El centenario del asesinato de Salvador Seguí y la huelga de La Canadiense
- Escrito por Joaquim Pisa
- Publicado en Opinión
El 10 de marzo de 1923 fue asesinado a tiros el dirigente anarquista Salvador Seguí, llamado "El Noi del Sucre" (el chico del azúcar) en la calle de la Cadena, en Barcelona, por un pistolero al servicio de la patronal catalana que nunca fue detenido.
Salvador Seguí representaba el ala más puramente sindicalista del anarquismo catalán, mayoritaria entonces en la CNT, sindicato creado pocos años antes (1910), y estaba enfrentado a los sectores más radicales del movimiento, que años más tarde se agruparían en la FAI. Buen conocedor de la vida política catalana, Seguí mantuvo siempre relación incluso de amistad con los sectores más izquierdistas del republicanismo burgués, con jóvenes de su edad como el abogado Francesc Layret (también asesinado) o el entonces político principiante Lluís Companys.
Seguí puede ser considerado como el más "catalanista" de los dirigentes anarcosindicalistas históricos, tomando esta afirmación con toda la reserva del caso al hablar de un anarquista. Con los socialistas, escasos en número entonces en Barcelona, la relación era respetuosa y más bien distante, y muy tensa con los republicanos lerrouxistas, con quienes los anarcosindicalistas se disputaban la influencia sobre los trabajadores.
Salvador Seguí era un tipo fornido, que solía vestir bien, amable y simpático, siempre rodeado de gente. Sus compañeros le adoraban, y aunque como digo tenía un buen número de adversarios dentro del movimiento libertario, era una persona respetada y a la que se escuchaba en ambientes muy diversos. Solía frecuentar los cafés del Paralelo, como casi todo el mundo entonces, y es posible que de allí viniera el apodo con el que se le conocía, "el Noi del Sucre", ya que al parecer era muy goloso y solía guardarse en los bolsillos los sobrecitos de azúcar del café. Otros dicen que siendo muy joven trabajó un tiempo en el puerto descargando sacos de azúcar de los barcos que venían de Cuba, y que el apodo le vendría de allí.
Fuera como fuese, "el Noi del Sucre" ya era una leyenda sindical cuando estalló la huelga de La Canadiense, en febrero de 1919. Su actividad como estratega sindical había comenzado años antes como líder de una de las sociedades obreras que confluyeron en la Solidaridad Obrera, fundada en 1907 en respuesta a la "Solidaritat Catalana" burguesa. Del poso que dejó aquella experiencia unitaria, en la que participaron anarquistas y socialistas, surgió unos años más tarde la CNT. Por tanto, cuando los trabajadores de la empresa Barcelona Traction, Light & Power (conocida popularmente como La Canadiense) se declararon en huelga en la primavera de 1919, Seguí ya era un referente sindical de gran influencia.
Suyo, de Salvador Seguí, fue el acuerdo con el que acabó la huelga, en marzo siguiente, que además de otras mejoras laborales consiguió, por primera vez en España, la jornada laboral de ocho horas. No fue fácil, y no solo por la actitud de la patronal. La huelga se extendió a toda Barcelona, después a Catalunya y finalmente, saltó a zonas industrializadas de España. Para el Gobierno español y la patronal la huelga era un desafío político y social, un ataque directo con intenciones revolucionarias "sovietistas".
En el lado obrero, los anarquistas más duros rechazaban las condiciones negociadas por Seguí y la parte mayoritaria del Comité de huelga. En el mitin celebrado en la plaza de toros Las Arenas de Barcelona el 19 de marzo, al que asistieron 25.000 obreros, se votó el fin de la huelga, pero "el Noi del Sucre" hubo de emplearse a fondo para que la propuesta de acuerdo fuera aceptada. Salvador Seguí tuvo que escuchar durante su intervención silbidos e insultos proferidos por una parte de los presentes. Finalmente, el acuerdo salió adelante, y la huelga de La Canadiense fue una gran victoria lograda por los trabajadores barceloneses para los trabajadores de toda España.
Esa victoria cimentaría el prestigio de la CNT y de sus dirigentes durante la década siguiente, prestigio que la propia sindical echaría a perder años más tarde al dejarse arrastrar al pistolerismo, cuando ya estaba controlada por los futuros faístas. Pero para entonces, "el Noi del Sucre" ya estaba muerto. Le abatió el 10 de marzo de 1923 un pistolero del Sindicato Libre, organización de origen carlista dirigida desde la patronal Foment del Treball con la anuencia del Gobierno Civil y, evidentemente, de la policía.
Así conmemoraron los autores intelectuales de su asesinato el cuarto aniversario del inicio de la huelga de La Canadiense.
Joaquim Pisa
Escritor. Ha publicado varios libros sobre literatura de viajes, investigación en historia local y memoria colectiva contemporánea. Algunos de sus títulos son “Un castillo en la niebla. Tras las huellas del deportado Mariano Carilla Albalá” (sobre la deportación de republicanos españoles a los campos de exterminio nazis), “Las cenizas del sueño eterno. Lanaja, 1936-1948. Guerra, postguerra y represión franquista en el Aragón rural” (sobre la represión franquista), y la novela “El cierzo y las luces” (sobre la Ilustración y el siglo XVIII).
En 2022 ha publicado “Una quimera burguesa. De la nación fabulada al Estado imposible” (una aproximación crítica al independentismo catalán).
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