La batalla entre Don Carnal y doña Cuaresma. Óleo sobre tabla. 1559. Museo de Historia del Arte de Viena.
Peter Brueghel El viejo está considerado como uno de los mejores pintores de la escuela flamenca, junto con Rubens.
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Elena Muñoz Echeverría es licenciada en Historia del Arte, gestora cultural, editora y escritora. Ha ejercido la docencia durante veinticinco años. Desde 2015 a 2019 ha sido vicepresidenta de la Asociación de Escritores de Madrid.
Autora de un blog de éxito MI VIDA EN TACONES
http://mividaentacones59.blogspot.com/
Tiene diez libros entre poesía y narrativa. En 2018 estrenó su primera obra teatral. En la actualidad acaba de publicar su quinta novela, El amante pluscuamperfecto, con Ediciones Ondina.
Peter Brueghel El viejo está considerado como uno de los mejores pintores de la escuela flamenca, junto con Rubens.
Una de las condenas más dolorosas que el imperio romano imponía, incluida la crucifixión, era la de Damnatio memoriae, locución que significa condena de la memoria, o lo que viene a ser borrar a alguien de la Historia. Se eliminaban placas, inscripciones, imágenes, e incluso, se llegaba a prohibir su nombre. La Damnatio memoriae no era siempre justa. En muchas ocasiones eran los adversarios políticos los que, una vez obtenido el poder, incluso de manera vil, los que llevaban a cabo este procedimiento para borrar todo recuerdo de su antecesor. La Apoteósis era todo lo contrario, elevar a la persona a la categoría de dios.
Una ya cree estar curada de espanto, pero, a veces se encuentra con barbaridades como la que escuchamos del diputado del Partido Popular José Ignacio Echániz acerca de la ley de la eutanasia.
“De mis soledades vengo, porque para andar conmigo mismo me bastan mis pensamientos”. Así decía el gran Lope de Vega en su poema. Todo un canto a la reflexión de la introspección en uno mismo y de cómo contemplamos el mundo. Es cierto que el ser humano necesita de la soledad para dialogar consigo, para encontrarse, para aceptarse. En resumen, que la soledad no es inútil si se sabe aprovechar.
Sí, sé que esta confesión casi tendría que ser precedida con un: “Hola soy Elena…” Tras la cual decir:” ayer no vi los Goya”, y escuchar un eco que dijera “Hola, Elena te queremos”, así como si hubiera cometido una falta imperdonable, a la vista de los comentarios que hoy se pueden leer en redes y diarios. Pocos van a ver cine español, pero todos ven los Goya.
Ser padre o madre no es fácil. No es fácil y está lleno de temores respecto al devenir de nuestros hijos.
Es difícil encontrar una época en la que se haya sometido a la sociedad a una presión del miedo, casi del terror, como en esta que vivimos, comparable a la del milenarismo en la que se vaticinaba el fin del mundo con el cambio de siglo.
No creáis, mis queridos lectores, que estáis leyendo un artículo médico, aunque quienes sufren este síndrome, fruto simplemente de la ironía de esta que os escribe, deberían hacérselo ver.
En la vida nos cruzamos con malas personas.
No me refiero a las que alguna vez nos hacen lo que vulgarmente se dice una “faena” (inconscientemente incluso), sino a quienes adrede, aposta, a sabiendas, hacen daño con el propósito más destructivo. El problema es que no siempre las reconocemos, y cuando lo hacemos suele ser demasiado tarde, bien porque su destreza en ocultar su maldad es grande, o porque no se había hecho nada, hasta ese momento, que provocara su maldad. Puede pasar tiempo, años, sin que ese sentimiento perverso surja, hasta que un día algo lo pone en marcha. Ese algo suele ser la envidia.
Hay, tal y como dice el dicho popular, personas que cuando abren la boca hacen subir el pan. Y no es que tengan que ver con este básico alimento, sino que sus palabras suelen producir alarma y algún escozor que otro.
Mis queridos estudiantes de Bachillerato, e incluso aquellos que estando finalizando la ESO os planteáis qué estudiar y ser el día de mañana.
Ni en nuestras peores pesadillas podríamos pensar que volveríamos a escuchar frases dedicadas a las mujeres del cariz de las que estamos siendo testigos por parte de la ultraderecha, que con el voto de millones de compatriotas, ha entrado por la puerta grande en las instituciones.
Llegué tarde a casa. Un compromiso ineludible hizo que cuando regresé ya habiera comenzado el debate a cinco, el gran debate anunciado hasta la nausea, como si los españoles y españolas no supiéramos que apenas sirve, por mucho que nos digan, para mover el voto.
La libertad de expresión no es una manta que debajo de ella se pueda poner todo, ni una panacea que cure la vergüenza.
Leo en la enésima encuesta de esta semana (y estamos a martes) que los beneficiados a nivel nacional de la crisis catalana son PP y VOX, es decir, lo que está a la derecha y más allá. ¡Vaya sorpresa!
Dicen que en el corazón de todo pirómano hay un bombero frustrado. Por eso gustan de provocar los incendios para luego intervenir, aunque sea como civil, en su extinción. También están otros que lo que les gusta, como Nerón, es ver como arde todo.
Esta frase incendiaria, nunca mejor dicho, ha salido de la boca de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, aunque a muchos nos parezca mentira que alguien que ocupa semejante responsabilidad sea tan irresponsable.
Dice Rocío Monasterio, a la sazón portavoz del grupo de VOX en la asamblea de Madrid, que la sentencia del Tribunal Supremo sobre la exhumación del cuerpo del dictador Franco, de su sepultura en el Valle de los caídos, vulnera el derecho que tienen las familias de enterrar a sus difuntos donde quieran.
Es de suponer que nadie, hace unos meses, habría deseado el desenlace que supone la convocatoria de nuevas elecciones generales, pero a la vista de cómo se iban desarrollando las negociaciones entre el PSOE Y UP, del “mal”, el menor.
Depresión aislada en niveles altos, esto es lo que significa estas siglas que dan título al artículo de este mes, y que se refieren al fenómeno atmosférico que nos ha azotado una semana. Para algunos la denominación nos resulta extraña, porque la habíamos conocido tiempo atrás con un nombre más coloquial: gota fría.
Yo me siento sola
tú te sientes solo.
Todos nos sentimos solos alguna vez.
Hojeo los periódicos a golpe de ratón,
paso los ojos por negros titulares
de inexistente tinta negra
que esconden la bola de trileros,
que engañan diciendo que dicen la verdad.
Los poemas no cotizan en Bolsa,
no producen dividendos,
más allá de las emociones en unos pocos
que valoran lo que para muchos no tiene
valor ninguno.
Los príncipes azules
no quieren primeros planos.
Están hechos para ser vistos de lejos,
galopando en sus corceles,
con sus cabellos al viento.