Paisaje post moción
- Escrito por Antonio Campuzano
- Publicado en Opinión
¿Hay vida después de la moción de censura? La hay, pero también existe una adaptación a la normalidad tras la experiencia jamás imaginada de un ensayo de cancelación de gobierno por el procedimiento extraordinario de asalto al poder con impulso de una fuerza en muchos modos inconstitucional, con el auxilio capital de un candidato ajeno a las esferas políticas de la representación y con una biografía llena de sobresaltos.
El mes de marzo ha permanecido atravesado por el acontecimiento que ha ocupado dos jornadas tan sólo, pero que pareciera permear por la actualidad desde hacía muchos meses atrás. Las consecuencias de estas dos jornadas se dejarán sentir a lo largo de este curso donde hay citas electorales de gran señal, municipales y autonómicas, por un lado, y generales, finalmente. En dos frentes concretos. El primero, los efectos que pudieran derivarse de la acción de Vox y su multiactividad en la figura de su líder, Santiago Abascal, quien originó una situación que nadie validaba, con conclusiones cuantitativas descontadas, pero que ha creado una ocasión de visibilidad inimaginable.
El natural de Amurrio sólo podía aparecer en las sesiones de control al gobierno, y con un minutado tasado y en miniatura que apenas le concedía exposición y foco multiplicador. La moción le ha brindado la ocasión de un perfil prácticamente de candidato bis de Ramón Tamames, máxime cuando todos los planos del catedrático, en el escaño de préstamo, eran compartidos por Abascal y también por Espinosa de los Monteros. Los comentarios sofocados por la palma de la mano, los gestos de conformidad o asombro, resultaban mucho más frecuentes que en cualquier otro momento parlamentario.
Frente a lo patente, a la luminosidad de lo presencial, se encuentra lo ignoto por convicción de Feijóo, en comparecencias con embajadores y viaje a Bruselas, para evitar la presencia “quieta como un ídolo”, que dice Mario Vargas Llosa, porque viene arrastrando aquella carencia de fabricación en su producción como líder de la oposición, la orfandad de acta de diputado. Sigue, de este modo, sobre la mesa de reflexión la pregunta consistente en conocer a quién reporta más utilidad el efecto de la moción, al actuante o al ausente. Dice Cesare Pavese, en El oficio de vivir, que “hay gente para quien la política no es universalidad sino legítima defensa”.
Este parece ser el caso de Abascal, con continua prueba de oposición y negación, en cuyo lado contrario se encontraría Feijóo, con la búsqueda de la universalidad, la conformidad de cuanoas más sectores mejor, en su juego sumatorio de mayorías. Pero especial cuidado con la apreciación de ambas conductas, la activa y la calmada. El siguiente capítulo de consecuencias del acontecimiento moción pasa por la figura de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que ha ejercido de portavoz del socio de gobierno de la coalición, con la justa y necesaria opacidad de Irene Montero e Ione Belarra, relegadas en el curso de la iniciativa y en el peor momento por el protagonismo de ambas en las últimas semanas. Se puede argumentar como general la impresión producida por Díaz como fuerza tranquila y sosegada en representación de Unidas Podemos, si bien las diferencias de criterio están a pocos centímetros de revelarse de gran alcance.
La interpretación de la relación entre los potenciales socios de la mayoría de izquierda y la mayoría conservadora han encontrado un tubo de ensayo de gran poder analítico en la moción de censura donde, desaparecido Tamames, emerge de nuevo el resplandor de las fuerzas del siglo XXI frente a la memoria aún viva del candidato que hacía de la unidad de España, la monarquía y la bandera razones de existencia, cuyos símbolos eran elementos arqueológicos en el imaginario del comunismo electoral de 1977, pese a la foto de la bandera del profesor para cuando la legalización del Sábado Santo.
Antonio Campuzano
Periodista (Ciencias de la Información, Univ. Complutense de Madrid), colaborador en distintas cabeceras (Diario 16, El País, Época, El Independiente, Diario de Alcalá), miembro del Patronato de la Fundación Diario Madrid.