anota Domènech, ese patrimonio es "un espejo de solidaridad de la ciudad en los años 30, pues la mayoría de refugios se construyeron allí donde había más densidad de entidades" y apenas el 5% de los refugios fueron directamente asumidos por las administraciones públicas.
Los refugios, resume el historiador y expolítico, evocan "la respuesta de una población civil que sufrió por primera vez bombardeos masivos, una nueva técnica de la guerra total ensayada en Barcelona y que luego se reprodujo en la Segunda Guerra Mundial, que lo único que perseguía era provocar el terror y la paralización de la propia sociedad".
Sevillana de nacimiento y afincada en Barcelona desde 2001, la también periodista Ana Sánchez comenzó a interesarse por los refugios en 2007, cuando fotografió algunos de estos espacios con motivo de la exposición "Cuando llovían bombas": "El de Pedralbes que acogió al presidente de la República, Juan Negrín, el del Pasaje Simò y el de la calle Valencia me sacudieron".
Quince años después, y con el apoyo del Servicio de Arqueología de Barcelona, la Unidad de Subsuelo de los Mossos d'Esquadra y los vecinos y vecinas que les han abierto las puertas de sus casas, Sánchez y Domènech han conseguido investigar cerca de 400 refugios y documentar fotográficamente 38.
De esos 38, añade Sánchez, han localizado refugios privados en Sarrià que no estaban en el censo de 1938, y han accedido a otros que, aún estando censados, no eran conocidos, como el de la Fábrica de la Verneda, el de la Fábrica Damm o el de la Escola Popular de Guerra de Catalunya (ubicado en la Escoles Pies de Sarrià), que "nunca habían sido fotografiados".
En este trabajo hay un origen familiar, confiesa Sánchez, pues su familia materna sufrió la represión franquista en el sur de España: "Fusilamientos al alba, torturas, vejaciones públicas, encarcelamientos, depuraciones y en 1973 una lobotomía frontal a la hermana de mi madre, que solo tenía 25 años".
"Si el subsuelo de Andalucía estaba lleno de fosas, el que descubrí en Barcelona estaba lleno de refugios", apunta. La principal dificultad para realizar esta investigación gráfica ha sido, según la autora, "la presencia constante de agua y humedad, que empaña la lente y bloquea muchas veces la cámara, y las condiciones en que se han hecho las fotos a veces han sido muy complicadas, con agua hasta la cintura, en ocasiones con poco oxígeno y sin electricidad", y por eso han tardado quince meses en fotografiar 38 refugios".
El refugio más grande fotografiado es el de Plaza de Tetuán, que era de iniciativa pública, "totalmente revestido de hormigón, de una calidad y una factura arquitectónica poco frecuente, y con una capacidad mucho mayor que los refugios de galería de mina y otros privados visitados". Es difícil establecer una cronología de la construcción de los refugios, porque gran parte de la documentación se fue al exilio y otra parte se perdió, comenta Sánchez.
Bajo el Palau de la Generalitat hay un refugio que se recuperó en 2017 y que tiene las características típicas de un espacio destinado a los dirigentes políticos, "construido con más calidad que los refugios comunitarios" y, en cambio, "no consta que hubiera un refugio bajo el edificio del Ayuntamiento aunque tendría sentido que lo hubiera, y, de hecho, en la exposición se hablará de la continuidad de la vida institucional de la ciudad bajo las bombas".
Sánchez indica que ha querido retratar los refugios "con la mirada de hoy, recoger con la cámara la huella del tiempo y todas las vidas que han transcurrido, con una luz en clave baja, sin forzarla en exceso y respetando las grandes zonas oscuras, los claroscuros y las penumbras". Son fotos que muestran "la cotidianidad del pasado, los túneles llenos de escombro, de raíces, de ladrillos o de cables enmohecidos, y también las lenguas de hormigón que a veces sellan sus entradas".
"Los refugios están vigentes como se puede constatar en la Guerra en Ucrania, donde se han tenido que recuperar refugios de la Guerra Fría, lo que hace pensar que ese pasado lamentablemente no pasa, es un presente", asevera Domènech.
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