Cuadros para una noche de miedo
- Escrito por Elena Muñoz Echeverría
- Publicado en Cultura
Llegadas estas fechas, de una manera u otra celebradas según las latitudes, el paso de octubre a noviembre simboliza la celebración de los espíritus, de los difuntos.
De EEUU, de donde nos llegan modas variopintas que suelen relegar nuestras costumbres, hace ya tiempo que desembarcó la festividad de Halloween, celebrada el 31 de octubre, con su jolgorio, disfraces, trucos y tratos.
Pero en España, sin tanto divertimento, también tenemos nuestras costumbres gastronómicas, buñuelos y huesos de santo, y de historias de miedo. Baste recordar esos relatos de los románticos del siglo XIX, entre los que destacar a G.A. Bécquer y sus leyendas.
Siempre el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, ha querido producir sensaciones y emociones entre las que están, como no podía ser de otra manera, el miedo o el terror. Por eso hemos traído en esta ocasión al comentario algunas obras que, quizá, dependiendo de nuestra sensibilidad, nos puedan poner los pelos de punta, e, incluso, hacer soltar una risilla nerviosa. Monstruos, esqueletos, canibalismo y fobias protagonizan los cuadros que a continuación os presentamos.
El primero es, ni más ni menos, que de Vincent Van Gohg: “Calavera con cigarro”, inspirada, quizá, por los ejercicios de anatomía que llevaba a cabo como estudiante. Pero la maestría del pinto consigue esa mezcla de ironía e inquietud, en la que el personaje principal parece mirarnos. Un buen anuncio, no cabe duda, contra el tabaco.
Seguimos con la obra siguiente sin dejar los osarios. Esta vez es el pintor frances Paul Cezanne el que nos muestra su “Pirámide de calaveras”, una suerte de limitada danza macabra, una vanitas que nos recuerda que, ante la muerte, todos somos iguales.
Sin duda la tercera pintura que presentamos podría ser el cartel publicitario de una película de terror. Quién no se ha espeluznado ante “Saturno devorando a su hijo”, de Francisco de Goya, una obra que formó parte de las pinturas negras de la Quinta del Sordo. La mirada demencial del dios aferrando los despojos de su hijo medio deglutido, ejemplo del canibalismo más terrible, pone los pelos del punta.
Seguimos con “El papá aterrador”, una interpretación que Francis Bacon hizo del cuadro de Goya “Inocencio X”, llevada a cabo de tal manera que la sensación al contemplarla nos lleva a la de una aparición de un alma en pena que clama a gritos por su redención.
Hans Ruidi nos muestra en “El esqueleto de la criatura misteriosa” el mundo de las pesadillas, y su pléyade de figuras aterradoras inspiró al director de cine Ridley Scott para crear su famoso Alien.
Para terminar nuestro desfile de obras una pregunta: ¿sonríen las arañas? En la obra de Odilon Redon, sí. Su “Araña sonriente” nos mira burlona, como si desde la perspectiva en que nos encontramos hubiéramos caído en su tela y fuéramos a ser su próxima víctima, al estilo del increíble hombre menguante.
Se nos quedan ,seguro, muchas en el tintero: de Munch, Dalí, Fussli, etc…, nacidas de la imaginación de maravillosos artistas, capaces de trasladar al lienzo aquellos miedos, angustias, inquietudes que en fechas como en las que estamos encuentran un hueco en tradiciones y celebraciones, pero recordándonos todas que somos mortales.
Elena Muñoz Echeverría
Elena Muñoz Echeverría es licenciada en Historia del Arte, gestora cultural, editora y escritora. Ha ejercido la docencia durante veinticinco años. Desde 2015 a 2019 ha sido vicepresidenta de la Asociación de Escritores de Madrid.
Autora de un blog de éxito MI VIDA EN TACONES
http://mividaentacones59.blogspot.com/
Tiene diez libros entre poesía y narrativa. En 2018 estrenó su primera obra teatral. En la actualidad acaba de publicar su quinta novela, El amante pluscuamperfecto, con Ediciones Ondina.