Las pléyades
Cuando era aún un chaval y veraneábamos en Valldemossa, después de cenar mis padres si iban a tonar un café con sus amigos a Ca’n Perico. Yo me quedaba un rato, antes de irme a la cama, con mi abuela Marie Porcel Boucher en el jardín. Ella estaba siempre allí, con sus pensamientos y mirando a la bóveda celeste. Entonces me enseñaba a situar y conocer las constelaciones, explicándome el origen y el porqué de sus nombres.
- Publicado en Tribuna Libre
- Escrito por Emilio Alonso Sarmiento