Los laboristas por la jornada de ocho horas en 1929
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Textos Obreros
Recién llegado al poder el Partido Laborista después de las elecciones generales de 1929, una de sus primeras medidas fue anunciar que el Reino Unido ratificaría el Convenio de Washington de la jornada laboral de ocho horas, en junio de ese año, justo cuando se encontraba reunida la Conferencia Internacional del Trabajo en Ginebra
Los conservadores de Baldwin se habían mostrado reticentes, cuando no hostiles a aceptar esta fundamental reforma legal, lo que estimuló a la patronal británica, y más cuando, en general, hubo un movimiento empresarial casi común en todos los países occidentales por revertir este cambio, como venimos demostrando en distintos artículos publicados en El Obrero, y que provocó que el movimiento obrero organizado se movilizarse, tanto a través de la Internacional Sindical de Ámsterdam como por la Internacional Socialista Obrera.
Ramsay Macdonald dio la orden y esta fue transmitida al delegado británico en la Conferencia a través de una mujer, Margaret Bonfield, a la sazón ministra de Trabajo en el Gabinete laborista, una figura a la que tendremos que regresar para estudiar monográficamente.
Desde el punto de vista español esta decisión fue firmemente apoyada y difundida por el socialismo español en las páginas de El Socialista, en ese momento histórico en que el PSOE veía en el laborismo británico la alternativa necesaria al comunismo soviético, como una manera pacífica y gradual de cambiar el capitalismo.
En este sentido, es muy interesante consultar dos artículos de opinión de El Socialista sobre esta cuestión, aparecidos en el número 6348 del día 14 de junio de 1929.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.