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La divulgación histórica y su mal uso


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Recientemente leí un artículo de Esther Samper, publicado en «ElDiario.es», en el que daba varias razones por las cuales nunca acudiría a un programa de Iker Jiménez. Este último se ha caracterizado por crear un programa de entretenimiento que en muchos casos es utilizado como divulgativo por algunos televidentes y ahora por los usuarios de redes sociales.

Me interesó mucho el inicio del artículo en el que se planteaban cuestiones como «¿En qué lugares y plataformas deberíamos centrarnos para llevar la ciencia a la gente?», «¿Son válidos todos los lugares?» o «¿Es buena idea participar en actividades con gente que niega la ciencia de forma sistemática o que afirma hechos sin la más mínima prueba como creacionistas, antivacunas, terraplanistas, defensores de los fantasmas?».

Recordé entonces que tres días antes leí un breve artículo de Javier Santamarta publicado en «El Liberal» (no el diario matutino histórico sino uno diferente de carácter digital) tratando la cuestión de la divulgación histórica. Me resultó muy interesante una idea que expuso casi al final: «Por eso es tan importante el rigor para los historiadores (…) Es por eso por lo que es tan importante la labor de historiadores serios y de arqueólogos tan entusiastas como profesionales, para conocer cómo se debe, nuestro pasado».

Me vino a la memoria un hilo de Twitter que comencé hace tiempo en el que el primer tuit mencionaba el pavor que me dio conocer a un profesor de primaria que afirmó, sin ruborizarse, que los romanos no llegaron a tierras vascas. Tras darle argumentos tangibles que demuestran que eso es más un mito que otra cosa indicó: «Bueno, pasaron, pero de pasada». Esa especie de visión imaginaria de aldea gala irreductible a lo Asterix y Obelix está más generalizado entre los vascos de lo que se cree. Fue tras ese encuentro casi mariano cuando me propuse ir publicando todas las sandeces históricas que iba leyendo por diferentes medios. Lo dramático de todo es que aún hoy sigo aumentado ese hilo.

Antes la divulgación histórica se realizaba en los libros, las revistas, la televisión o la radio, los periódicos, pero pasado el tiempo con la llegada de internet se abrió un nuevo abanico de posibilidades. Aunque a estas posibilidades comenzaron a añadírseles todo un conjunto de páginas web en las que informaban de la mentira del holocausto, defendían por el terraplanismo, etc.

Ahora, iniciando nuestra siguiente década del s. XXI, las oportunidades que abre el mundo digital son mayores. Las redes sociales (Twitter, Youtube, Twitch, Tik Tok, Instagram) están ayudando a la creación de canales de divulgación histórica, pero como en botica: hay de todo.

Dentro de esa divulgación hay un canal de televisión que es la estrella: History Channel. Sí, ese canal divulgativo que lo mismo te hace un documental serio sobre la II Guerra Mundial como después un documental sobre la posibilidad de que las pirámides fuesen construidas por extraterrestres. Aunque sobre ello deberíamos hablar en otra ocasión.

En cuanto a las cuentas de divulgación hay bastantes con muchos seguidores que han dicho cosas del tipo: «Cristóbal Colón llevó a América (…) la imprenta, el derecho, la arquitectura, el urbanismo, el humanismo, la ciencia, la medicina y la tecnología». También hay canales más pequeños. En un canal de divulgación ves un vídeo cuyo título es «¿Existía el Estado de Bienestar en la Antigua Roma?» y en el que se hacían auténticas cabriolas para tratar de encontrar similitudes entre los que nosotros conocemos y entendemos como Estado de Bienestar y las políticas económicas llevadas a cabo en la Antigua Roma. Sobre esta cuestión también se hizo viral un vídeo en del catedrático de Economía Política, vinculado al Partido Libertario, llamado Jesús Huerta de Soto que afirmaba en su clase de la universidad cosas como que el socialismo acabó con el Imperio romano: «¿A qué se debe la caída del Imperio romano? La versión oficial que hemos escuchado o hemos leído, hemos estudiado en los libros del colegio, en el instituto es por culpa de los barbaros. Pero no es así, lo barbaros de siempre venían presionando al Imperio (…) ¿Qué es lo que le pasó al Imperio romano? Básicamente el Imperio romano se derrumba como consecuencia del socialismo. Es el Estado de Bienestar el que acaba con el Imperio romano». El presentismo, uno de los amigos preferidos de muchos de estos supuestos divulgadores.

Podemos toparnos al director del Centro del Profesorado de Málaga y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación sin experiencia en la docencia obligatoria, ni en Historia o cuestiones como el TDAH, lanzar un tuit sobre una supuesta conversación que tuvo con un niño al que dijo: «En realidad TDAH significa que eres un cazador (…) Pero no de esos que van con una escopeta matando por diversión. Eres un cazador prehistórico».

Toda una asociación constituida a base de dinero público como Institut Nova Historia de Catalunya afirma cosas tan demenciales como que Colón no salió de Palos de la Frontera sino de Pals porque no era genovés sino catalán. Aunque para cambios de lugar de nacimiento los de Cervantes o Americo Vespuccio, también San Ignacio de Loyola, la propia Santa Teresa de Jesús dejó de ser de Ávila para nacer en Barcelona o la familia de la modelo italiana Lisa Gherardini más conocida por el nombre de Mona Lisa o Gioconda. Todos catalanes y nosotros sin saberlo. En este Institut han llegado a afirmar que Cataluña ya funcionaba como tal desde hace 2700 años, que Tortosa es la Tartessos de la Antigüedad que fue capital de esa «proto Catalunya», que en el s. XI Cataluña ya estaban constituyendo «una Sociedad de Naciones» o que Roma no fue nada hasta que entraron en ella los catalanes.

En el espectro político encontramos ejemplos como el de hace pocos días de Isabel Franco, diputada de Podemos: «En Al Andalus convivían tres culturas: la musulmana, la judía y la cristiana. Fue la monarquía hispánica la que provocó una enorme invasión, eso sí fue una invasión, genocidio y ocultación».

Suele ser una cuestión común en Podemos Andalucía lo de publicar mensajes relacionados con Al Andalus desde un punto de vista bastante reduccionista y simplista como el hecho por Teresa Rodríguez al afirmar que reivindican «el Califato Omeya por encima de los racistas Reyes Católicos». La respuesta de Esperanza Aguirre llegó al mismo nivel reduccionista: «El califato omeya fue una de las más crueles y sanguinarios organizaciones políticas que ha habido en España. Cuando perdieron la batalla Simancas Abderramán III crucificó a los generales de su Ejército en Córdoba».

Yéndonos más atrás en el tiempo, una diputada del PSOE dirigiéndose a VOX resolvió su réplica con un «Señorías de VOX, ¿no les parece que ya es el momento de ser un poquito más sapiens y un poquito menos erectus?». ¿Qué habrán hecho los pobres Homo Erectus para que los vilipendiemos de esta manera?

El uso que se hace de la Historia entre los políticos genera cierta desolación. Todo hay que decirlo.

Sin embargo, si hay un partido político que se ha caracterizado por sus campañas de divulgación histórica manipulada es VOX. Hay ejemplos múltiples sobre como esta formación ha hecho todo lo posible por adaptar la Historia de España a su discurso. Si bien mucho de su mensaje no es nuevo pues obedece a una divulgación ya existente durante la dictadura franquista e incluso anterior a ella en la que se elevaron a verdad falsas ideas sobre diferentes personajes históricos (El Cid, Pelayo, los Reyes Católicos) o sucesos (Reconquista, conquista de América), estos se han encargado de desempolvarlos y convertirlos en mantra casi diario.

Uno de los más conocidos es el supuesto brindis de los Tercios de Flandes que Ortega Smith comenzó a recitar con una copa en la mano y toda esa épica que le pone al hacerlo. Ni de los Tercios, ni del supuesto capitán Don Diego de Acuña, sino de una obra de teatro de Eduardo Marquina. Escribió sobre esto el redactor en la sección de Historia en el ABC, César Cervera.

Otra de esas falsedades históricas emitidas por Ortega Smith también es el que sostiene la implicación de las «13 rosas». No hablemos de la visión que lanzan sobre la Reconquista, Pelayo y El Cid, la toma de Granada, etc.

Hablando de los Tercios, llegué a leer a alguien que adjuntaba un artículo del diario «ElNacional.cat»: «La furia española incluyó violaciones robos y asesinatos a gran escala y fueron de una gravedad inusual como rememorar las cámaras de gas». Mientras unos se enfundan en una falsedad histórica para justificar su españolidad y perpetuar sus mitos patrios, otros equiparando los Tercios con el Holocausto.

Pero volviendo al alt right español, cuidado con criticar sus fantasías históricas que hay toda una legión de supuestos licenciados o doctorados en Historia, con nombre de secretario real o de monarca aragonés, otorgando títulos de «Negrolegendario». Hay que decir que rodeando a estos personajes los hay que afirman que Hitler era socialista. Así que uno puede esperar cualquier cosa.

De todos modos, si en el ámbito político hay una falsificación histórica recurrente cada cierto tiempo es la que afirma que los socialistas votaron en contra del sufragio femenino en 1931. Polémica, por cierto, a la que he dedicado varios artículos a ello en este mismo periódico. Lo tiene todo: mentira, presentismo, piruetas y adjudicación del éxito de la votación por parte de partidos políticos que ni existían en aquel momento (PP, Ciudadanos y VOX). Principalmente ha sido la formación de Arrimadas la que ha querido adjudicarse aquella victoria para las mujeres y para ellos no han dudado en hacer afirmaciones tan falsas.

Dentro del mundo político hay versos sueltos como Sergio Sayas: «Presidenta Ayuso conviene informarse o al menos pensar antes de hablar punto Navarra Reino propio durante 1000 años y fundador de España tiene una identidad que up en fomenta desde la lealtad a España». Intentaba dar un zasca a Ayuso al afirmar esta que había muchos políticos paletos que se habían dedicado a crear identidades allí donde no existían como en Navarra, Baleares, etc. A Sayas se le fue la mano con los años.

En el periodismo tropezamos con barbaridades como las de Patricia Dzik respondiendo a un tuit de Pablo Iglesias celebrando el 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz por parte del ejército soviético: «Las tropas soviéticas? Primera noticia del siglo 21. Ahora fue Staline el gran liberador pero que me estas contando Pablo».

Españolas también hay, como Isabel Rábago y su foto en la sala de los tronos de los Reyes Católicos con el siguiente texto: «Hay quién celebra el comunismo que mató a millones de personas. Yo celebro el nacimiento de la Reina más liberal y feminista que hemos tenido: Isabel». Mis favoritas, sin embargo, suelen ser las perlas de Alfonso Ussía quien en un tuit de principios del año pasado escribió: «Franco creó la Seguridad Social. Lo escribo hoy porque mañana puede ser delito».

También tenemos a Rosa Montero y su teoría sobre la creación del euskera en un laboratorio. Aunque la periodista que se inventó un hijo llamado Miguel, nacido de una relación entre una hija de Boabdil y Fernando el Católico, se lleva la palma. Lo cierto es que ni siquiera ella creó la historia porque la fusiló de un blog de internet.

Dentro del mundo de las tertulias podemos encontrar afirmaciones tales como las de Moisés Martín: «La Edad Media no es una época histórica. Es un estado mental. Se está extendiendo. Es peligroso. Es un efecto secundario de la pandemia. Donde entra la de la razón surge el oscurantismo y la irracionalidad».

Lo cierto es que las opiniones que se vierten sobre la Edad Media nos traen de cabeza a muchos historiadores pues no pasan de unos tópicos históricos divulgados durante años. Hasta cuentas de Twitter como Materia Ciencia (web sobre noticias relacionadas con la ciencia, tecnología y la salud), con más de 800.000 seguidores, escribió: «Descartes protagonizó una de las grandes revoluciones matemáticas de la historia, renovando la geometría. Tras el frenazo intelectual de la Edad Media, el renacimiento matemático llegó a Europa en el siglo XVII».

El propio Álvaro de Marichalar colabora en todo este despropósito con un «El 14 de abril de 1931 se impuso por la fuerza de un golpe de Estado de la izquierda una República ilegal, ilegítima y criminal que arruinó a España y provocó la guerra entre españoles». ¿Qué podemos esperar entonces de la Historia que divulgan determinadas personas?

Debo decir que lo peor de la divulgación histórica es la fiebre del clickbite. Este término, podríamos traducirlo al castellano como «ciberanzuelo». Se usa para describir a los contenidos en Internet que tienen como misión generar ingresos publicitarios utilizando titulares para atraer el mayor número de clics posibles. En el marco de esta táctica de diferentes medios o cuentas de divulgación recuerdo un titular de «El Confidencial»: «Masacre en Iberia: todos los españoles fueron exterminados hace 4500 años». Dentro de poco alguien afirmará que ya éramos españoles en Altamira.

Es imposible negar que todo esto termina llegando a muchas personas. Algunas llegarán a creer firmemente en toda esa información. Por ese motivo, no me extrañó nada que uno de los participantes de la academia de Operación Triunfo llegase a afirmar: «Eso que estamos haciendo aquí, en esta academia, le da mil vueltas a cualquier conservatorio». Aún menos después de haber visto a una participante de una conferencia dada por Javier Sierra decir: «Una charla de Javier Sierra equivale a todo un cuatrimestre de clases de Historia… o más».

Cierto es que ser poseedor de la licenciatura en Historia no garantiza que tu divulgación sea buena o correcta. Aunque sea otro debate, sí convendría explicar que la formación en una determinada praxis si puede ayudar a tratar de poder hacer las cosas bien. Aunque como he dicho antes no lo garantice. Lo digo por no leer argumentos como el siguiente para defender a una conocida Academia de Youtube de las críticas recibidas en alguna de sus incursiones en la divulgación histórica: «Como les jode que alguien exterior al gremio les esté quitando las castañas». Pero esto será debate de otro día.

Profesor de Historia en Secundaria. Autor de "Tomás Meabe: escritos políticos" (2013) y "Un siglo de Juventudes Socialistas de Euskadi" (2019).

Licenciado en Historia por la Universidad de Deusto. DEA en Relaciones Internacionales por la UPV-EHU con tesina “Relaciones UE-China: un futuro por delante”. Postgraduado en “Organización jurídica, económica y política de la R.P. China y Taiwán” por la Universidad de Alcalá de Henarés.