Cuando nos referimos a la crisis iniciada en el año 2008, usamos expresiones como “el pinchazo de la burbuja”, “el fin del reino de la especulación”. No estamos lejos de la realidad, aunque desde nuestro punto de vista, la definimos de forma tal que no nos vemos involucrados, sin ser parte. Y es que esa crisis lo fue de valor. La especulación como tal es el aprovechar el beneficio generado por la diferencia entre el precio de intercambio de algo, sus expectativas crecientes, y el valor original del mismo. Y así fue, creímos en la especulación, porque creímos en un dinero fácil, un en dinero barato, en bienes que no dejarían de subir de precio, en un bienestar permanente. Y nos equivocamos. Y ese error se cebó con nuestra sociedad, con nuestro modo de vida, y arruinó muchos sueños.