28 de octubre de 1982. II
- Escrito por Emilio Alonso Sarmiento
- Publicado en Tribuna Libre
Una tarde Felipe González se enteró, que su amigo Pablo Juliá, vivía en la pensión Vergara, un agujero mohoso del barrio de Santa Cruz y, lo sacó de allí para instalarlo, con Juanito Alarcón (que después sería su chófer) en uno de los pisos que tenía su padre por Sevilla y, reservaba para sus hijos. Sin que se diera cuenta le pagaba parte de la matricula en la facultad (dame mil pesetas – le decía – que voy a arreglar la matrícula de Carmen y de paso pago la tuya y, Pablo no sabía que la matrícula costaba mucho más de mil pesetas, que abonaba Felipe) y le llevaba ropa sin herir su orgullo (este jersey no le gusta a mi cuñado, mira a ver que tal te queda a ti, sería una pena que no se lo pusiera nadie).
Unos años antes, en 1974, Pablo había tomado, una de las fotos más famosa de la historia del PSOE: la foto de la tortilla, recuerdo de una merienda campestre a las afueras de Sevilla, con Felipe, Alfonso, Luis Yáñez, Manolo Chávez, Carmen Hermosín, Carmen Romero y, otros jóvenes comanches del PSOE, todos prestos a asaltar Suresnes. Pero la foto se titula en realidad “Naranjas”, pues es lo que están merendando.
En casa de Julio Feo, al ir a poner la mesa, su hija preguntó:
- ¿Cuántos seremos?
- Doscientos en el Congreso y ocho para comer, le respondió Felipe
Nadie lo sabía en el chalet de Feo, salvo Felipe: la inteligencia militar (de la que Felipe siempre decía, que era un contrasentido) había desbaratado un intento faccioso para la víspera. Tenían un plan para reventar las elecciones, con una operación muy sangrienta, que incluía asesinatos de políticos y la toma del Palacio de la Zarzuela, para que el rey no pudiera repetir su discurso, del 23 de febrero. Cada poco tiempo, sorprendían un complot, lo cual era bueno y malo a la vez. Bueno, porque significaba que los militares sediciosos, eran cada vez menos importantes y, tenían menos capacidad operativa; malo, porque seguía habiendo demasiado golpismo en los cuarteles. Felipe había prometido una celebración sobria, nada que ver con los festejos de masas, del triunfo de Mitterrand en París, en mayo de 1981. Todos los líderes de la Internacional Socialista, que llevaban arropándole desde Suresnes, aceptaron quedarse en casa y, mandar telegramas de felicitación, sin exagerar los signos de exclamación.
Tras el chasco de 1979, no se esperaban sorpresas en el recuento. Alfonso había hecho bien sus cálculos y, la campaña fue un éxito sin matices, lleno tras lleno en todas las provincias. Julio Feo hizo valer su tesis, de que las elecciones estaban ya ganadas desde 1979 y, que el trabajo de la campaña, consistía en no perderlas.
En un coloquio en TVE, días antes del comienzo de la campaña electoral, el director de “Cambio 16”, José Oneto, le pregunto a Felipe sobre el lema de la misma “Por el cambio”.
- ¿En qué consiste ese cambio?
Felipe lo pensó un poco, buscando unas palabras que no había negociado con su equipo y, contestó con un segundo lema.
- Que España funcioné. Y añadió:
- Unos portugueses le dijeron a Olof Palme, que deseaban que en Portugal, dejase de haber ricos. Palme les respondió: “Yo quiero que en Suecia deje de haber pobres”. Y yo les digo a ustedes: “Yo quiero que en España, deje de haber miseria. Yo no estoy contra nadie. Lo que quiero es que deje de haber marginación”.
Ya estaba, lo tenían. El candidato clavó el mensaje, que querían oír unos españoles, hartos de que nada funcionara.
Pues eso.
(Continuará)
Emilio Alonso Sarmiento
Nacido en 1942 en Palma. Licenciado en Historia. Aficionado a la Filosofía y a la Física cuántica. Político, socialista y montañero.