A principios de este mes Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, presentó a Optimus, el robot humanoide de su empresa Tesla, que se ha propuesto vender por un precio “módico” de 20.000 dólares, lo que supondrá, según su opinión, hacerlo accesible al gran público. Cuan sorprendido estaría el ingeniero de origen serbio Nikola Tesla (1856-1943), todo un genio de la mecánica, la electricidad, las matemáticas y el diseño, quien mantuvo una notable rivalidad con Thomas Edison (mientras el primero defendió el sistema de corriente alterna, Edison el de corriente continua), si pudiera ver que más de medio siglo después de su fallecimiento su figura ha inspirado a una de las firmas de coches más punteras del siglo XXI, teniendo en cuenta que, en su momento, Edison le ganó, no sin argucias, la que se llamó “la guerra de las corrientes”, al generalizarse el uso de la corriente continua frente a la alterna. Pero Tesla fue mucho más allá de esta contingencia, fue uno de los pioneros de la robótica, de la aeronáutica y de la transmisión inalámbrica de electricidad.