Fallece Fatima Ahmed Ibrahim, comunista y feminista, primera parlamentaria elegida en Oriente Medio y África
- Escrito por Rubén Caravaca Fernández
- Publicado en Internacional
El pasado 12 de agosto falleció en un hospital londinense la activista sudanesa Fatima Ahmed Ibrahim. En 1965 fue elegida parlamentaria, siendo la primera mujer en lograrlo en África y Oriente Medio.
De familia muy comprometida, su abuelo fundó la primera escuela infantil del país, siendo imán en la mezquita local. Su padre también fue profesor, siendo expulsado del magisterio por negarse a dar clases en inglés. Su madre fue pionera del feminismo africano.
Fatima, nacida en 1933, a muy pronta edad creó la primera asociación de mujeres del país. En 1952 participó en la puesta en marcha de la fundación de la Unión Sudanesa de Mujeres, entidad que tuvo gran protagonismo en la destitución del dictador Ibrahim Abbud. A los 19 años se afilió al Partido Comunista de Sudán, única organización política que permitía la presencia de mujeres en sus filas. Con posterioridad se casó con uno de los líderes del partido, Al Shafie Ahmed Al-Sheikh. El presidente egipcio Abdel Nasser la invitó a que contara sus experiencias sobre feminismo y sindicalismo, siendo condecorada por ello.
Cuando se produce el golpe de estado de 1969, apoyado por el Partido Comunista, su marido se negó a participar en el gobierno militar, siendo fusilado por ello. Ella permaneció en arresto domiciliario durante dos años y el hijo de ambos emigró a Londres, a donde ella se desplazó en 1990, desde allí desarrolló un papel activo en la oposición contra el régimen de Omar Hasán Ahmad al Bashir, actual presidente, perseguido por la justicia internacional.
En 1991 fue nombrada presidenta de la Unión Democrática Femenina Internacional. Dos años más tarde fue galardonada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por sus esfuerzos humanitarios. En 2005 regresó al país, siendo elegida parlamentaria por el Partido Comunista de Sudán. Un año más tarde ganó el Premio Ibn Rushd, en reconocimiento a su lucha por promover los derechos de las mujeres y la justicia social en Sudán y la región árabe. Cinco años más tarde abandono toda actividad pública.
Su cuerpo viajó desde Londres a Jartum, capital de Sudán, donde tuvo lugar su funeral, el pasado día 16 de agosto. El primer ministro Bakri Hassan Saleh, el ministro de Asuntos Exteriores, Ibrahim Ghandour, y el gobernador de Jartum, Abdul-Rahim Mohamed Hussein, tuvieron que abandonar el entierro ante las protestas de los miles de asistentes, que aprovecharon la ocasión para manifestarse y exigir democracia y libertad para el país.
Su muerte vuelve a poner de manifiesto la invisibilidad que sufre muchas luchadoras, que casi nunca son reconocidas por medios y dirigentes de toda índole.
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