La inevitable Doña Emilia
Parece mentira que, una vez más, haya que acudir al carácter reivindicativo de tantos cerebros privilegiados que la historia cainita de este país ha reducido al olvido, un olvido producto de la historia superficial y manipulada que la grosera propaganda oficial ha escrito de ellos. Emilia Pardo Bazán, a unos meses del centenario de su fallecimiento, es un caso más. Se le ha discutido todo y no se le han perdonado las contradicciones, que como humana que fue, tenía el derecho a tener durante su existencia. Se han destacado hasta la saciedad sus iniciales veleidades carlistas sin querer entender que toda su vida fue un claro ejemplo de una mujer luchadora, liberal en tantos campos e inconformista con las ruedas de molino que las mojigatas costumbres de la época le querían imponer. Fue un espíritu libre que se atrevió a firmar con su nombre en una época en la que las más afamadas escritoras utilizaban seudónimos masculinos. Fernán Caballero, Georges Eliot o George Sand son ejemplos claros de como esas mujeres trataban de esconder, abro comillas, su triste condición femenina.
- Publicado en La Zurda