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El manifiesto de los 255 y la brecha biológica


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El manifiesto es una herramienta utilizada en el ámbito político para hacer una declaración urgente ante una realidad que necesita de un cambio porque de su mantenimiento se deduce un riesgo y una peligrosidad para un colectivo, un pueblo, una nación. En el último siglo este recurso es muy común para alertar y denunciar situaciones de especial gravedad, si bien su uso está ya muy calibrado por la opinión pública que sabe distinguir el envoltorio de la declaración para su detección como acontecimiento o como pasatiempo.

El último de los manifiestos contra el gobierno de coalición es conocido como el de “los 255”, que es el número de los firmantes del mismo. Naturalmente, en seguida, en algún medio de comunicación se ha dado a conocer la iniciativa como el manifiesto de “los 254”, lo que ya invalida de entrada el propósito por carecer de aprecio y rigor aritmético. Alguna firma se ha contado de más o se ha contado de menos.

El escrito se dirige a la sociedad española porque existe “un desafío constitucional” al sistema imperante desde 1978, sucesor de la dictadura del general Franco. Y el desafío se le imputa al gobierno de coalición Psoe-Unidas Podemos, surgido de unas elecciones celebradas en noviembre de 2019, repetición de las convocadas en abril del mismo año. Este gobierno es censurado de igual modo por sus apoyos parlamentarios en los grupos nacionalistas vasco y catalán, que han dado como resultado una actividad legislativa que suaviza hasta la “impunidad” las condenas por lo sucedido en el otoño catalán de 2017. Este grupo de 254-255 tampoco muestra sintonía con el Partido Popular, a quien reclama oposición sin quiebra ni desmayo, y sobre el que no se detecta “energía, propuestas ni discurso”.

Y se dirige a los jóvenes para “que reaccionen cívicamente”. A la larga retahíla de agravios contra el ejecutivo y contra el propio partido socialista como organización se añade de corrido la lista nominativa de los firmantes. Y ahí está la prueba de contraste. La media de edad de los firmantes se encuentra entre los setenta y ochenta años y en muchos casos se observa una recalcitrante idea de persecución contra el presidente de gobierno, Pedro Sánchez, sobre quien han producido varias declaraciones y formas de manifiesto en muchas otras ocasiones.

La factura ideológica de la declaración se adivina idéntica a las formas empleadas por el núcleo fundador del partido Ciudadanos, con las sumas provenientes del otro nervio fundador de UPyD, con la presencia siempre activa de Rosa Díez, también impulsora de la manifestación del sábado 21 de enero, y omnipresente en todos los foros y teatros de denuncia de cuanto represente el Psoe, el mismo partido que ha sido fundamental para su nacimiento político y su némesis creadora de una figura política claramente sobrepasada por los tiempos y sobre todo por los procesos electorales. La vitamina de este escrito, de genética indudable y conocida del germen Ciudadanos, no destila ni una sola frase al principal exponente del fracaso en la entente de Psoe con fuerzas tranquilas.

Ese fracaso tiene su nombre en Ciudadanos, el liderazgo de Albert Rivera, y el apoyo de muchos de los firmantes de esta excitada pieza oratoria. La presencia de gentes del antiguo Psoe con llamamiento a la recuperación del “espíritu constitucional del 78” no es más la manifestación de una brecha de edad no digerida anímicamente. Leguina está fuera del momento actual de la dirección socialista desde hace mucho tiempo y otros firmantes históricos del partido en el gobierno tienen un “linkedin” apegado a alguna empresa del IBEX. Quien fuera doce años presidente del Consejo Económico y Social, también firmante, no está en UGT, pero sí en la CEOE y en una farmacéutica del selectivo índice de la bolsa de Madrid.

La presencia de José Luis Corcuera en estos episodios aporta extravagancia dialéctica. La representación de la profesión periodística está plagada de víctimas de la nueva dirección del periódico de referencia de la prensa escrita española, El País. Entre otras guindas proporcionadas por los firmantes, existe una, también con signatura en el manifiesto, que lleva desde el 2015 con hueco propio en la lista de lista de morosos con la Agencia Tributaria con una deuda de 8 millones de euros. Los 255-254 han tenido animosidad hacia Pedro Sánchez desde la disputa de las primarias en la organización socialista y se demuestra, con esta proliferación de nuevas posibilidades de visibilidad mediática, que la anécdota en el universo público aún tiene espacio para la notoriedad y el ruido.

El 10 de febrero de 1931, en el diario El Sol, apareció el manifiesto “Agrupación al servicio de la República”, firmado por Ortega y Gasset, Marañón y Pérez de Ayala, porque “es obligatorio ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública”. De ahí salió mucha historia, incluso desmentidos de los propios firmantes que no estuvieron de acuerdo con el signo de aquellos acontecimientos sobrevenidos. Pero este conocido también como manifiesto no resiste la mínima prueba comparativa. Una cosa es el pálpito de la hora histórica y otra la manifestación de un achaque producido por el la edad y la brecha biológica. Ortega tenía 47 años cuando se manifestó y el firmante de los 254-255 incluido en la lista de morosos que quiere salvar a España tiene 75 años.

 

Periodista (Ciencias de la Información, Univ. Complutense de Madrid), colaborador en distintas cabeceras (Diario 16, El País, Época, El Independiente, Diario de Alcalá), miembro del Patronato de la Fundación Diario Madrid.