Cuéntame un cuento: la tricofagia de Rapunzel
- Escrito por Rosa Amor del Olmo
- Publicado en Opinión
El síndrome de Rapunzel o tricofagia suele asociarse a la tricotilomanía, otra enfermedad que consiste en arrancarse compulsivamente el pelo, los cabellos y las pestañas. Los afectados suelen ser jóvenes, en su mayoría chicas y presentan visibles daños en el cuero cabelludo o en el estómago donde en ocasiones se han encontrado bolas de pelo.
La tricotilomanía1 (arrancarse su propio pelo, pestañas) fue descrita en la bibliografía por el psiquiatra francés Hallopeau, en 1889, y fue aceptada como un diagnóstico psiquiátrico casi cien años después, en 1987. Su incidencia se considera que oscila entre el 0.6% y el 1.6%. De las personas con tricotilomanía solo el 30% se come el pelo (tricofagia) y de ese porcentaje se estima que un 1% requerirá tratamiento quirúrgico para remover el tricobezoar.
Se le llamó así, ya que "poéticamente" esta problemática evocó el cuento de los hermanos Wilhelm y Jacob Grimm, escrito en 1812, que habla de una joven de cabello tan largo que tiraba sus trenzas para que el príncipe subiera. A los padres de Rapunzel, por comer la fruta prohibida del jardín de la bruja, esta les quitó su hija y la encerró en una torre. Pero eventualmente el príncipe que la rescata, logra salvarla al subir por medio de sus trenzas.
El impacto de la tricofagia en un niño o adolescente puede ser grave. La ingestión de pelo conduce a la formación de tricobezoares y a la obstrucción intestinal. Esto puede provocar anemia y pérdida de peso. A largo plazo, esta enfermedad también puede provocar una perforación de estómago, apendicitis, pancreatitis, etc.
Los padres también deben tener mucho cuidado. La tricofagia también puede tener repercusiones sociales. Su comportamiento puede provocar el rechazo del niño o del adolescente. Además, algunos pacientes se arrancan el pelo en parches. Esto conduce a la calvicie o a la ausencia progresiva de cabello, lo cual es una fuente de complejidad adicional. Como suele suceder en la tradición de los cuentos, historia popular tiene un origen mucho más terrible de lo que se puede pensar, porque los cuentos siempre esconden un drama, en este caso un caso psiquiátrico.
Un hombre y una mujer querían tener un hijo desde hacía mucho tiempo. Vivían en una casa rodeada por un enorme muro que nadie se había atrevido a cruzar. La mujer, que estaba embarazada, deseaba más que nada tener alguno de estos raipunches. Un día su marido decidió escalar el temido muro, recogió las flores y se las llevó a su mujer. Por desgracia, la bruja dueña del jardín vio la situación y exigió algo a cambio de las flores. "Debes darme el hijo que tu esposa dará a luz. Será bien tratado y lo cuidaré como una madre", exigió la bruja. En muchas ocasiones el rol de la bruja que quiere algo nuestro es una representación de algo mucho más real, aunque sobre ello hablaremos otro día.
Nada más nacer el bebé, la bruja apareció y se llevó a la niña, llamada... Rapunzel. Cuando la niña tenía 12 años, la encerró en una torre sin escaleras ni puertas. Para llegar a la habitación, Rapunzel tuvo que sacar su pelo, de varios metros de largo, por la ventana hacia la bruja.
Pasaron muchos años. Un día, el hijo del rey pasó por la torre y escuchó una canción tan dulce que decidió detenerse a escuchar. ¿De dónde creen sus hijos que procede esta voz única? Era Rapunzel, que, para pasar el tiempo, cantaba en su habitación. Todas las mañanas pasaba al pie de la enorme torre sin encontrar nunca la forma de subir. Un día, decidió esperar, escondido detrás de un árbol, con la esperanza de verla salir. Fue entonces cuando oyó al mago gritar: "¡Rapunzel, Rapunzel, desata tu pelo y lánzalo hacia mí!
Inmediatamente vio aparecer una enorme cabellera dorada. Se fue, con un solo pensamiento en mente: volver al día siguiente y llamar a Rapunzel. A la mañana siguiente, cuando llegó al pie de la torre, el príncipe gritó: "¡Rapunzel, Rapunzel, desata y lanza tu pelo hacia mí!". Inmediatamente, el pelo se le cayó al príncipe permitiéndole subir a la torre. La niña, que nunca había visto a un hombre, se asustó mucho con el príncipe. Encantado por su belleza, el joven le confesó su amor por el canto y pidió su mano en matrimonio. Sorprendida por su belleza, Rapunzel aceptó su propuesta.
Por desgracia, Rapunzel no pudo bajar de su torre y seguir al Príncipe. Así que decidieron que cada día él iría a verla y le traería lo necesario para construir una escalera lo suficientemente grande. La bruja no se dio cuenta de nada, hasta que un día Rapunzel le preguntó: "¿Cómo puede ser que seas más pesada de levantar que el joven príncipe que en un momento está a mi lado? La bruja se enfadó. Agarró el pelo dorado y lo cortó con las tijeras. Todo el pelo se esparció por el suelo en pocos segundos. Rapunzel fue entonces llevada lejos de la torre, a un lugar remoto. La bruja le tendió una trampa al príncipe. Colgó la cabellera dorada de la ventana y se la lanzó al príncipe.
Desesperado, fue directamente a buscarla. Después de cientos de kilómetros, por fin escuchó la dulce voz que le había enamorado. ¿Sus hijos quieren un final feliz, como el de los otros cuentos? Esta vez, sí... El Príncipe la llevó a su reino donde fue felizmente acogida. Vivieron allí durante mucho tiempo, felices y serenos.
El aspecto fantástico llega al final del cuento, cuando Rapunzel cura la ceguera del príncipe con sus lágrimas. La moraleja que se desprende de la historia es que encontraremos el equilibrio y la felicidad en nuestras vidas a partir de nuestro propio cuerpo y mente. El problema general es que en muchas ocasiones forzamos completamente dicho equilibrio para la consecución de un “bien aceptado” en perjuicio de la persona. En los momentos de ansiedad, arrancarse el pelo, las pestañas puede llegar a satisfacer a la persona, pero el hecho tiene un origen desconocido, aunque sabemos que muchas mujeres lo padecen.
Un caso más de un cuento que esconde un grave problema y que los niños y niñas escuchan con toda normalidad.
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1 Aguilar A, Rodríguez G, Hernández C. Síndrome de Rapunzel: reporte de un caso. Acta Méd Costarric. [online]. jun. 2003, vol.45, no.2 [citado 01 Agosto 2006], p.80-83.
2 Frei, A, et al: Hari apparente: Rapunzel syndrome., AJP. 162:2, Febrero 2005
3 Velasco S, Paredes E. Tricobezoar: un problema psicológico, .ª An Esp Pediatr 2001; 55: 383 - 384
Rosa Amor del Olmo
Doctora en filosofía y letras, Máster en Profesorado secundaria, Máster ELE, Doctorando en Ciencias de la Religión, Grado en Psicología, Máster en Neurociencia. Es autora de numerosos artículos para diferentes medios con más de cincuenta publicaciones sobre Galdós y trece poemarios. Es profesora en varias universidades y participa en cursos, debates y conferencias.