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Sumar, una oportunidad para construir un proyecto para ganar las elecciones generales


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El lanzamiento oficial de la candidatura de Yolanda Díaz a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales en el marco del proceso de reagrupamiento de fuerzas de izquierdas que supone Sumar, por previsto, no deja de tener un importante significado al suponer la puesta de largo de un proyecto que puede modificar el mapa político instalado en España desde las grandes convulsiones sociales y políticas de los años 2014 a 2015.

Una de las primeras dificultades es que Podemos no haya encontrado aún el espacio y la fórmula para sentirse cómodo y reflejado en el proceso de Sumar. Es necesario que la dirección de Podemos entienda que todo el mundo es necesario, pero nadie es tan imprescindible como para condicionar al resto

Como bien se encargaron de repetir quienes intervinieron en el acto en el Polideportivo Magariños del domingo 2, se trata del inicio de un camino con muchas preguntas e incógnitas, pero que se pone en marcha con la voluntad de dar respuestas colectivas a los retos que hoy se plantean la fuerzas que propugnan una salida a los problemas de nuestra sociedad desde una óptica progresista. Se hace en favor de los intereses de la mayoría social, de quienes vienen soportando las consecuencias de las crisis sucesivas encadenadas por el sistema capitalista desde 2008 y que otros respondieron sólo con políticas involucionistas y de recortes.Sumar trata de cambiar los paradigmas desde los que se planteaba la acción política: sortear las dificultades que generaban las crisis económicas disminuyendo costes sociales, recortando derechos laborales, congelando pensiones o aumentando la edad de jubilación, entre otros. Ahora se ha demostrado que es posible afrontar esto mismo aumentando los ingresos públicos para redistribuir la riqueza, evitando que sean sólo las capas populares las que hagan continuos esfuerzos, mientras aumentan los beneficios de la banca y las grandes empresas.

Se trata de no partir de cero, de estudiar fórmulas anteriores para sacer de ellas lo mejor que han aportado y superar los errores cometidos; se trata de crear un clima amable que haga posible el diálogo y el debate sincero para buscar puntos de encuentro, para superar las diferencias en un programa común donde todo el mundo se sienta cómodo, superando las dificultades con audacia y sentido del momento político que vivimos.

Una de estas primeras dificultades es que Podemos no haya encontrado aún el espacio y la fórmula para sentirse cómodo y reflejado en el proceso de Sumar. Es necesario que la dirección de Podemos entienda que todo el mundo es necesario, pero nadie es tan imprescindible como para condicionar al resto. Sería injusto dejar en exclusiva la responsabilidad de resolver esta situación en manos de Podemos y de sus dirigentes, sino que debemos buscar de forma colectiva fórmulas que permitan su incorporación al proceso.

Otra dificultad será transitar unas elecciones municipales en las que fuerzas que hemos participado desde el principio en la construcción de Sumar y estuvimos juntas en el acto del Magariños vamos a competir electoralmente el 28 de mayo. Me refiero fundamentalmente a dos comunidades tan significativas como Madrid y Valencia. Si no somos capaces de alcanzar en la práctica un acuerdo de ‘no agresión’, de no entrar en el cuerpo a cuerpo durante esta campaña electoral, todo será más difícil el día después de las elecciones.

Es imprescindible encontrar una relación dialéctica entre la ilusión que da fuerza y empuja desde la base material del protagonismo ciudadano con la que se construye el proceso, con el papel de las organizaciones políticas y sociales como referentes de ideologías. Hay que buscar esa síntesis verde, violeta y roja que permita un programa de avance social y desarrollo de una democracia real. Esto pasa por huir de la pretensión de tratar de hegemonizar el proceso o de incluir a toda la pluralidad existente en el acto de Magariños en un solo partido o en una referencia internacional única. Hay que buscar fórmulas programáticas y organizativas que permitan resolver las contradicciones desde el consenso y la síntesis dialéctica, nada fácil, pero nadie nos dijo que la lucha por los cambios sociales lo sería.

 

Responsable federal de la Conferencia Interparlamentaria de Izquierda Unida y presidente del Partido Comunista de España (PCE), partido del que ha sido secretario general entre 2009 y 2018. Maestro de profesión, fue concejal en el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Benalmádena, provincia donde inició su actividad política y por la que fue elegido diputado al Congreso en 1993, 1996 y 2000. En la X Legislatura (2011-2015) volvió a la Cámara Baja como diputado por Sevilla, ocupando la portavocía del Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA-La Izquierda Plural.