Hay una tendencia a equiparar votos con escaños como si habláramos de lo mismo. Y así, quienes con menos participación obtienen los mismos escaños, suelen disfrazarse de “ganadores”. Es cierto que no hay otra forma de distribuir los votos en el parlamento que con la distribución de escaños; pero la abstención no cuenta, no suma, no resta, pero sí distorsiona las lecturas. Y una lectura electoral intencionada siempre es peligrosa, mucho más en las elecciones catalanas, en las que no parece que se haya resuelto el camino a seguir. Mucho me temo que los independentistas volverán a equivocarse de nuevo (aunque lo hacen con clara intencionalidad) al pretender afirmar que, una vez más, el pueblo catalán apoya la independencia.