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Emilio Alonso Sarmiento

Nacido en 1942 en Palma. Licenciado en Historia. Aficionado a la Filosofía y a la Física cuántica. Político, socialista y montañero.

Richard F. Burton. Su Vida. III

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Más allá de lo que he escrito sobre Burton en los textos anteriores, hay que tener en cuenta, sus investigaciones acerca de los usos y costumbres, de los pueblos primitivos o semibárbaros, muchos de los cuales han desparecido ya de la faz de la tierra. En verdad fue un auténtico pionero en los estudios etnológicos y, puede incluso parangonarse, con el gran estadounidense Lewis Henry Morgan (“La liga de los iroqueses”, 1851), aunque la contribución científica de Burton, sólo ha sido debidamente conocida, no hace tanto tiempo, a finales del pasado siglo. Quizá, tan importante como cualquier otra de sus ocupaciones, fue su papel en lo que más tarde habría de llamarse, la “Gran Partida” o el “Gran Juego” (al que me he referido muchas veces, en mis escritos sobre Afganistán) según expresión que popularizaría Rudyard Kipling en “Kim”.

Robert Graves y los “sufis”

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

No puedo decir que “conocí” a Robert Graves, pero sí me lo presentaron una tarde de verano en Deià. También he leído un par de libros suyos, pero no soy ningún experto en su literatura.

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Richard F. Burton. Su Vida. II

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

En la India, al capitán Burton, debido a sus raras creencias y a sus extrañas prácticas, sus colegas y oficiales, de la Honorable Compañía de las Indias Orientales, le calificaron de “negro blanco” y, le motejaron de “malvado Burton”. A edad muy temprana, aprendió a guardar para sí, ciertas opiniones e intereses, hasta llegar a ser un consumado maestro, en una práctica de los musulmanes shiíes, denominada “taqiya” – es decir, el disimulo o el ocultamiento – a tenor de la cual, las creencias religiosas propias del individuo, se mantiene ocultas frente a todos los demás. Tuvo además su faceta menos agradable que, por desgracia, salió demasiadas veces a la luz pública y, es que podía llegar a mostrarse exacerbadamente intolerante, para con otros hombres, así como brutalmente sarcástico, reflejando, hasta extremos insospechados, los prejuicios populares contra los negros, los judíos o los asiáticos. Ahora bien, comprendió a la perfección, los perniciosos efectos que iba a producir la occidentalización, entre las diversas poblaciones indígenas y, advirtió en reiteradas ocasiones acerca de esta amenaza, aparte de mostrar una enorme simpatía por la raza árabe en general y, en particular por los habitantes del desierto, que denominamos con excesiva vaguedad, beduinos.

Historias de montañeros (I)

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

En 1921, se celebró el primer siglo de existencia de La Compañía de Guías de Chamonix. Pero también cabe recordar ese año, por el nacimiento de tres figuras del montañismo, cuyos libros guiaron mis primeros pasos, en mi condición de montañero y, más importante, marcarían el alpinismo, tras la Segunda Guerra Mundial: los franceses Lionel Terray, Louis Lachenal y Gaston Rébuffat. Es difícil entender que fuera una casualidad, que los tres iconos nacieran el mismo año, 1921. Figuras claves para entender el alpinismo, tal y como hoy se entiende, al menos en gran parte. Terray representa el visionario, el cerebro, el ideólogo. Lachenal el genio y la velocidad. Rébuffat la elegancia y la reflexión.

Richard F. Burton. Su Vida. I

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Si el novelista más romántico de la época victoriana, se hubiese sacado del caletre al capitán si Richard Francis Burton, el personaje habría sido rechazado, tanto por el público, como por la crítica de aquella época racionalista, ya que lo habrían considerado excesivo, extremo e inverosímil. Burton fue el paradigma del erudito aventurero, un hombre que descolló por encima de los demás, tanto en lo físico como en lo intelectual; fue militar, científico, explorador y escritor, aunque durante buena parte de su vida, estuvo además comprometido, en la más romántica de las actividades, la del agente secreto.

El Congreso de 1997. IV

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Volvamos al Congreso de 1997, aquella mañana de junio, cuando un Felipe González de 51 años, terminaba su discurso, invitando a repensar el socialismo para el siglo XXI. El silencio espeso en la sala, que había absorbido hasta ese momento sus palabras, se convirtió en aplauso, ovación puestos en pie, lágrimas y gritos de Felipe, Felipe, Felipe… Por un largo rato – larguísimo rato, como si se aplaudiera a Maria Callas, tras su última aria – todos aquellos cargos, todos aquellos poderes municipales y autonómicos, todos esos ex ministros y directores generales, ahítos de despacho y de cinismo administrativo, se sintieron, de nuevo, bajo la bóveda del teatro Jean Vilar de Suresnes en 1974. En su retirada, Felipe les recordó quienes eran, de donde venían y, que los había llevado hasta allí.

Dar la cara

(Tiempo de lectura: 1 - 2 minutos)

Cuando uno pierde debe reconocerlo. Cuando lo reconoce, debe actuar. Cuando pierde mucho sobre las propias expectativas, debe actuar con contundencia.

El Congreso de 1997. III

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

En la entrevista que tuvo Felipe González con Françoise Mitterrand en 1983, el presidente de Francia se sorprendió de que el Estado español, aguantara los múltiples asesinatos de ETA sin descomponerse, sin que los militares se rebelaran, o sin que las instituciones se desmoronasen. Por supuesto que la llamada “guerra sucia”, fue una manera de sobreponerse a la impotencia y, de contentar a los militares, que amenazaban con enviar tanques a Irún, pero, incluso contando con estos actos ilegales, criminales y repugnantes, la reacción del estado español contra ETA, en tiempos de democracia, siempre fue más tibia, que la de otros estados democráticos, ante amenazas equivalentes.

El Congreso de 1997. II

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

El discurso de Felipe González, en el congreso del PSOE de 1997, fue desigual. Brillante en su primera parte, lleno de verdades y, alguna que otra profecía a medias. Allí estaba el Felipe de antes, el que lo entendía todo al primer golpe y, sabía resumirlo en tres frases. Pero la segunda parte no sonó tan bien, era demasiado opositora, demasiado escocida por la derrota, demasiado sarcástica con el nuevo inquilino de la Moncloa. La primera parte, sin embargo, donde resumió su obra de gobierno, merecería un hueco en la historia de España y, asombra quizá más hoy que en 1997. Empezó por la Transición. La clave dijo, consistió en no vindicar el pasado, en concentrar los esfuerzos en reivindicar el futuro. Consistió en no quedar atrapados, una vez más, en el laberinto de una historia, que no hicimos bien en el siglo XIX y, una buena parte, del XX.

El Congreso de 1997. I

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

“Debéis saber que no seré candidato a la secretaría general”, dijo Felipe Gonzáles en su primera intervención.

Dejar atrás las asambleas universitarias

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

En mis años mozos, participé activamente en muchas asambleas universitarias, tanto en la Complutense como en la UIB. Y con frecuencia recuerdo y añoro, siento nostalgia por aquello tiempos.

El rey de Francia es calvo

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Una de las cuestiones que más perplejidad despertaban en los filósofos, en el pasado siglo, a partir de los años veinte, era la relación entre el lenguaje y el mundo ¿Cuál era el proceso, por el cual una serie de letras, digamos por ejemplo “p-i-p-a”, cuando se disponían en el orden correcto, adquirían un significado? A principios del siglo XX, el credo era todavía, que todas las palabras representaban objetos. Y que esta era la manera, como una palabra obtenía su significado. La palabra “pipa” está en lugar del objeto pipa; la palabra significa el objeto. Pero esta perspectiva, sobre la relación entre el lenguaje y el mundo, no dejaba de ocasionar un buen número de perplejidades.

Nuevos héroes de la libertad de expresión

(Tiempo de lectura: 3 - 5 minutos)

Achacad mi “incorrección política” a mi edad, a mi deterioro cerebral, ya incapaz de entender que hoy se de por bueno, lo que a mi me enseñaron que era simple mala educación. A comprender como humor ingenioso, lo que en mis días se consideraba pura chabacanería. A confundir hablar claro y sin tapujos, con la falta de respeto.

28 de octubre de 1982. III

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

A las nueve menos cuarto, cuarenta y cinco minutos después del cierre de los colegios electorales, sonó el teléfono en la casa de Julio Feo, era el de la línea segura con Alfonso Guerra. Lo cogió Julio Feo. La voz de Alfonso al otro lado dijo:

28 de octubre de 1982. II

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Una tarde Felipe González se enteró, que su amigo Pablo Juliá, vivía en la pensión Vergara, un agujero mohoso del barrio de Santa Cruz y, lo sacó de allí para instalarlo, con Juanito Alarcón (que después sería su chófer) en uno de los pisos que tenía su padre por Sevilla y, reservaba para sus hijos. Sin que se diera cuenta le pagaba parte de la matricula en la facultad (dame mil pesetas – le decía – que voy a arreglar la matrícula de Carmen y de paso pago la tuya y, Pablo no sabía que la matrícula costaba mucho más de mil pesetas, que abonaba Felipe) y le llevaba ropa sin herir su orgullo (este jersey no le gusta a mi cuñado, mira a ver que tal te queda a ti, sería una pena que no se lo pusiera nadie).

28 de octubre de 1982. I

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Julio Feo se echó la bufanda al cuello – con ese descuido tan coqueto, que con los años se haría famoso – se puso la chaqueta y, con las llaves del coche en la mano, salió de casa. Arrancó y se dirigió a la otra punta de Madrid, a buscar precisamente a un periodista, el único al que se permitiría ser testigo de aquella tarde y, contarlo en un periódico.

Liberal Latte

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Los estadounidenses asocian el café “latte”, con ideologías progresistas, hablan del “liberal latte”. Y parece que, en Bruselas, el PP se empeña en hacer algo parecido con Doñana, como si la disputa por la conservación del parque natural, fuera una especie de manía progresista.

Las pléyades

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Cuando era aún un chaval y veraneábamos en Valldemossa, después de cenar mis padres si iban a tonar un café con sus amigos a Ca’n Perico. Yo me quedaba un rato, antes de irme a la cama, con mi abuela Marie Porcel Boucher en el jardín. Ella estaba siempre allí, con sus pensamientos y mirando a la bóveda celeste. Entonces me enseñaba a situar y conocer las constelaciones, explicándome el origen y el porqué de sus nombres.

Einstein pierde, Niels Bohr gana

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

El físico James Trefil decía que la mecánica cuántica, es una “región del universo donde el cerebro humano, no puede sentirse cómodo”. Y esta incomodidad viene dada, porque la naturaleza, a escala microscópica, responde a leyes que desafían, nuestra comprensión de la realidad macroscópica. Entre estos comportamientos está la superposición (una partícula puede estar en diferentes estados a la vez, como el gato vivo y muerto de Erwin Schrödinger) y el entrelazamiento a distancia – o acción fantasmal como la describió Einstein – es el principio que permite, que las partículas separadas y alejadas, respondan de forma instantánea y, se comporten como un solo sistema.

Moción de censura. II

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Del Molino dice que leer hoy aquellas jornadas de la moción de censura, en el “Diario de Sesiones”, asombraría a todos los que sólo han conocido, los Plenos del Congreso actuales, en general preconizados y guionizados de antemano. Pero que escucharlas – y especialmente verlas en las grabaciones de TVE – es una experiencia impresionante.

Virginia Woolf y la escritura. II

(Tiempo de lectura: 1 - 2 minutos)

La intensidad sin fisuras, con la que escribía Virginia Woolf, asociada a todas las sensaciones e impresiones, que registraba continuamente, era, en cierta forma, responsable de su vulnerabilidad y, de su miedo a las críticas. Incluso cuando comenzó a hacerse famosa, reconocida como una escritora importante, ella jamás, jamás, ha dado señales de ese mal fatal, que alcanza a todas las celebridades: creerse alguien importante. Muy al contrario, cuanto más apreciada era, más frágil se mostraba, más modesta se tornaba, más humilde, poco segura de sí misma, muy al contrario de personajes como Wells, Galsworthy y Shaw.

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Moción de censura. I

(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Adolfo Suárez se entendió con Santiago Carrillo y con Felipe González. Con Manuel Fraga menos, porque con Fraga no había quien se entendiera. Las amables conversaciones con los líderes socialista y comunista, difuminaron algo su imagen de jefe conservador y, sus votantes parecían sentirse traicionados. Los demasiados ucedistas, que se consideraban con derecho a sucederle, comenzaron a decir que su jefe, cargaba demasiado hacia la izquierda. Quizá tenían razón los del búnker, en lo de que el hijo de un rojo, acaba siendo rojo, como si fuera una fatalidad genética. La verdad es que Suárez, se entendía lo suficiente con la izquierda, como para parir con ella una Constitución neutra. El texto no es militante, el primero en no serlo en la larga y triste historia, de las muchas constituciones españolas.