Hoy vota Cataluña
- Escrito por La redacción
- Publicado en Edició Catalunya
“Gran día para Cataluña. En posesión del Estatuto, por el que con tanto ahínco ha luchado la mayoría de la población, Cataluña se dispone a elegir su primer Parlamento, que tendrá carácter, como es sabido, de asamblea constituyente. La batalla es enconada. Pródiga en violencias y diatribas. Y si las elecciones generales últimas tuvieron trascendencia porque la fracción catalana había de influir decididamente con sus cuarenta y tantos diputados en las Cortes españolas, la consulta popular de hoy tiene importancia pareja, ya que de ella ha de salir el Parlamento catalán, cuya esencial misión estriba en la implantación del Estatuto. Están presentes en la lucha partidos diversos, algunos enemigos de la autonomía, no porque sean partidarios del centralismo, sino porque el régimen autonómico dibujado en el Estatuto se les antoja excesivamente desvaído. En la opinión de esos partidos, el botín es insignificante. Querían otro Estatuto. No sabemos cuál, pero otro más radical, que contuviera una autonomía más amplia. Son las organizaciones catalanistas reaccionarias, cuyos hombres hicieron de las reivindicaciones históricas de Cataluña un instrumento de ascensión personal en el Estado monárquico. Burlaron a Cataluña y, al propio tiempo, conspiraron desde el Poder contra el pueblo español. Los votos de esos partidos, especialmente de la «Lliga» saldrán de los clericales, la plutocracia fascista y el viejo caciquismo. Es decir, sufragios procedentes de los temperamentos imperialistas que son los centralistas por antonomasia. Se nos presenta ocasión, por otra parte, de ver cómo se distribuyen las fuerzas políticas en Cataluña. La medida de la «reacción pura» la dará el volumen de adhesiones que obtenga el partido de Cambó. En general, la profecía discierne a la «Esquerra» el mayor número de votos, aunque su triunfo no reunirá los 112.000 sufragios que consiguió el año pasado. La «Esquerra» va a resentirse de la abstención de los anarcosindicalistas como ningún otro partido. Claro está que Ja inhibición de parte del proletariado no alcanzará las proporciones que le clan los elementos y la prensa de la C. N. T. Acaso suceda lo que ha sucedido con la huelga de la industria textil: que así como no se ha producido la huelga, tampoco se produzca la abstención. Es del dominio público que la C. N. T. ha perdido el control que tuvo en otro tiempo sobre la clase obrera catalana. Sin embargo, sería arbitrario suponer que los anarcosindicalistas van a llegar, al igual que el año último. casi en bloque, a las urnas. Habrá inhibiciones que serán votos a restar de los 2.000 que recibió la «Esquerra» en las elecciones pasadas.
Con todo, el triunfo de la «Esquerra» se tiene por seguro. Hay quien afirma—y el juicio parece desinteresado—que las posibilidades de victoria de la «Esquerra» han aumentado en un par de días de manera sorprendente. Supuesto el triunfo de la «Esquerra», el interés reside en conocer con qué fuerza cuentan las derechas. Concretamente: la «Lliga». La «Lliga», en el fondo, es una organización monárquica. Su hombre, (…) Cambó, nos dijo ya, con aquel rasgo de fe en la monarquía, que para él ésta es siempre preferible a la República. El enemigo, pues, está, más que en ningún otro partido, en la «Lliga».
Y si la «Lliga», o sea la «reacción (pura», logra, proporcionalmente, una fuerza mayor que la que en realidad le pertenece, será gracias—los de la «Lliga» se las darán—a las abstenciones proletarias. De consiguiente, los anarcosindicalistas que se inhiban en esta contienda ayudarán inconscientemente a la «Lliga», que presentará una votación—la suya—frente á las izquierdas, a las cuales faltarán sufragios que, en buena lógica, les corresponden. Pero, según decimos antes, prevemos que fracasará la consigna de la C. N. T. en una considerable dimensión.
En nuestro último artículo nos mostramos optimistas en cuanto a la tarea que la política catalana impone a nuestro Partido. Hay en Cataluña un importante sector de opinión obrera que simpatiza con el Socialismo, sobre todo con las líneas tácticas del Partido Socialista Obrero Español. Esa simpatía irá en aumento a medida que pase tiempo. Periódico tan distanciado de nosotros como «El Diluvio» ha informado a sus lectores de la cariñosa acogida popular de que han sido objeto en cuantas ciudades han visitado los diputados socialistas encargados de la propaganda electoral. En muchos sitios, la acogida ha sido un clamoroso homenaje a la táctica de nuestro Partido. Los locales, abarrotados de público. Las ovaciones a los oradores socialistas, estruendosas, han testimoniado una adhesión inequívoca a nuestras ideas y a nuestros hombres. Sin apenas esfuerzo, el Socialismo, el Partido Socialista, se abre paso franco en Cataluña. Lo han dicho las informaciones de «El Diluvio», periódico desafecto a nosotros, que no ha tenido más remedio—aunque, en último análisis, tengamos que agradecérselo—que propalar a los cuatro vientos cómo acoge la masa obrera de Cataluña a los representantes del único partido proletario solvente que existe hoy en España.
Hoy vota Cataluña. De estas elecciones no sólo está pendiente la atención de España. En el extranjero se esperan con curiosidad e interés los resultados. Para nosotros, es una experiencia histórica que sitúa a Cataluña en un nuevo plano político y hace de esa región el primer gran fruto tangible de la República española.”
(El Socialista, número 7423 de 20 de noviembre de 1932).
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