Lecciones de la infancia
Adulto: –Niño, ¿qué vas a ser de mayor?
Niño: –Más alto.
La brillante respuesta infantil distingue claramente entre lo natural y lo convencional; lo imprescindible y lo aleatorio. Tal fue el viejo dilema tratado ya por los pensadores de la inmortal Grecia. En la política española, hoy, cabe preguntarse qué es lo sustantivo y qué lo adjetivo; qué es lo que sobra y qué hay que mantener. Lo que en todo caso sobra es la mentira. No es posible decir una cosa simultáneamente a su contraria; no es posible jalear oposición vociferante en la calle al mismo tiempo que se aguarda a ser investido jefe de Gobierno; no es admisible decir que se quiere dialogar con alguien y denunciar como traición el deseo de tu rival de hacer lo mismo. Este tipo de manías permanece incrustado en las prácticas de determinados personajes, a sabiendas de que el no-poder corrompe más todavía que el poder en sí mismo, en frase del correoso Giulio Andreotti evocando el famoso aserto de lord Acton: “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”.
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