Considere el verbo ser. Sirve para atribuir a alguien una propiedad, como por ejemplo la de ser granadina –“Eva es de Granada”–. Pero también sirve para indicar que algo pertenece a alguien –“Ese coche es de Eva”–, que dos personas en realidad son la misma –“Eva es la profesora de inglés”–, o que dos expresiones significan lo mismo –“‘Calamonazo’ es ‘golpe en la cabeza’”–.