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Una mayoría de progreso


(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Las elecciones del 23 de julio han puesto de manifiesto la realidad social y política de España, frente a los espejismos que la derecha política y mediática ha tratado de establecer en su estrategia de acceso al poder.

La mayoría de los españoles comparte valores de justicia social, frente a las ideologías que confían la suerte de las personas a su condición social de partida o a su habilidad para acumular riquezas en la jungla del mercado.

La mayoría quiere avanzar en calidad democrática y en derechos de ciudadanía, frente a quienes promueven las polarizaciones, radicalizaciones y populismos que retrotraen a los tiempos oscuros de los totalitarismos, las autocracias, las discriminaciones, las censuras…

La mayoría es feminista y quiere frenar al machismo.

La mayoría confía en el progreso vinculado a la ciencia, y desconfía de los negacionismos acientíficos, como el movimiento anti vacunas.

La mayoría comparte la voluntad de luchar contra el cambio climático, frente a quienes lo niegan y ponen en riesgo la vida de millones de personas y la habitabilidad del planeta.

La mayoría cree en la igualdad de trato y la no discriminación de las personas que aún sufren maltrato en nuestra sociedad diversa, frente a quienes practican el odio y la persecución del diferente.

La mayoría pretende avanzar en la convivencia entre personas y territorios, frente a quienes alientan el desencuentro y el conflicto permanente.

La mayoría es europeísta y no quiere alinear nuestro país con los Orban o Le Pen que se oponen a la integración de un espacio europeo de paz, derechos y bienestar.

España no es de derechas.

Y la estrategia emprendida con medios extraordinarios para forzar un gobierno de derechas en España ha fracasado.

Promovieron un consenso demoscópico fraudulento, mediante la manipulación concertada de supuestas encuestas que otorgaban una mayoría insuperable a las derechas, y que buscaba la desmovilización del voto progresista. Fracasaron.

Impulsaron una campaña infame de insultos y descalificaciones hacia el Presidente del Gobierno, deshumanizando, satanizando y atribuyendo falsamente a su persona todo tipo de atributos y comportamientos inmorales. Fracasaron.

Llevaron a cabo una campaña de desinformación y mentiras, desde que “ETA está viva” hasta “España está en declive”, pasando por “habrá suelta general de terroristas en la cárcel”, “Sánchez prepara un pucherazo”, “Correos impide el ejercicio del voto”, “la ley de vivienda ampara a los ocupas”, “el PP siempre ha revalorizado las pensiones con el IPC”, y muchas más. Fracasaron.

Y siguen manipulando, con el objetivo de siempre: subvertir la decisión democrática de los españoles a favor de una mayoría progresista y propiciar un gobierno de derechas.

El Parlamento y la democracia española no “están en manos de terroristas e independentistas”, sino en manos de los legítimos representantes que los españoles y las españolas han elegido en unas elecciones libres y limpias. Con mayoría progresista.

El Gobierno de España no se determina por las proclamas de los líderes derechistas, ni por los editoriales de la derecha mediática, sino por las reglas que establece nuestra Constitución. Y la Constitución establece que gobierna quien obtiene la confianza mayoritaria de los representantes de los españoles en el Congreso de los Diputados.

El debate en torno a si debe gobernar el partido con más votos o más escaños es tan absurdo como tramposo. Las reglas del juego democrático en España están fijadas en el texto constitucional y no van a alterarse en función de los intereses de unos actores u otros. Es absurdo tratar de convencer a la opinión pública de que las reglas son las que no son.

Y resulta tramposo, por incoherente, que el Partido Popular reclame el Gobierno para sí en aplicación del principio de que “debe gobernar quien obtenga más votos en las elecciones”, cuando simultáneamente están incumpliendo este supuesto principio en un buen número de comunidades autónomas y ayuntamientos, y cuando lo ignoró tras las últimas elecciones generales, que hubieron de repetirse precisamente por tal razón, entre otras.

Los resultados de las elecciones del 23 de julio han supuesto una satisfacción no solo en España, sino también en el conjunto de Europa y en buena parte del mundo.

La ofensiva del populismo y la derecha radical se ha parado en seco en España, a pesar de los recursos ingentes puestos a su disposición, y pese a todas las trampas y mentiras empleadas para tumbar a un gobierno legítimo y progresista. Se les puede parar. Aquí se ha demostrado.

España seguirá siendo un factor clave y una referencia importante en el gran proyecto de la integración europea y el avance de los derechos humanos en el mundo.

Celebrémoslo.

 

Diputado en las Cortes Generales por Madrid. Secretario general del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.