La exigua representación de la mujer sobre las tablas decimonónicas
Algunos historiadores de la Restauración contraponen la década fértil de los años ochenta, época de la configuración política y jurídica del régimen, con la sombría década siguiente, que cierra el XIX español con el desastre de 1898. En los ocho años previos al desastre se suceden cuatro turnos para conservadores y liberales. Hay un ligero predominio conservador, si atendemos a la duración de los gobiernos, pero ambos partidos coinciden en los síntomas de agotamiento y se sienten desbordados por agudos problemas como son el social, el regional y sobre todo el colonial. El problema colonial se hace obsesivo, como se ha podido comprobar en los autores y en los movimientos sociopolíticos y literarios de la época, en especial desde el estallido de la insurrección cubana en febrero de 1895. La vida política se hace fatigosa y las diferencias entre los partidos turnantes apenas si existen en los problemas fundamentales. Los republicanos por su parte, consiguen buenas representaciones en el Congreso y en los ayuntamientos de grandes ciudades, pero no mitigará el malestar social existente, que será el caldo de cultivo de las extralimitaciones que a la sazón tendrán los grupos sociales, como en el estreno de Electra de Galdós o Juan José de Dicenta, que buscaban demostrar la culpabilidad del mal social ante tanta inseguridad e incertidumbre.
- Publicado en La Zurda