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¡Malditos rojos peligrosos!


(Tiempo de lectura: 3 - 6 minutos)
Pedro Sánchez en una foto de Eva Ercolanese - PSOE. Pedro Sánchez en una foto de Eva Ercolanese - PSOE.

La tesis de Queridos niños, la última novela de David Trueba en la que retrata el mundo de la política y su trastienda desde la sátira y la observación desprejuiciada, es que todos somos unos niños que creemos saber cómo funcionan las bambalinas del poder político, pero que al final el engaño, la corrupción y el vocerío mediático acaban por sumergirnos en un engrudo formado por los cientos de certezas que creemos dominar y que no son más que débiles espasmos autoprovocados para insuflar vida a nuestro decadente activismo mental.

Algo no va bien en el pensamiento colectivo cuando tras lidiar contra una pandemia, con la erupción de un volcán, con Filomena, con una guerra en territorio europeo, con la inflación y contra el acoso y derribo de la oligarquía económica, financiera, empresarial y mediática de este país, el Gobierno de Pedro Sánchez se asemeja cada vez más a los cautivos y desarmados rojos aludidos en el bando que puso fin la Guerra Civil. Mientras, escudados en el no a todo y en el discurso apocalíptico, la derecha y la ultraderecha patrias consiguen que miles de ciudadanos desclasados y desnortados se pregunten a diario: ¿Qué han hecho estos rojos peligrosos por nosotros?

El enorme desgaste a que está siendo sometido este Gobierno desde el frente político, económico, judicial y mediático no puede ocultar una sobresaliente tarea legislativa realizada, además, con la dificultad añadida de sacarla adelante con unos dificilísimos equilibrios, que son el fruto de su debilidad parlamentaria.

La intensa actividad legislativa de los rojos peligrosos de Pedro Sánchez se ha caracterizado por un extraordinario componente social que ha levantado un escudo protector para los empleos e ingresos de millones de españoles que se hubieran evaporado de haber sido otro el color gubernamental, como bien recordarán los damnificados por las medidas adoptadas por los gobiernos de la derecha durante la última crisis que trituró empleos, ahorros, viviendas y la autoestima de todo un país que se lo merecía por vivir por encima de sus posibilidades, según decían quienes después han sido condenados por perpetrar múltiples delitos económicos.

Los rojos peligrosos del Gobierno han elevado el salario mínimo interprofesional un 33,5 por ciento y aunque según los profetas del Armagedón esa subida iba a suponer una drástica destrucción de empleo seguida de una quiebra masiva de empresas, mes tras mes se baten los récords de contratación apalancados por otra fechoría perpetrada por los mismos rojos: la reforma laboral que, mire usted por dónde, limita la contratación temporal y ha conseguido las mayores cifras de empleo indefinido y de cotizantes a la seguridad social de nuestra historia.

Pero también los rojos peligrosos del Gobierno pusieron en marcha el decreto del Ingreso Mínimo Vital, que permite que 850.000 hogares en los que viven más de 2,3 millones de personas no tengan que ponerse a mendigar y puedan sobrevivir con unas mínimas condiciones de dignidad, un decreto que la ultraderecha no votó y que el PP apoyó sin demasiado entusiasmo más por el qué dirán que por convencimiento de que era una medida de justicia elemental.

Si seguimos preguntándonos que más han hecho por nosotros los rojos peligrosos, podríamos añadir que ofrecen tranquilidad a más de nueve millones de pensionistas que saben que sus pensiones se incrementarán en la misma medida que haya subido el coste de la vida y que, aunque la inflación siga desbocada, no verán mermado su poder adquisitivo. De no estar gobernados por estos rojos peligrosos, al acabar este año esos pensionistas serían, siendo optimistas, un 10 por ciento más pobres, ya que en tiempos de Eme punto Rajoy (al que, por cierto, la Justicia no supo identificar) las pensiones se actualizaban con un mísero 0,25% anual.

En mitad de una brutal pandemia que desplomó nuestra actividad económica a niveles de la Guerra Civil, los rojos peligrosos fueron capaces de articular el milagro de los ERTEs y los créditos ICO que salvaron millones de empleos y decenas de miles de unas empresas que, con las políticas austericidas empleadas en la anterior crisis por el Gobierno de Eme punto Rajoy, llevarían años durmiendo el sueño de los justos.

No contentos con ello, los malditos rojos peligrosos han conseguido la segunda mayor cifra de fondos europeos para la reconstrucción de todos los concedidos por la UE, a pesar de que las arteras maniobras de los herederos de Afananza Pandillar para boicotear la llegada de esos fondos, porque como ya dijo uno de sus ínclitos adalides, Cristóbal Montoro: «Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros».

Esos mismos rojos peligrosos a los que, banderita en la muñeca, pero actuando como auténticos felones antipatriotas, la caverna retrógrada de este país ha negado el pan y la sal desde el primer día, son quienes han conseguido el récord de vacunaciones contra la COVID en el mundo occidental, por más que el entonces líder del Partido Popular vaticinara que necesitaríamos cuatro años para hacerlo. Cuando escribo este artículo se han administrado 96 millones de dosis y se han vacunado de 40,5 millones de españoles, lo que supone que el 85,6% de la población está completamente vacunada.

A los rojos peligrosos también les debemos la Ley de Muerte Digna, que permite que cada quien decida su muerte evitando el sufrimiento y manteniendo el control y la autonomía para conservar la dignidad y la libertad hasta el final de la existencia. Pero es que, además, estos rojos peligrosos bolivarianos, proseparatistas y bilduetarras han hecho posible que las 400.000 empleadas de hogar dadas de alta como tales puedan cobrar el paro desde este mismo mes de julio, acontecimiento inaudito que ni se le pasó por la cabeza a ningún Gobierno del Partido Popular.

Las derechas patrias y sus terminales jurídicas, económicas y mediáticas se siguen preguntando, ¿qué han hecho los rojos peligrosos por España? Suma y sigue: además de los ERTE, los ICO, los Fondos Europeos, la subida del salario mínimo, el ingreso mínimo vital, la revalorización de las pensiones, la reforma laboral, el récord de vacunaciones, el de empleo y el de cotizantes a la seguridad social, o la Ley de Muerte Digna, cabe añadir la Ley de Derecho a la Vivienda, que limita la subida indiscriminada del precio de los alquileres; la Ley de Educación, que bate récords de becas a quienes más las necesitan y no a familias que ingresan más de 100.000 euros anuales; la Ley de Protección a la Infancia, la Ley de Bienestar Animal, la Ley de Cambio Climático o la Ley de Memoria Histórica.

Es posible que los malvados rojos peligrosos en el Gobierno hubieran podido hacer algo más por nosotros, pero lo que es seguro es que si el Gobierno hubiera estado en manos de los herederos de Afananza Popular y compañeros mártires otro gallo nos cantara.

 

Catedrático de Universidad de Biología Vegetal de la Universidad de Alcalá. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid.

En la Universidad de Alcalá ha sido Secretario General, Secretario del Consejo Social, Vicerrector de Investigación y Director del Departamento de Biología Vegetal.

Actualmente es Director del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá. Fue alcalde de Alcalá de Henares (1999-2003).

En el PSOE federal es actualmente miembro del Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía y responsable del Grupo de Biodiversidad.

En relación con la energía, sus libros más conocidos son El fracking ¡vaya timo! y Fracking, el espectro que sobrevuela Europa. En relación con las ciudades, Tratado de Ecología Urbana.