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Salvador Pániker y las entrevistas


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Principio de Pániker para las entrevistas de prensa: “Toda persona entrevistada acaba reducida a los límites mentales de su entrevistador”. La regla de Salvador Pániker es cierta, aunque deja ver que él se creía más inteligente que sus entrevistadores. En su caso podía ser cierto, pero no vale como ley universal. Yo, sin buscar más allá, en mi juventud afanosa y narcisa, entrevisté a algunos tipos, futbolistas por ejemplo, cuyas palabras vertidas en prensa no reducían el límite mental del jugador sino que lo ampliaban hasta el mío. Es verdad que caigo en lo mismo que señalo de Pániker, en creerme más listo que los otros. Será, supongo, condición indispensable para establecer una regla. Nadie formula una teoría para demostrar que es más tonto que los demás. Recuerdo a un entrenador que tuvo el C.D. Málaga, Antonio Benítez, cuando yo era joven, indocumentado y barroco. Por entonces, me dedicaba al seguimiento deportivo en las páginas de la edición malagueña de  “Diario 16”. Benítez le comentó a Juan Antonio Morgado, un compañero del  diario “SUR”, que cuando yo le entrevistaba él hablaba de una manera que ni él mismo se enteraba de lo que decía. Vemos que la ley de Pániker se cumple, lo único es que conviene reformularla: “Toda persona entrevistada acaba trasladada (reducida o aumentada) a los límites mentales y verbales del entrevistador”.

Dicho lo dicho, creo que el entrevistador debe ser humilde, aunque sobradamente preparado, no ir de listo y no tener otro interés que servir al lector. Los egos pasados de rosca pueden valer, aunque no sean recomendables, en otros géneros periodísticos y literarios, no en el de la entrevista. Conviene evitar la tentación del lucimiento personal y escuchar con atención al entrevistado. Es lo que viene haciendo, desde hace décadas, Eduardo Martínez Rico, que anda por la mitad de los cuarenta y lleva más de veinte trasladando al papel las cosas que le cuentan personas de relevancia pública y a menudo de fuste intelectual. Ahora ha recogido muchas de esas entrevistas en un libro que lleva por título “Conversaciones del siglo XXI”. En sus páginas charla en profundidad y con amenidad con gente como Francisco Umbral, Carlos García Gual, Susana Tamaro, Eugenio Trías, Carmen Iglesias o Martín de Riquer. En general, Martínez Rico aparte, las mujeres periodistas son mejores entrevistadoras que los hombres (estos destacan más en el columnismo), porque saben escuchar. Rosa Montero, Sol Alameda o María Mérida han cultivado con maestría ese género periodístico, tal vez el más complicado de todos.

Vuelvo a Pániker (fallecido en 2017, a los noventa años), quien decía que hay que dedicar media vida a crearse un ego fuerte y la otra media a desprenderse de él. Contaré una anécdota al respecto. Acudí a entrevistarle (a reducirle a mis límites mentales) a su magnífico chalet situado en la parte más noble de Barcelona. La cordialidad presidió nuestro encuentro. Es verdad que yo le toqué las cuerdas de su  autoestima, demostrándole un conocimiento entusiasta de su obra, cosa que no me costó, puesto que era cierta. En la despedida me dedicó alguno de sus libros y me estrechó la mano con fuerza, tras decirme que había sido una charla muy grata y que esperaba repetirla con más tiempo. Ocurrió algo muy común en cualquier redacción, y es que el reportaje en que aparecía Pániker fue retrasándose. Pasaban las semanas y el reportaje no salía. Y mes a mes, llamaba a la redacción del programa la secretaria de Salvador, para preguntar por la suerte de la entrevista. Pasaron diez meses y llegó un nuevo verano. Llamó la secretaria de Pániker y me puse al teléfono. Le dije que probablemente el reportaje se emitiría en agosto. La secretaria del escritor me contestó que don Salvador pasaría ese mes fuera de Barcelona y que no habría forma de que pudiera grabar su intervención. Yo la tranquilicé, le dije que no se preocupara, que le enviaríamos una copia, pero este no llegó a emitirse. En septiembre volvió a llamar la secretaria de don Salvador, preguntando si, puesto que no se había emitido, era posible que le enviásemos su intervención. Le dije que teníamos grabado el documental y que se lo haría llegar en un dvd; la secretaria me contestó que Pániker no precisaba el reportaje, sino únicamente su intervención personal. Se la mandé. Unos meses después, unos compañeros de “Informe Semanal” fueron a casa de Pániker a entrevistarle sobre la eutanasia, y este les contó que estaba muy dolido porque le habíamos hecho una entrevista y nunca la habíamos sacado. ¡Estaba claro que el escritor no se estaba desprendiendo de su ego, como recomendaba en sus libros! O quizá pensara que estaba todavía en la primera mitad de su vida.

Juan Antonio Tirado, malagueño de la cosecha del 61, escribe en los periódicos desde antes de alcanzar la mayoría de edad, pero su vida profesional ha estado ligada especialmente a la radio y la televisión: primero en Radiocadena Española en Valladolid, y luego en Radio Nacional en Madrid. Desde 1998 forma parte de la plantilla de periodistas del programa de TVE “Informe Semanal”. Es autor de los libros “Lo tuyo no tiene nombre”, “Las noticias en el espejo” y “Siete caras de la Transición”. Aparte de la literatura, su afición más confesable es también una pasión: el Atlético de Madrid.