Tal vez sufras midorexia
- Escrito por Rosa Amor del Olmo
- Publicado en Opinión
Espejito, mi hermoso espejito, dime ¿quién es la más bella? ¿Te obsesionan tus canas, las arrugas que aparecen, usas y abusas de cremas reafirmantes y rejuvenecedoras? ¡El botox se ha convertido en tu mejor aliado! ¡Y estás pensando en la cirugía plástica para rehacer tu cara! Tal vez sufras de midorexia.
Después de la crisis de los 40, ¡ya ha llegado la hora de la crisis de los 40! Puede que usted sea uno de esos cincuentones que rehúyen la vejez, se sienten angustiados por el paso del tiempo y quieren mantenerse jóvenes a toda costa. Te niegas a envejecer. Hay que decir que la sociedad no anima a la gente a asumir la vejez. Basta con ver la televisión y abrir las páginas de las revistas para encontrarse con mujeres perfectamente lisas, bellas, sin arrugas y resplandecientes en papel satinado. Alguna momia siempre hay, claro. El caso Preysler tiene lo suyo. Las estrellas y actrices también forman parte de este culto a la superficialidad, con sus repetidos estiramientos faciales. En resumen, todos los medios de comunicación se hacen eco de ello: está prohibido envejecer por cualquier medio posible. ¿Es la midorexia la nueva lacra de la sociedad? Sí.
La negativa a envejecer
Es esta búsqueda de la eterna juventud lo que buscan las midoréxicas y midoréxicos -que algunos hay-, están dispuestas a todo con tal de salir en la foto y seducir. Por supuesto, no hay nada malo en querer agradar a cualquier edad, pero cuando esta necesidad de agradar se convierte en una obsesión y un complejo, es dramático. Los midoréxicos sufren y pasan horas buscando el más mínimo pelo blanco, tiñéndose el pelo, probando todas las dietas posibles y haciéndose liftings faciales. Tienes un déficit bancario todos los meses porque gastas mucho dinero en cosméticos. Las midoréxicas no aceptan ver cómo su piel se marchita, su cuerpo y su silueta cambian. Cultivan el arte de la apariencia y no dudan en practicar deporte en exceso para esculpir su cuerpo.
Los midoréxicos harán cualquier cosa para salir en la foto. Se convierte en una auténtica obsesión. Botox, cirugía estética, dietas dudosas, deporte excesivo... Todo se hace para ocultar los efectos del tiempo en el cuerpo. La midorexia es cultivar el arte de la apariencia. ¿No se debe esto al contraste entre los ideales estéticos transmitidos y la realidad de un cuerpo real? Aunque el ser humano nunca ha sentido placer por envejecer, la noción de adicción no tenía cabida cuando hablábamos de belleza hace unas décadas.
Irreflexión inconsciencia: palabras clave
Por supuesto, los midoréxicos no son conscientes de que son adictos. Esto es tanto más cierto cuanto que todo les empuja a desear la eterna juventud. En general, se comportan como adolescentes. Tienen la sensación de ser totalmente libres y despreocupados, lo que a veces los lleva a comportamientos un tanto límite... De hecho, en lugar de intentar mantener su cuerpo sano, sobrepasan los límites: beben demasiado, les gusta conducir a gran velocidad, salen muy a menudo a discotecas, ¡y pueden tener relaciones sexuales sin protección en nombre de la diversión! Es una especie de regresión de la mente a favor de cualquier cosa que pueda estimularla.
No existe -que sepamos- tratamiento para esta enfermedad. Lo mejor es ir a ver a un psiquiatra o psicólogo. Para avanzar, es necesario comprender el origen de esta adicción. Puede ser miedo a la muerte, una necesidad excesiva de control o falta de confianza en uno mismo. Aunque las midoréxicas suelen tener un aspecto superior, no saben quererse por lo que son, y ése es el problema. En este caso, sus allegados también son de gran ayuda. Necesitan que se les tranquilice, que se les demuestre su valor más allá de su aspecto físico, y nada mejor que un ser querido para hacerlo.
Aunque es importante ser conscientes de nuestra edad, también es importante saber que en realidad la edad tiene cierta relatividad. Aparte de las posibles limitaciones debidas al deterioro físico, tener 50 o 60 años no debería ser un obstáculo para disfrutar de la vida, independientemente de nuestra fecha de nacimiento. Además, hay que tener en cuenta que la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en los últimos años. Por tanto, debemos intentar mantener una mente joven el mayor tiempo posible. Por lo tanto, la midorexia puede aportarnos más beneficios que aspectos negativos al permitirnos disfrutar de los atractivos de la juventud y evitar las barreras de la edad. ¡Tenemos la misma edad que tienen nuestros proyectos” me he dicho siempre!
Nuestra edad y la concepción que tenemos de ella (si nos sentimos más jóvenes o más viejos) influyen en nuestra forma de pensar y actuar y en cómo nos vemos a nosotros mismos. La midorexia es un problema en el que algunas personas sufren una crisis de autoestima e intentan mantener su juventud. Pero también tiene aspectos positivos.
Aunque en principio la midorexia puede percibirse como algo negativo, como un trastorno asociado a una persona que no acepta su edad y, por tanto, rechaza el envejecimiento, también tiene algunos efectos secundarios muy positivos. De hecho, la midorexia puede empujar a una persona a vivir una segunda juventud, a no dejar que la edad sea una excusa para dejar de disfrutar de su día a día. Así, tendrá que esforzarse por mantener un estilo de vida juvenil que le ayude a no encerrarse en un estilo de vida demasiado estable y, por tanto, demasiado aburrido.
La midorexia puede ayudarnos a superar algunas de las barreras psicológicas asociadas a la edad embarcándonos en experiencias que muchos no se atreverían a intentar por considerarse demasiado mayores. Por eso, uno puede, por ejemplo, disfrutar de viajes y lugares exóticos o practicar deportes de riesgo sin dar importancia a la pregunta: "¿Tengo edad para esto? Trabajar en otro país al tiempo que conocemos otra cultura. La juventud, a menudo, viene dada por el concepto de pereza o de valentía. ¡Ya estoy mayor” y no hago nada!
Por otro lado, otro beneficio interesante de la midorexia es la posibilidad de establecer amistades entre generaciones. Practicar hábitos de gente más joven, puede ayudarnos a descubrir las cosas que tenemos en común con personas de otra generación.
Rosa Amor del Olmo
Doctora en filosofía y letras, Máster en Profesorado secundaria, Máster ELE, Doctorando en Ciencias de la Religión, Grado en Psicología, Máster en Neurociencia. Es autora de numerosos artículos para diferentes medios con más de cincuenta publicaciones sobre Galdós y trece poemarios. Es profesora en varias universidades y participa en cursos, debates y conferencias.
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