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Reprimiendo y asesinando a migrantes no se combate a las mafias


  • Escrito por José Luis Centella
  • Publicado en Opinión
(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

El intento de centenares de migrantes africanos de saltar la valla de Melilla se saldó tras una criminal actuación de las fuerzas de seguridad marroquíes con un número de fallecidos que algunas ONG elevan hasta 37. Hubo personas muertas por asfixia y aplastadas, sin que la Gendarmería marroquí hiciera ningún gesto de ayuda. Todas las informaciones disponibles y las declaraciones de testigos presenciales dan cuenta de una inusitada violencia policial marroquí, que se cebaba con los detenidos, al tiempo que muchos migrantes agonizaban ante sus miradas indiferentes.

En España no podemos mirar hacia otro lado tras la matanza de decenas de personas indefensas cuyo único delito era tratar de escapar de la miseria o la guerra en sus países de origen, y mucho menos felicitar la represión marroquí

En estas circunstancias, resulta realmente sorprendente que el presidente Pedro Sánchez y otros miembros del Gobierno justifiquen y elogien esta manera de actuar. Posicionarse así no se puede calificar como un simple error, tiene que entenderse a la luz de las nuevas relaciones con el Reino de Marruecos. Sánchez y la dirección del PSOE cambiaron de posición frente al Sáhara Occidental, en contra de las resoluciones de Naciones Unidas, y de la mayoría del Congreso.

Sánchez ha abandonado la defensa del derecho del pueblo saharaui a decidir libremente en referéndum su futuro y defiende la soberanía de Marruecos sobre este territorio. No deja resquicio al PSOE para denunciar la ocupación ilegal impuesta por las autoridades marroquíes del Sáhara Occidental y la represión sistemática que realiza sobre su pueblo. Esta postura está acarreando graves consecuencias diplomáticas para nuestro país, como se ha visto con la ruptura de relaciones con Argelia.

En España no podemos mirar hacia otro lado tras la matanza de decenas de personas indefensas cuyo único delito era tratar de escapar de la miseria o la guerra en sus países de origen, y mucho menos felicitar la represión marroquí, máxime cuando está más que demostrado que los agentes marroquíes cruzaron la valla de Melilla para, en suelo español, golpear a migrantes y proceder a devoluciones en caliente.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, valoró que “hay que ser muy contundentes con la inmigración ilegal porque detrás de ella están las mafias que trafican con personas”. Esta afirmación olvida que quienes fueron reprimidos en la valla con toda contundencia no eran ‘los mafiosos’ que ella denuncia, sino las propias víctimas de esas mafias. Eso sí, los tentáculos de los mafiosos llegan hasta los centros de poder marroquí, que ha actuado en ocasiones bajo su dictado para tratar de condicionar la política exterior española.

La necesaria persecución de las mafias que trafican en la zona del Estrecho de Gibraltar con seres humanos no se hace reprimiendo a las personas que fruto de su desesperación buscan cualquier vía para escapar de las graves situaciones en sus lugares de origen, sino que necesita de actuaciones contundentes de otro tipo. Se puede empezar por controlar los capitales que manejan o por actuar contra las oficinas que utilizan con total impunidad en el propio Marruecos para captar a sus víctimas. Al mismo tiempo, también debe haber un mayor control de todos los operativos de los que disponen en las playas marroquíes, porque no es posible que pasen desapercibidas las decenas de pateras apiladas que esperan ser utilizadas en este inhumano tráfico de personas.

En vez de mirar hacia otro lado y justificar ninguna violación de derechos humanos, lo que corresponde es iniciar de forma urgente una investigación independiente que aclare lo ocurrido para derivar las correspondientes responsabilidades, empezando por pedir aclaraciones sobre la atención que están recibiendo los heridos, tanto los que se encuentran en territorio español, como los que quedaron en Marruecos.